Una campaña que cumple un año salvando vidas -esto tras la crisis del oxígeno derivada del coronavirus- que ahora también es reconocida por el gobierno a través de la condecoración al presidente del Episcopado peruano
El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, monseñor Miguel Cabrejos, acaba de recibir la “Medalla al Mérito Ciudadano”.
Esto, según informa la Iglesia de Perú, en calidad de coordinador general de la campaña «Respira Perú», la famosa iniciativa solidaria desarrollada entre la CEP, la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) y la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
El reconocimiento lo dio el propio gobierno en una ceremonia encabezada por el propio presidente Francisco Sagasti y se transforma en un claro agradecimiento a lo que se ha estado haciendo a través de «Respira Perú» en la lucha contra el coronavirus, que en el caso de este país sudamericano ha dejado de momento más de 187.000 fallecidos.
Un año salvando vidas
Cabrejos agradeció el reconocimiento a un trabajo que cumple en julio un año salvando vidas. Y expresó su gratitud a quienes colaboraron con la iniciativa en la primera línea de batalla como socios de «Respira Perú». En este caso, al ingeniero Ricardo Márquez Flores (SNI) y al doctor Raúl Diez Canseco Terry (USIL).
“En lo que va de la pandemia, Respira Perú recaudó más de 11 millones de soles que han servido para entregar 25 plantas de producción de oxígeno medicinal que fueron distribuidas a los hospitales y centros de salud en todo el país. Igualmente, donó miles de ventiladores mecánicos, cientos de balones de oxígeno, centros de oxigenación temporal y diverso equipamiento médico para atender la emergencia”, recuerda la nota difundida por la Iglesia de Perú en cuanto al trabajo realizado durante este tiempo.
La solidaridad y la misericordia
Por último, Cabrejos recordó lo que significó el año 2020 para Perú, tiempo cargado de angustia y dolor con la llegada de la pandemia. Pero también de “solidaridad y misericordia de miles de peruanos que hicieron posible que en julio de ese año se inicie esta gran cruzada”.
“Ya somos parte de un nuevo tiempo, un tiempo en el que la generosidad, la fraternidad y el amor por el prójimo se han materializado en cada persona que hemos ayudado. Y eso tiene un valor profundamente humano y cristiano”, agregó.
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