La hermana Verónica María lleva años acompañando a mujeres,
muchas heridas por la sociedad
Sor Verónica María (a la derecha) profesó los votos perpetuos en 2007.
Antes de ser monja fue enfermera durante más de seis años en la Fuerza Aérea de EEUU
Sor Verónica María (Veronica Mary en inglés) es una religiosa que pertenece a la joven pero activa y pujante comunidad de las Hermanas de la Vida (Sisters of Life), que tienen un carisma muy especial de atención a mujeres embarazadas sin recursos o que en el pasado han aborto. A su vez son muy activas en la pastoral juvenil y en la lucha provida.
Esta religiosa estadounidense ingresó en esta comunidad en 1999 e hizo sus votos perpetuos en 2007. Antes de su llamada a la vida religiosa ejerció durante más de seis años como enfermera en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Ahora, su apostolado más concreto en las Sisters of Life es el de Misión de Esperanza y Sanación, un acercamiento a las mujeres que sufren después de haber abortado.
“Creemos que cada persona está hecha a imagen y semejanza de Dios, es buena, única, valiosa e insustituible. Con la venida de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Dios ha revelado su gran amor por nosotros, quiere compartir su vida con nosotros y, por lo tanto, nos confiere a cada uno una gran dignidad: la dignidad de ser hijos e hijas de Dios… Damos nuestra vida –– en amor –– cada día, dentro de la Comunidad, para proclamar esta verdad con alegría, en palabra, acción y con nuestras oraciones”, explica la hermana Verónica en una entrevista con The Young Catholic Woman.
Pese a ser monja, tanto sor Verónica como sus hermanas, tienen un conocimiento profundo de la maternidad. No sólo de la espiritual, que ejercen en sus funciones como religiosas, sino también en la física, tras muchos años acompañando, ayudando y sosteniendo a mujeres que han sido madres, algunas de ellas habiendo abortado.
Una monja de Sisters of Life durmiendo a un niño durante un congreso de FOCUS, evangelización universitaria
En estos casos en los que se ha abortado también ha aprendido sobre la maternidad, “más que cualquier cosa que pudiera leer en un libro”. Según explica, “el dolor de una mujer que ha sufrido un aborto (el dolor del aborto espontáneo también es muy real, pero diferente) es tan profundo como el alma y puede ser bastante desgarrador. Atraviesa el corazón de una mujer. El complicado dolor que presenciamos y recibimos nos dice que, en algunos aspectos, esta mujer ha perdido una parte preciosa de sí misma… diferente a cualquier pérdida. Es una madre en luto, añorando a su hijo perdido. Una vez que una mujer está embarazada es madre. Y esa verdad se queda con ella siempre”.
Para esta religiosa, la maternidad es en realidad “la obra maestra de Dios” y que por mucho que pueda aportar la ciencia “sigue siendo el último misterio y milagro”. En su opinión, “una mujer está hecha para sostener a otro ser humano dentro de sí misma”, pues su cuerpo “está diseñado para nutrir a otro y, a través de una vasta cascada de respuestas físicas perfectamente ordenadas tras la concepción de un niño en su útero, ella cambia. Su cuerpo está diseñado para expandirse, nutrir y proteger a su hijo”.
Siguiendo con esta explicación, sor Verónica insiste en que “es mucho más que una transformación física: toca todos los aspectos de una mujer. Ella sintoniza y está íntimamente conectada con otro, su hijo, en este vínculo profundamente único de amor maternal. Fue Edith Stein (Santa Teresa Benedicta de la Cruz) quien dijo: ‘el amor maternal cambiará el mundo’”.
Estas monjas viven en comunidades insertadas completamente en la sociedad. De hecho, las Sisters of Life nacieron en Nueva York en 1991. No sólo conocen los peligros reales a los que se enfrentan los cristianos hoy sino que en buena parte estas mismas monjas deben vivir en este mismo ambiente.
Un grupo de Sisters of Life en una marcha provida
Por ello, esta religiosa anima a no desanimarse. Recuerda que “Dios sabe bien a lo que nos enfrentamos hoy y cuáles son las presiones culturales”, pero insiste: “nunca estamos solos”.
