lunes, 3 de noviembre de 2025

Evangelio del dìa - San Martìn de Porres

 


PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 58, 6-11

Así dice el Señor:

«El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos;  partir tu pan con el hambriento,  hospedar a los pobres sin techo,  vestir al que ves desnudo,  y no cerrarte a tu propia carne.

Entonces romperá tu luz como la aurora,  en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia,  detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá;  gritarás, y te dirá: «Aquí estoy.»

Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía.

El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña.»

 

SALMO RESPONSORIAL (Sal 1)

 

Su gozo es la ley del Señor.

 

Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados,

ni se entretiene en el camino de los pecadores,

ni se sienta con los arrogantes,

sino pone su alegría en la ley del Señor,

meditándola día y noche. R

 

Será como un árbol plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen bien. R

 

No así los impíos, no así,

será como paja que arrebata el viento.

Porque el Señor protege el camino de los justos,

pero el camino de los impíos acaba mal. R

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 1Co 12, 31—13, 13

Hermanos: ambicionen los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino  excepcional. Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles; pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber, y si tuviera fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Y si repartiera todos  mis bienes entre los necesitados, y si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia,  sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará; las lenguas cesarán, el conocimiento se acabará.

Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; más cuando venga lo perfecto lo imperfecto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer ahora es por ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios. En una palabra: quedan estas tres: la fe, la esperanza, el amor. La más grande es el amor.

 

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Mateo Mt 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre Señor del cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se la has revelado a la gente sencilla. Si Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ah entregado mi Padre  y nadie conoce al Hijo más que el Padre;y nadie conoce al padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré.Carguen con mi yugo y aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón y encontrarán su descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

COMENTARIO DE SAN MARTIN DE PORRES

Celebramos la solemnidad de San Martín de Porres (1579-1639) nacido en Lima, Perú, hijo de un noble caballero español, Juan de Porres; y de una mujer libre, de raza negra, panameña, pero de origen africano: Ana Vázquez. Su infancia estuvo marcada por las tribulaciones de no haber sido reconocido por su padre, y de haber sido mulato en una época profundamente racista.

De joven, Martín aprendió los oficios de boticario y de barbero, lo que denota su temprana pasión por la medicina y su vocación por sanar a la gente. En 1594, el destacado dominico Fray Juan de Lorenzana lo invita a ingresar a la orden de Santo Domingo, que recién había abierto su primer monasterio en el Perú. San Martín ingresa en calidad de “donado”, ocupándose de trabajos de servidumbre por ser negro y no reconocido. Además de ello el sacerdocio estaba prohibido para alguien de su condición.

Por su caridad y su humildad, San Martín de Porres fue finalmente admitido como hermano en 1603, y a partir de entonces fue creciendo su fama de curador de enfermos.

En aquel tiempo, convivían en Lima varios santos: Santo Toribio de Mogrovejo, que era el arzobispo de la ciudad, San Francisco Solano que era fraile franciscano, Santa Rosa de Lima que era terciaria dominica, San Juan Macías que era fraile dominico y él mismo, San Martín de Porres. ¡Cinco santos viviendo simultáneamente en la misma ciudad!

Cuando la ciudad de Lima fue asolada por la peste, se dice que él solo salvó de la muerte a sesenta de sus hermanos. Además, curaba siempre a todos los desvalidos que acudían a buscarlo. 

Más adelante, San Martín de Porres fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz, para la instrucción de niños desvalidos provenientes de familias negras, indígenas y de gente rústica, además de recoger a los vagos y malvivientes para ayudarlos a salir de su situación. La caridad de San Martín de Porres se proyectaba también hacia los animales heridos y hambrientos, a los que atendía con igual celo religioso. La fama de santidad de San Martín de Porres hizo que fuera solicitado por personas de todos los estratos sociales, y él nunca se negó a ayudar al prójimo, sin importar quién fuera. Igualmente, se le atribuyen varios milagros en vida. El día 3 de noviembre de 1639 muere pobremente como había vivido toda su vida. Tenía sesenta años de edad y su fiesta es precisamente hoy, tres de noviembre. El día 10 de diciembre de 1668, el Papa Clemente IX firma el decreto de introducción de la Causa de canonización y el 29 de octubre de 1837 es solemnemente beatificado por el Papa Gregorio XVI. En junio de 1926, el Papa Pío XI concede reiniciar la causa de canonización. Aunque sólo era beato, aprueba que su fiesta se celebrase en algunas diócesis de América, África y Asia.

 El día 10 de enero de 1945, el Venerable Papa Pío XII lo declara patrono de todas las obras de justicia social en Perú. el día 6 de mayo de 1962, el Beato Papa Juan XXIII lo canonizó solemnemente en Roma. En julio de 1966, el Papa Pablo VI, lo declaraba patrono de los barberos y peluqueros italianos. Es el santo patrono de la Paz Universal, así como de los animales domésticos. Iconográficamente se le representa con una escoba, símbolo de su humildad ejemplar.

San Martín de Porres nos enseña que Dios no hace distinciones por el color de la piel.



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