El 13 de septiembre, la Plaza de San Pedro se convirtió en escenario del histórico concierto “Grace for the World” (“Gracia para el mundo”), en el marco del Jubileo 2025 y el Encuentro Mundial de la Fraternidad Humana. Bajo el cielo nocturno de Roma, los miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro aplaudieron con entusiasmo mientras 3.500 drones se iluminaban sobre la basílica, formando una imagen radiante del Papa Francisco. El querido pontífice, fallecido en abril, apareció sonriendo entre las luces del Vaticano, un homenaje impresionante que conmovió a la multitud.
Fue un clímax apropiado para una noche sin precedentes, de música y esperanza; un evento gratuito y repleto de estrellas que convirtió el corazón del Vaticano en un escenario para la unidad.
Codirigido por un dúo improbable – el ícono pop estadounidense Pharrell Williams y el tenor italiano Andrea Bocelli– este concierto pasó a la historia como la primera vez en que se realizaron presentaciones musicales en vivo en la icónica plaza.
Con el apoyo de la Santa Sede, el espectáculo coronó el tercer Encuentro Mundial sobre la Fraternidad Humana y sirvió como un alegre momento culminante del Año Jubilar 2025 de la Iglesia Católica, conocido como el Jubileo de la Esperanza. De hecho, toda la iniciativa nació de la visión del Papa Francisco para 2025 como un año dedicado a la esperanza y la renovación, y esta noche se sintió como la viva encarnación de esa visión.
Miles de asistentes, desde peregrinos y residentes locales hasta clérigos y líderes mundiales, abarrotaron la plaza, mientras el público de todo el mundo sintonizaba la transmisión en vivo por Disney+, Hulu y ABC News Live. De hecho, fue la primera vez que el Vaticano se asoció con importantes plataformas de medios para transmitir la celebración de la esperanza a nivel mundial.
“La noche del 13 de septiembre la fraternidad tomará protagonismo, expresada a través del lenguaje universal de la música”, había explicado el cardenal Mauro Gambetti antes del evento.
Cada uno trajo su sonido único, pero todos compartían "un único mensaje de hermandad y paz", como ya había dicho Bocelli al hablar de los objetivos del concierto. Desde himnos conmovedores hasta himnos pop, la música se convirtió en un lenguaje universal de unidad que trascendió culturas. ¡Y el espectáculo de luces fue trascendental!
Fátima Navarro - Cerith Gardiner, Aleteia
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