1503. 21 de marzo Hora Santa.
Durante toda la noche te estuve esperando en Mi Eucaristía, para podérteme dar por la mañana. No tienes por qué asombrarte, pues crees en Mi Presencia en el tabernáculo y en la inmensidad de Mi Amor. Junta los cabos. Y cuando te despiertes en el curso de la noche, que tu pensamiento vuele hacia El que ya te está deseando para el amanecer. Esto animará tu amor y abrirá tu confianza en Mi Poder.
Yo: Tu Potencia, Señor, ¿es superior a la fuerza atómica?
El: Toda fuerza sale de Mi Fuerza y no es nada en su comparación. Aun Mi Dulzura está revestida de Fuerza, pues nadie es tan dulce como Yo.
¿No piensas de cuando en cuando en adorar cada uno de Mis Atributos? Sería un homenaje a Mi Gloria. Haz que Yo Me aproveche de los días de tu vida; no te quedan ya muchos; continua hasta donde puedas. Que no haya un solo día en que no te ocupes de lo Mío, así como no hay un solo día en que Yo no esté empeñado en labrar tu felicidad. ¿Me crees?
Yo: Sí, mi Señor.
El: Entonces, humíllate de no corresponder mejor a tantas atenciones de parte de tu Creador. Ya sabes cuánto Me gusta perdonar y cómo puede vuestra confianza atraer Mi Misericordia; Ella lo puede todo en Mi Corazón. Cuenta conmigo. Llámame. ¿Te gusta tu nombre? Me encanta oír Mi Nombre en vuestros labios. Entonces, no Me prives de ello.
ReL
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