Estos objetos religiosos pueden tener un efecto profundo en tu trabajo y en tus compañeros de trabajo
Mantener viva la fe en el trabajo no siempre es una tarea fácil. De hecho, a veces el trabajo puede distraernos de reconocer la presencia de Dios y alejarnos de nuestra relación con Dios.
Sin embargo, no tiene por qué ser así.
Un conjunto de herramientas que la Iglesia ha instituido para ayudarnos a santificar nuestro lugar de trabajo son los sacramentales.
Suelen ser objetos religiosos bendecidos por un sacerdote para invocar una gracia particular de Dios.
Han sido instituidos por la Iglesia para acercarnos a una relación más profunda con Cristo y están enfocados en santificar cada parte de nuestras vidas.
Los sacramentales son extensiones de los siete sacramentos y traen la gracia de Dios a todo lo que hacemos. Estos son algunos de ellos:
Si bien los sacramentales no necesariamente resolverán todos tus problemas en el trabajo, pueden ayudar a tener una mejor disposición para recibir la asistencia de Dios.
Aquí hay tres de esos sacramentales que, si se usan correctamente, pueden brindar un impulso espiritual en el lugar de trabajo y ayudarnos a ser una luz brillante para que todos la vean.
Crucifijo
Uno de los sacramentales más simples para tener en la oficina es un crucifijo.
Dependiendo de tu situación en el trabajo, un pequeño crucifijo de escritorio puede ser un poderoso recordatorio de lo que es la vida cristiana.
Un crucifijo nos recuerda el gran amor que Dios tiene por nosotros, y es una señal visible para nuestros colaboradores de nuestra fe cristiana.
Es útil tener un crucifijo cerca de la computadora para poder meditar con frecuencia sobre el gran sacrificio de amor de Jesús, así como tener una imagen para recordarte en qué debes concentrarte durante los momentos de tentación.
Cuando te sientas tentado a mentir, engañar o hacer un trato turbio, el crucifijo se queda ahí mirándonos y llamándonos de regreso a la verdad.
Mira una de las oraciones de bendición de un crucifijo del Ritual Romano que resume todas las razones por las que los necesitamos en nuestras oficinas:
Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno,
bendice + esta cruz, para que sea una ayuda salvadora para la humanidad.
Que sea el apoyo de la fe, un estímulo para las buenas obras, la redención de las almas;
y que sea consuelo, protección y escudo contra los crueles dardos del enemigo;
por Cristo nuestro Señor.
Medalla Milagrosa
Uno de los sacramentales más populares de la Iglesia católica es la Medalla Milagrosa de santa Catalina Labouré.
Catalina recibió la medalla en una visión de la Santísima Madre donde vio una medalla que decía una simple oración: «Oh María concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti«. La Virgen María dijo:
«Todos los que la usen, cuando sea bendecida, recibirán grandes gracias, especialmente si la usan alrededor del cuello. Los que repitan esta oración con devoción estarán de manera especial bajo la protección de la Madre de Dios. Las gracias serán concedidas abundantemente a aquellos que tengan confianza».
San Maximiliano Kolbe confiaba tanto en el poder de estas medallas que las llamó «balas de plata» y se las repartía a quienquiera que encontraba. Santa Teresa de Calcuta tenía una práctica similar, llamándola «medalla de caridad».
En la oficina se puede usar una pequeña medalla milagrosa, guardarla en el bolsillo o colocarla en el escritorio junto a un teclado.
La Medalla Milagrosa es una forma sencilla de recordarte el amor de María por ti y puede ser un punto de evangelización, regalándola a compañeros de trabajo curiosos.
Estampa
En muchas oficinas se permite poner fotos de los miembros de la familia. ¿Por qué no poner una estampa con la imagen de un santo?
Todos somos parte del Cuerpo de Cristo y nuestros hermanos y hermanas celestiales nos recuerdan constantemente nuestros deberes como cristianos.
Otra idea es comprar un pequeño tríptico, un icono plegable que contiene tres paneles de santos, la Virgen o Jesucristo. A menudo, un tríptico es plegable y fácil de guardar.
Es una manera hermosa de santificar cualquier espacio donde estás trabajando y mantener a Dios en el centro de todo lo que dices y haces.
Philip Kosloski, Aleteia
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