Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta
¿Es posible no angustiarse ante una pandemia mortal que avanza? ¿Cómo no estremecerse ante la posibilidad de que nuestros seres queridos sufran y mueran? ¿Qué necesito para conservar la paz?
Santa Teresa de Ávila tiene la respuesta. Millones de personas la han repetido y cantado a lo largo de los siglos. Como hoy lo hace la famosa actriz española María Galiana:
Otros le han puesto música y han encontrado en estas palabras inspiración para afrontar sus más turbadores problemas y toda su vida:
“Nada te turbe, nada te espante.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta”.
Todo se pasa. Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta”.
Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
Aleteia
Vea también La angustia y el hombre contemporáneo
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