martes, 4 de noviembre de 2025

Testimonio inquebrantable: “El aborto destruye a la familia”

patricia sandoval

"Ser guardiana de los no nacidos es lo más bonito que se puede hacer en la vida", afirma con convicción Patricia Sandoval

Patricia Sandoval, una estadounidense de origen mexicano, es una laico comprometida con promover el respeto a la vida. Ha tomado muchos caminos equivocados y ha pasado por muchas cosas difíciles. Su familia se desintegró, y ella, que antes era una estudiante ejemplar, se convirtió -por un tiempo- en drogadicta y sin techo. Se dedicó a las prácticas de la nueva era y decidió abortar tres veces.

Tras un encuentro fortuito con una camarera desconocida, volvió a sentir el amor de Dios: "De mis viejas partes comenzaron a brotar pequeños tallos y algunos incluso florecieron". Se convirtió en una ferviente defensora de la vida. En Aleteia hemos publicado nuestras conversaciones con ella. En esta ocasión hablamos sobre el valor de proteger a los no nacidos y la santidad de la vida y la pureza, sobre el precio de esta lucha y sus maravillosos frutos.

patricia sandoval

Aleteia: Después de todo lo que has pasado, ¿cómo educas a tus hijos para que no caigan en errores similares?

Patricia: Para mí, mi vocación familiar es lo primero: cuidar de mis hijos, sobre todo en el sentido de que algún día lleguen al cielo, de que se conviertan en santos, ya que estamos hechos para el cielo. Por eso, por ejemplo, con mis hijas aprendemos sobre la vida de los santos y toda la familia reza junta el rosario todos los días.

Doy mucha importancia a la bendición del padre. Esta antigua y hermosa tradición católica se está olvidando un poco: mi marido nos bendice a mí y a nuestras hijas cada día con la señal de la cruz. Siento que con ello toda la familia obtiene una protección especial. Las niñas aún son pequeñas, pero su fe es muy fuerte.

En paz con el pasado

Hoy en día, ¿estás en paz con tu pasado?

Creo que, después de tres abortos, lo que más me ayudó fue el retiro espiritual. Mientras rezaba, vi a mis tres hijos abortados, que gritaban: "¡Mamá!", vi su compasión, me dijeron que me querían. En ese momento sentí que Dios me había perdonado, que mis hijos también me habían perdonado, que yo misma podía perdonarme.

Antes pensaba que los había matado para siempre con el aborto y había acabado con sus vidas. No sabía que seguía siendo madre. Vi su alegría, su amor, su compasión. No me dijeron "te perdonamos", pero vi claramente ese perdón. Me ayudó a perdonarme a mí misma. Ahora sé que algún día los encontraré en la vida eterna. Lo viví como un nacimiento.

No los di a luz físicamente, pero cuando vi su misericordia, fue como el nacimiento de un nuevo sentido para mi vida, junto con ellos. (A esta respuesta, Patricia añade: "Oh, Señor, ahora, por primera vez en veinte años, me ha quedado tan claro, ¡alabado sea Dios!")

¿Por qué consideras importante dar testimonio de todo lo que has pasado?

Por gratitud a Dios, que me ha perdonado tanto, y porque sentía que no podía guardar para mí sola tanta misericordia. Por eso decidí hablar en público, también para reparar el daño que había causado. En segundo lugar, para llevar la curación a las mujeres y los hombres que sufren en secreto.

En tercer lugar, para que todos los ciegos vean y para que la gente conozca la verdad sobre el aborto: sobre el sufrimiento que conlleva, sobre el hecho de que el aborto no es una solución, no es una opción, y que hay que ofrecer apoyo y amor a las mujeres embarazadas y a sus hijos.

patricia sandoval

¿El aborto destruye no solo al niño, sino también a la mujer, al hombre y a toda la familia?

¡Por supuesto que sí! En primer lugar, el aborto quita la vida a un niño inocente. Al mismo tiempo, convierte a los padres en asesinos de su propio hijo. Sé que son palabras duras, pero es la cruda realidad, así que escríbanlo. Después del aborto, la mujer también muere: su corazón muere. Aunque no se dé cuenta de inmediato, su corazón muere.

Los hombres también sufren, los padres sufren después del aborto. El aborto destruye a toda la familia. Si los maridos y las mujeres no pasan por un proceso de sanación después del aborto, viven heridos, nunca tendrán un matrimonio feliz, no estarán emocionalmente conectados con sus futuros hijos. El aborto hiere profundamente el alma.

¿Qué debe hacer alguien que sufre por una herida del pasado relacionada con un aborto?

En primer lugar, debe acudir sinceramente a la confesión sagrada para liberarse de este grave pecado. En segundo lugar, debe buscar terapia espiritual para curarse del aborto, a ser posible católica, ya que el aborto daña los cinco sentidos, las emociones, el estado mental y el estado espiritual. En tercer lugar, debe hacer penitencia por el pecado del aborto, esto es muy importante.

Por ejemplo, ayunando, rezando más o proclamando la virtud de la pureza. Las mujeres deben dar testimonio, tal vez de forma anónima, compartir su dolorosa experiencia, el daño que causa el aborto. La expiación es importante para todos: creo que sería necesario que todos los creyentes eslovenos realizaran un acto de expiación por los abortos cometidos en su patria. Cuando pasen por delante del edificio donde se practican abortos, recen, expíen...

Igor Vojinovič, Aleteia

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