En lugar de desalentar, las fotos del fusilamiento del padre Miguel Pro en la Guerra Cristera mexicana dieron más fuerza a otros mártires
La «Guerra Cristera» fue la reacción de los católicos mexicanos a principios del siglo XX a la brutal persecución anticatólica perpetrada por el gobierno “revolucionario” y ateo del país.
Entre los grandes testimonios de fe de esa época de martirio es particularmente conocido el del sacerdote jesuita Miguel Agustín Pro; fue fusilado sin proceso, sólo por su fe católica.
Además de asesinarle, el Gobierno quería garantizar que la ejecución le humillase y sirviera para desalentar y asustar a los católicos. Y no esperaba que el resultado acabara siendo justo al contrario:
“De los mártires de esos días, ninguno llamó tanto la atención del público en México y en el resto del mundo como el jesuita Miguel Agustín Pro. Pro fue fusilado por un pelotón ante las cámaras de los periodistas que el Gobierno había llevado al lugar para grabar lo que esperaba sería el espectáculo impactante de un sacerdote que imploraba misericordia.
Fue uno de los primeros intentos modernos de usar los medios para manipular a la opinión pública con propósitos antirreligiosos. Pero en vez de vacilar, el padre Pro demostró gran dignidad, pidiendo sólo permiso para rezar antes de morir.
Tras unos minutos de oración se alzó, extendió los brazos formando una cruz – una tradicional postura de oración mexicana –; y con voz firme, con un tono ni de desafío ni desesperado, pronunció de manera impactante palabras que desde entonces se hicieron famosas: ‘¡Viva Cristo Rey!’.
Lejos de ser un triunfo de la propaganda para el Gobierno, las fotografías de la ejecución de Pro se convirtieron en objeto de devoción católica en México y de vergüenza para el Gobierno en todo el mundo. Algunos funcionarios intentaron bloquear su circulación, declarando la simple posesión de esas fotografías un acto de traición, pero no tuvieron éxito” (The Catholic Martyrs of The Twentieth Century, Robert Royal, pp. 17-18).
Poco tiempo antes de su arresto, el ingeniero Jorge Núñez Prida, amigo suyo, le había preguntado qué haría si le condenaran a muerte. Padre Pro respondió que haría tres cosas:
- en primer lugar, se arrodillaría en acto de contrición;
- en segundo lugar, extendería los brazos formando una cruz en el momento de su muerte;
- y en tercer lugar, gritaría “¡Viva Cristo Rey!”.
E hizo las tres cosas.
Aleteia
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