Hay por lo menos otras 69 personas que permanecen tras las rejas,
y con sus familias en la zozobra total
y con sus familias en la zozobra total
El último lunes de 2019 por la madrugada –con la presencia e intermediación del nuncio apostólico en Nicaragua, Waldemar Stanislaw Sommertag—fueron liberados del Centro Penitenciario Jorge Navarro de Managua, mejor conocido como “Cárcel Modelo”, 91 presos políticos del régimen que encabezan el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidente Rosario Murillo.
Los 91 excarcelados habían sido arrestados y acusados de casi todo: terrorismo, portación y tenencia ilegal de armas, delincuencia organizada, sedición… lo que fuera con tal de disfrazar el hecho palmario de que habían sido capturados por estar en desacuerdo con el régimen y por protestar en contra de la durísima represión emprendida por el gobierno sandinista desde que comenzaron las protestas el 18 de abril de 2018.
¿Quiénes eran esas 91 personas que salieron del penal acompañados por el representante del Papa Francisco en Nicaragua? Estudiantes,
profesionistas, amas de casa, cuyo delito fue protestar y manifestar su contrariedad a la violación de los derechos humanos que por un año y ocho meses ha caracterizado la gestión de la Policía Orteguista y de las turbas que acechan a civiles y religiosos en todo el territorio del país centroamericano.
profesionistas, amas de casa, cuyo delito fue protestar y manifestar su contrariedad a la violación de los derechos humanos que por un año y ocho meses ha caracterizado la gestión de la Policía Orteguista y de las turbas que acechan a civiles y religiosos en todo el territorio del país centroamericano.
El colmo se produjo el 15 de noviembre de 2019, cuando empezó una huelga de hambre de madres de presos políticos en la Iglesia de San Miguel en Masaya, para pedir la liberación de sus hijos. A ellas las acompañaba el padre Edwin Román, párroco del templo. Ese día un grupo fue arrestado por intentar llevar botellas de agua a las huelguistas y al padre Román. Se les acusó de colaborar con el terrorismo… y se les conocía como “los aguadores”.
El nuncio Sommertag –decano del cuerpo diplomático acreditado en Nicaragua– fue pieza clave para la liberación de estos 91 presos políticos, insistiendo, desde el mes de marzo pasado, en que Ortega debía cumplir con la promesa de liberar a los presos políticos que realizó durante una sesión de diálogo con la oposición, teniendo a la Iglesia católica como testigo.
Que en 2020 ya no haya presos políticos
Habían pasado dos ocasiones en falso. Primero, el 15 de septiembre por la prohibición de entrar a Nicaragua a una misión especial de la Organización de Estados Americanos (OEA). La segunda ocasión se había fijado para el 21 de diciembre, pero en días previos el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó al hijo de Ortega y Murillo –Rafael—por enriquecimiento ilícito de la familia a través de la Distribuidora Nicaragüense de Petróleo.
Las presiones externas y las internas hicieron que con este acto de liberación de presos políticos cerrara Ortega el año 2019. La oposición había exigido fuertemente que en 2020 se adelantaran las elecciones previstas para 2021, pero no lo ha logrado. Ortega juega a ganar tiempo y los 91 detenidos –65 de los cuales se había comprometido a liberar desde marzo—no son todos los presos políticos: faltan más.
Por ello, el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo José Brenes, pidió durante la fiesta de la Epifanía, el 6 de enero, que “aquellos con influencia social y política” continúen trabajando para garantizar que en el año 2020 todas las “personas privadas de libertad” (léase presos políticos) sean liberadas. También pidió a las autoridades y grupos de poder que comiencen a trabajar por la paz y dejen de “descalificar a otros”.
“Espero que continúen haciendo sus esfuerzos para que este año 2020 nuestras cárceles puedan ser liberadas de aquellas personas que están privadas de su libertad”, dijo el cardenal Brenes tras la Misa celebrada en la parroquia de Jesús Sacramentado en Managua. “Creo que lo que nos falta es el sentido de unidad como nación; no hay un proyecto de país. El problema existe porque no amamos al país, a nuestro país”.
Según la llamada Unidad Nacional Azul y Blanco quien había lanzado la campaña “Navidad sin presos políticos”, unos 160 nicaragüenses detenidos por protestar contra el gobierno de Ortega permanecerían hasta el 30 de diciembre en la cárcel si se le restan los 91 que consiguió liberar la intermediación vaticana, la presión de la Iglesia, de las organizaciones civiles y la presión internacional, hay por lo menos 69 personas que permanecen tras las rejas, y con sus familias en la zozobra total.
Su liberación no tiene fecha. Pero la Iglesia seguirá insistiendo en que sea pronto. Este año. No más. Y que cese la represión contra las familias de los “liberados” que, lejos de haberse detenido, ha aumentado duramente.
Jaime Septién, Aleteia
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