La cultura moderna es hostil a la maternidad, o por lo menos, no la favorece en absoluto. Según su experiencia tras tantos años acompañando a mujeres, esta monja asegura que a día de hoy “las madres son heroínas… y las parejas casadas que intentan criar hijos en la cultural actual son los héroes de hoy”.
“En las generaciones de un pasado no muy lejano las madres y las familias vivían cerca de sus familias o de vecinos que cuidaban a sus propios hijos. Esto significaba que había más sentido de solidaridad y apoyo. Esto ya no es tan cierto ahora, ya que las familias son generalmente más pequeñas y están más distanciadas”.
Además, pone el foco en un asunto capital en este asunto: “en esta cultura que cambia rápidamente, también veo a madres enfrentándose a dilemas culturales en muchos frentes: cómo la educación secular desafía casi todas las creencias morales y éticas deconstruyendo las estructuras básicas de la sociedad, las presiones para conformarse, el juego de la 'comparación' (que puede ser mortal ), la incapacidad para proteger a sus hijos de las influencias de los medios de comunicación, tiempo en familia compitiendo con actividades extracurriculares, sin mencionar las expectativas sociales de lo que constituye 'la mujer moderna', etc. Me imagino que las madres deben tener que 'elegir sus batallas'. Muchos otros factores, como que los padres que envejecen viven más tiempo y necesitan cuidados y los efectos de la cultura en el bienestar de sus propios hijos, pueden dejar a las mujeres que están criando a sus hijos al límite”.
Una vez analizado el contexto de cómo se encuentra la maternidad hoy esta religiosa señala que “las mujeres están hechas para relacionarse. Muchas, si no la mayoría, necesitan apoyo y buenas amistades –confidentes de confianza con quienes abrir sus corazones, sus luchas diarias, ser escuchadas… para saber que otras tienen las mismas luchas y desafíos, preocupaciones e inquietudes. ¡Qué útil puede ser esto!”.
Por otro lado, sor Verónica María cree que es necesario que las mujeres tengan “modelos maternos” a los que mirar y de los que aprender. “Si habéis sido bendecidas con buenas madres que os enseñaron y modelaron bien… ¡qué regalo! Para aquellas que están en busca de esa mujer hay formas de encontrarla. Puede que conozcas a alguien cuyo corazón maternal te atraiga, alguien que brinda un lugar donde descansar en su compañía…”.
Esta religiosa también pone, como no, a la Virgen como una mujer a la que “todos podemos mirar, rezar y hablar”. “¡Cuánto consuelo, sabiduría y amor comparte con nosotros cuando nos acercamos a ella! Puede que te lleve algo de tiempo conocerla, pero te recomiendo que empieces la conversación”, asegura.
La vida de mujeres santas, madres que tuvieron hijos, pueden enseñar mucho sobre la maternidad. Por ello, también considera útil leer sobre ellas o crear un grupo de estudio para mujeres donde se hable de esta vocación. “Reunirse y estar con otras mujeres con quienes compartir puede construir grandes amistades, mientras se apoyan mutuamente en su fe”, añade Verónica María.
Por otro lado, la oración es “fundamental”, agrega esta monja, por lo que considera que los grupos de oración o el rezo del Rosario “pueden ser una parte importante para fortalecer a una mujer en su vocación y los problemas a los que se enfrenta”. Y a esto ayuda la oración contemplativa, aunque sea 15 minutos diarios, o si se puede, un retiro de un día o fin de semana. “Esto ayuda a una mujer a ganar perspectiva y encontrar una fuerza renovada y un rejuvenecimiento”, añade.
Por último, también es importante mantener “un uso disciplinado de los medios de comunicación en general, y de las redes sociales en particular, para no agregar más presión indebida a una vida ya ocupada o agobiada”.
Javier Lozano / ReL
Vea también Pidamos al Señor crucificado nos rescate de la pornografía a nosotros y a las generaciones futuras
No hay comentarios:
Publicar un comentario