«Fiel es el Señor; él os afianzará y os
Conoce tus armas y úsalas para vencer
guardará del Maligno»
II Tesalonicenses 3, 3
El diablo existe, partamos por allí. No es una leyenda urbana ni un cuento nocturno para asustar a los niños. Existe y es muy malo. Quiere lastimarte, separarte de Dios.
Recuerdo cuando escribí mi libro El Mundo Invisible, sobre la presencia del demonio en el mundo, la Iglesia y nuestras vidas.
Tuve vivencias escalofriantes. Ocurrieron cosas muy extrañas. Pero no les di mucha importancia, las vi como una señal de que el libro haría mucho bien.
Aun así, las experiencias que tuve, seguro para desanimarme, no las deseo volver a vivir.
El diablo asesino
El maligno, es el mayor enemigo de la humanidad.
No soporta que seas bueno y actúes como un instrumento de la Misericordia de Dios y ayudes a las personas en su salvación personal, a llegar al Paraíso.
Jesús lo identificó y nos habló de él, para que nadie tuviera dudas. Esta descripción a mí me da escalofríos. Nos enfrentamos a un asesino. Abre tu Biblia y busca Juan 8, 44.
«Este era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque no hay verdad en él; cuando dice la mentira, dice lo que le sale de dentro, porque es mentiroso y padre de la mentira”.
Puedes vencerlo
Pero el diablo no es todopoderoso como Dios.
Tiene muchas limitaciones y podemos vencerlo. Por ejemplo, no puede obligarte a pecar, eso es una decisión tuya, lo haces sabiendo que vas a ofender a Dios y separarte de su amor.
Tienes libre albedrío. No puede hacer más de lo que tú le permites. Por eso suelen decirnos que es como un perro rabioso o un león encadenado. No te hará nada excepto si te acercas demasiado y metes tu cabeza entre sus fauces.
¿Y cómo lo consigue? Conoce tus limitaciones y debilidades. Sabe qué es lo que te hace caer. Y te insinúa que lo mereces, que es bueno para ti, que te dará mucho placer.
Tú sabes que no es verdad, tienes una conciencia que te lo recuerda constantemente y un ángel de la guarda que te ayuda a superar ese deseo. Pero como no rezas, eres presa fácil.
Arma poderosa
La oración te fortalece.
Lo he comprobado. Necesitamos rezar, para salir adelante.
Cuando no rezo, caigo con facilidad en el pecado, pero cuando rezo con fervor a diario y hago de mi vida una oración logro superar las tentaciones y agradar a Dios con mis actos.
Mientras hagas buenas obras, de una forma u otra, serás perseguido, violentarán tu vida, tratará de desalentarle, robarte el entusiasmo, pero debes tener coraje.
Jamás tengas miedo, ora mucho y confía en Dios, que es un Padre extraordinario y cuidará de ti.
Tú sigue adelante, amando, ofreciendo, actuando con bondad, haciendo obras de misericordia. No te canses de hacer el bien.
Haz siempre lo que le agrada a Dios y Él te bendecirá con abundancia.
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