Los adolescentes necesitan que los adultos confíen en ellos. No exigirles nada supone privarles de una confianza vital para su crecimiento. Son muchos los adolescentes responsables. La cuestión está en cómo se les trate y cómo nos responden.
La adolescencia siempre se analiza bajo una perspectiva problemática. Hasta validar la idea de que no se le puede exigir nada a un adolescente debido a su crisis de edad. “Está en época de crisis, ya pasará”, un diagnóstico que cae sobre el adolescente y a los padres los limita a tener paciencia. Sin embargo, ¿reconocer su situación significa no hacer nada? No, significa empezar a ayudar al adolescente a extraer esa fuerza interior, ese impulso vital que reside en él, resumiendo, hacer surgir el adulto que lleva dentro.
El adolescente debe asumir sus responsabilidades
“Nuestras sociedades son muy infantiles en sí mismas, nos hacen rendir pocas cuentas de nuestras responsabilidades”, analiza el psiquiatra Didieux Pleux, autor de De l’enfant roi à l’enfant tyran [“Del niño rey al niño tirano”].
Sin embargo, los adolescentes necesitan que tengamos confianza en ellos. No exigirles nada es decirles que nos hemos cruzado de brazos, perdido la confianza que necesitan para crecer. “¿Pierre? Es inútil pedirle que haga algo en casa”, concluye Anne, madre de cuatro hijos. Pierre es el segundo hijo, el primer varón, y sus hermanos y hermanas han adquirido la costumbre de no pedirle que participe de las responsabilidades familiares. ¿La adolescencia de Pierre? Una exención de responsabilidades.
Por querer protegerles mucho, los mantenemos en una irresponsabilidad de larga duración. Crisis de la adolescencia, crisis de los cuarenta renombrada como “crisis de mediana edad” (con la extensión de la esperanza de vida, llega más tarde)…
De crisis en crisis, el ser humano moderno ve que se le concede un permiso para salirse del camino a bajo coste y una rebaja excepcional de responsabilidad que se vuelve contra él.Va siendo hora de reconocer a nuestros hijos el derecho a ser responsables, es decir, a responder de sus propios actos.
Para ser plenamente hijos, plenamente alumnos, plenamente hermanos, los adolescentes deben asumir sus responsabilidades. Como el padre de familia ante su esposa o la madre ante sus hijos.
Responsables según su edad
La cuestión estaría entonces en concederle una responsabilidad ajustada a su edad. En lo infinitamente pequeño de las responsabilidades cotidianas, construyen una confianza en sí mismos y en los demás.
Es la experiencia que vive la hermana mayor que sostiene la frágil mano de su hermanita camino del colegio, o del que acude a comprar para preparar la merienda del día siguiente a todos sus hermanos…
Privarles de eso supone retirarles una confianza vital para su crecimiento. “Eres responsable para siempre de lo que has domesticado”, dice El principito. Hacerles rendir cuentas de sus acciones a quienes hemos domesticado: siguiendo a sus padres, se convertirán en hombre y mujer. Depende de nosotros confiar en ellos.
Anne Gavini, Edifa
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