Janey Harris tenía poco más de 25 años y una hija de cuatro cuando supo que estaba embarazada.
“Fue difícil, porque además estaba viviendo con mi familia”, explicó a 13HRCG, pero desde el principio se mostró firme en cuanto a su embarazo.
“Sabía que de una forma u otra era mi responsabilidad cuidar a los bebés, y siendo una persona obstinada y de voluntad fuerte, sabía que encontraría todos los medios para salir adelante”.
Y empezó a buscarlos. Por internet conoció una organización que ofrecía ayuda a madres embarazadas de forma inesperada y a sus hijos en los primeros meses de vida para salir adelante, St. Raymonds Society.
Las madres, explica Jane Dalton, directora de la organización, deben estar dispuestas a ingresar durante al menos un año. “Es un gran sacrificio, también para nosotros”, explica Dalton, cuya residencia ofrece a las madres un plan de formación de vida, académica y laboral durante el tiempo que permanecen internas.
Una innovadora propuesta que, además de informar, enseña y ayuda
Allí, Janey se encontró con una innovadora propuesta para enfocar su embarazo.
Más allá del clásico asesoramiento que muestra a las madres las opciones disponibles, St. Raymond´s Society ofrece programas de “coaching” centrados en las mujeres, analizando de forma pormenorizada no solo las opciones respecto a su embarazo, sino a toda su vida, al mismo tiempo que reciben formación para poder desarrollar esas opciones.
Durante todo el tiempo que lleva dirigiendo la organización, Dalton nunca ha encontrado mujeres que realmente quisieran abortar. “Solo querían salir de la situación en la que se encuentran, y no conocen otra opción salvo el aborto, que parece rápido y fácil para ellas”.
Janey estaba en ese punto, luchando por mantener su decisión, cuando antes de poder ir a St. Raymonds a una cita de ecografía tuvo que acudir de inmediato a urgencias ante una grave complicación de su embarazo.
La sorpresa e incertidumbre fue mayor para la joven de Missouri cuando le dijeron que su embarazo era de trillizos y casi de la noche a la mañana pasaría a tener cuatro hijos a su cargo.
Una ecografía en directo y comentada por el doctor Christopher Baldwin -uno de los médicos que siguieron el embarazo- de los trillizos de Janey Harris.
“El técnico y la enfermera estaban enormemente emocionados de ver trillizos, pero yo no podía dejar de llorar. Trataron de hablar conmigo pero todo en lo que podía pensar era como mi vida se iba derrumbando sin ningún tipo de frenos”, confesó.
Dalton, que ya había contactado con Harris, le ofreció alojamiento de inmediato. “Este era uno de esos casos realmente críticos. Tener trillizos es algo difícil para cualquier mujer”, confesó. Más en la situación de la joven, sin hogar y paralizada por el miedo.
Nacieron a las 28 semanas: ninguno pesó más de kilo y medio
Los trillizos nacieron por cesárea el 30 de junio de 2017, con solo 28 semanas de gestación. Las gemelas Taytum Raye y Arabella Skye pesaban un kilo cada una, poco menos que el tercero de los recién nacidos, Xander Blayne.
Janey Harris con uno de sus trillizos recién nacidos, que llevaron a sus padres a pelear valientemente por la vida cuando todo parecía perdido y sin solución.
Este último permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos casi tres meses, hasta que fue dado de alta el 15 de septiembre, y sus dos hermanas se unieron a la familia a lo largo de las dos semanas siguientes.
St Raymond´s acogió a Janey y sus cuatro hijos. “Preparamos voluntarios para venir y ayudar a Janey en este momento difícil”, dijo el director ejecutivo del centro, Joe Dalton, a Pregnancy Help News. “Su hija mayor ahora tiene 5 años . Tenemos voluntarios que vienen para ayudar a cuidar a los bebés, cambiar pañales y cualquier ayuda que necesiten”.
Dustin, el padre de los trillizos, se mostró igualmente decidido que Janey para seguir adelante, estuvo presente en el nacimiento de sus hijos y aprendió junto a los voluntarios del centro a cuidar a los bebés.
“Es un joven fuerte”, y enfrentó “una situación que hubiera hecho huir a la mayoría de los jóvenes de su edad. Él se mantuvo firme y comprometido con Janey y sus hijos”, dijo Dalton.
Xander, el mayor de los trillizos de Janey y Dustin, crece feliz con su familia.
“Los trillizos, mi hija mayor y yo estaríamos perdidos si no fuera por el Centro de Recursos para el Embarazo de Rolla y los otros grupos que trabajan junto a ellos para ayudar a quienes se encuentran en una situación como la mía”, dijo Janey.
Para Dalton, el caso de Janey, como el de tantas otras mujeres que ha atendido, ha resultado exitoso por la ayuda que se puede ofrecer a las madres embarazadas en situaciones difíciles desde la coordinación y organización. “Esto es una comunidad”, dijo Dalton, “y cuando tienes una comunidad que se une y organizaciones que trabajan tan estrechamente juntas, los padres y madres pueden verse beneficiados”.
ReL
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