jueves, 15 de octubre de 2020

Evangelio del día

 

ChristianArt 
 
Lucas 11, 47-54 Fiesta de Santa Teresa de Ávila
 
 
La celda de Santa Teresa de Ávila, Convento Carmelita de la Encarnación, Ávila © Christian Art

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos y doctores de la ley: “¡Ay de ustedes, que les construyen sepulcros a los profetas que los padres de ustedes asesinaron! Con eso dan a entender que están de acuerdo con lo que sus padres hicieron, pues ellos los mataron y ustedes les construyen el sepulcro. Por eso dijo la sabiduría de Dios: Yo les mandaré profetas y apóstoles, y los matarán y los perseguirán, para que así se le pida cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas que ha sido derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que fue asesinado entre el atrio y el altar. Sí, se lo repito: a esta generación se le pedirán cuentas. ¡Ay de ustedes, doctores de la ley, porque han guardado la llave de la puerta del saber! Ustedes no han entrado, y a los que iban a entrar les han cerrado el paso’’. Luego que Jesús salió de allí, los escribas y fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente con muchas preguntas y a ponerle trampas para ver si podían acusarlo con alguna de sus propias palabras

Comentario


Bulle

San Gregorio de Narek (c. 944-c. 1010)
monje y poeta armenio
El Libro de oración, No. 77; SC 78, p. 414


Los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a acosarlo terriblemente y a proponerle muchas cuestiones, tendiéndole trampas."

Con un temblor lleno de alegría, deseo decir algo sobre los sufrimientos que Tú has padecido por mí, Tú que eres el Dios de todos.
Delante del tribunal de Tu criatura,
en una naturaleza como la mía,
Tú no has replicado, oh Tú que das el habla a los hombres;
Tú no has levantado la voz, oh Tú que has creado la lengua;
Tú no has gritado, oh Tú, ante quien tiembla la tierra; (...)
Tú no has increpado a los que Te conducían a los tormentos de la muerte;
Tú no has puesto resistencia cuando te ataron las manos;
y cuando Te abofetearon, Tú no mostraste indignación;
Cuando Te cubrían de salivazos, Tú no proferías injurias;
y cuando Te golpearon, resistías sin desfallecer;
cuando se burlaban de Ti, Tú no montaste en cólera,
y cuando te vapuleaban, Tu rostro se mantenía sereno (Is 50,7). (…)
Lejos de darte un respiro, oh fuente de toda vida,
Te prepararon, para cargártelo, el instrumento de la muerte.
Tú lo recibiste con magnanimidad,
Lo cargaste sobre tus espaldas en silencio,
Lo llevaste con paciencia;
Tú te cargaste, como si fueras un culpable,
el leño del dolor." (EDD)




No hay comentarios:

Publicar un comentario