Un santo fraile franciscano que tenía una sabiduría admirable y vivía sucesos extraordinarios
El Padre Pío de Pietrelcina es un emblemático fraile franciscano. Su vida, básicamente oración y sufrimiento, está llena de maravillosos sucesos. Ante él, muchas personas sienten a Dios cerca.
Nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia. Al día siguiente fue bautizado con el nombre de Francisco. A los 12 años recibió la Confirmación y la Primera Comunión.
Con solo 16 años entró en el noviciado de la orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone, donde recibió el hábito franciscano y el nombre de Fray Pío. El 27 de enero de 1907 hizo su profesión solemne.
Tras convertirse en sacerdote el 10 de agosto de 1910, por motivos de salud permaneció con su familia hasta 1916. Entonces fue enviado al Convento de San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte.
El Padre Pío se sintió llamado a colaborar con Jesús en la redención del hombre, y lo hizo especialmente a través de su sufrimiento ofrecido y de la dirección espiritual, la confesión y la celebración de la misa.
También ayudaba a los necesitados con muchas obras de caridad, entre las cuales destaca la fundación de la Casa del Alivio del Sufrimiento.
Se dedicaba día y gran parte de la noche a la oración, que para él es «la llave que abre el corazón de Dios”. Eso le ayudaba a estar permanentemente inmerso en las realidades sobrenaturales, e irradiarlas con palabras y obras.
Muchísimas personas lo buscaban para recibir consejo y consuelo. Y él ofrecía generosamente su asombrosa sabiduría.
No son pocos los que relatan milagros y experiencias asombrosas relacionadas con la vida y la persona del Padre Pío
Recurrió habitualmente a la mortificación para conseguir la virtud de la templanza, de acuerdo con el estilo franciscano.
Durante muchos años soportó sufrimientos del alma y también dolores de unas llagas llamadas estigmas. Por ellas fue investigado y criticado. Y él aceptó con humildad y en silencio acusaciones injustificadas y calumnias.
Falleció el 23 de septiembre de 1968, a los 81 años de edad. Muchísimas personas asistieron a sus funerales. Y su fama de santidad y milagros siguió creciendo hasta hoy. Fue declarado santo por la Iglesia católica en 2002.
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