sábado, 23 de agosto de 2025

Del Jubileo a la vida cotidiana: jóvenes católicos regresan a casa con la misión de ser testigos de Cristo

 


Hace apenas unas semanas, un millón de jóvenes de todo el mundo

regresaron a sus países tras participar en el Jubileo de los Jóvenes celebrado en Roma, una experiencia que dejó una huella profunda en sus corazones. Sin embargo, la verdadera misión apenas comienza: llevar a sus comunidades, familias y amigos la alegría de Cristo y el testimonio de fe que vivieron en la Ciudad Eterna. El Papa León XIV no dejó pasar la oportunidad de recordarles que “lo que van a experimentar aquí, que no sea sólo para uno mismo”.

«La verdadera misión del Jubileo no termina en Roma: cada joven está llamado a ser testigo de Cristo en su vida cotidiana, transformando el mundo a través del amor y la alegría de la fe.»

Ser ejemplo del amor de Jesucristo

Marta Zambrano, joven española de 25 años, compartió su experiencia como voluntaria del Jubileo y reflexionó sobre la responsabilidad que este encuentro deja en los jóvenes. Según Marta, “ser testigos de la fe y transmitir las enseñanzas de todo lo que hemos aprendido, tanto los testimonios, catequesis y homilías del Santo Padre… como nuestra propia experiencia con Jesucristo”, constituye la verdadera misión.

Para ella, la mejor manera de hacerlo no es solo con palabras, sino con acciones: mostrando en la vida diaria el amor de Cristo, dando ejemplo y reflejando su entrega sin límites. “Que los demás vean en nosotros esa alegría y ese sabernos amados por Cristo, que nos diferencia del resto del mundo”, explicó Marta. Este testimonio, asegura, puede inspirar a quienes les rodean a buscar la verdadera felicidad y paz que solo se encuentra en Cristo.

Una mirada renovada y esperanzadora

Claudia Arrieta, madrileña de 29 años, coincide en que la transformación interior es la mejor forma de evangelizar: “Cambiando nuestra manera de pensar, hablar, trabajar y relacionarnos con los demás, para que quienes nos rodean perciban la diferencia y se pregunten por qué actuamos así”.

La joven recuerda las palabras del Papa León XIV, quien exhortó a los jóvenes a buscar la santidad en su vida diaria. Claudia destacó cómo detalles sencillos, como el Rosario entregado en el kit del peregrino, se han convertido en recordatorios visibles de la fe vivida: “Veo personas con el Rosario del Jubileo por la calle, en un restaurante o en la Misa, y eso nos conecta con la experiencia de Roma y nos recuerda que la Iglesia está viva”.

Oración y discernimiento: aterrizar la experiencia

María Fernanda de Luna Martínez, mexicana de 34 años, explica que volver a la vida cotidiana tras el Jubileo requiere un proceso de discernimiento y acompañamiento. “Los jóvenes llegan con muchas emociones y a veces con la intención de cambiarlo todo de inmediato. Por eso es clave la oración, la reflexión y la comunidad”, señaló.

De Luna recomienda hacerse preguntas profundas para que la experiencia no se diluya: “¿Qué movió en mí el Jubileo? ¿Qué fue lo que más me impactó? ¿Qué quiere Dios de mí con esto?” A partir de estas respuestas, los jóvenes pueden comenzar a llevar el mensaje de Cristo a sus familias, amigos y comunidades, preparando el terreno para futuras experiencias como la JMJ de Seúl en 2027.

ewtn

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