miércoles, 24 de septiembre de 2025

El obispo Daniel Thomas desafía al lobby trans: 10 llamados prácticos de un documento esperanzador

 El titular de la diócesis de Toledo publica «Una respuesta católica a los desafíos de la ideología de género»

El Obispo Thomas es el octavo obispo católico de Toledo.

Originario de Filadelfia, el Obispo Thomas es el octavo obispo católico de Toledo.

En Estados Unidos, cada vez son más los obispos que de forma oficial, clara y contundente se manifiestan respecto al lobby transgénero. Lejos de ser una declaración en X o Instagram, empiezan a publicar extensos documentos que no se limitan a la crítica destructiva, sino que se dirigen con empatía a las víctimas, -desde personas mutiladas o medicadas hasta a sus propias familias- para proponer medidas concretas, cercanas y eficaces. Lo hizo Michael F. Burbidge (Arlington) en septiembre de 2021, le siguieron el obispo Joensen, de Des Moines (Iowa) y Paul S. Coakley (Oklahoma) en 2023, y ahora le llega el turno a Daniel Thomas, de la diócesis estadounidense de Toledo (Ohio).

Su texto, de 23 páginas, lleva por título The body reveals the personEl cuerpo revela a la persona. Una respuesta católica a los desafíos de la ideología de género, una cita atribuida a la Teología del cuerpo de Juan Pablo II en la que se basa el documento. Concretamente a la audiencia general que el pontífice mantuvo en 1980 en torno al “significado nupcial del cuerpo”.

El obispo se muestra hábil combinando la caridad con la persona y el rechazo al pecado: ante el dilema de responder “a una situación aparentemente imposible” como es hablar de verdad a muchos que no la quieren escuchar, el obispo de Toledo (Ohio) responde con firmeza: “La respuesta no es, sin duda, diluir las enseñanzas católicas, cuyo objetivo es aclarar y defender, a la luz de la fe, la verdad sobre nuestra vida corporal engendrada”.

Un documento que se publica además en un momento de urgencia. Aunque el del lobby transgénero se ha convertido en uno de los objetivos principales de la administración Trump, se trata de una poderosa industria que encuentra en Estados Unidos uno de sus principales “nichos” de víctimas. Atrás quedaron los tiempos en que la población que se identifica como “transgénero” era poco más del 0%. Actualmente, en torno al 1 % de los estadounidenses mayores de 13 años se identifican así, incluyendo aproximadamente el 3,3 % de los adolescentes de entre 13 y 17 años, según un informe de agosto de 2025 del Instituto Williams de la Universidad de California en Los Ángeles.

Con este texto, el obispo Thomas no solo aspira a fortalecer la formación y argumentos de católicos convencidos y practicantes, sino que está cargado de la didáctica, cercanía y empatía necesarias para lograr uno de sus grandes objetivos: “Que incluso católicos alejados o no católicos puedan ver el corazón de este problema, por qué enseñamos lo que enseñamos y cómo podemos ser de ayuda en una cultura que se ha derrumbado”.

Son muchos los aspectos teóricos que desarrolla y denuncia valientemente: la definición e impacto de la ideología de género, riesgos del transgenerismo, el sufrimiento, la cosmovisión de la persona bajo el prisma de género, los sentimientos como creadores de la identidad… Sin embargo, más allá de ellos, el documento está plagado de llamadas a la acción para acercar, ayudar a sanar y fortalecer a todos los que de una forma u otra son víctimas de estos postulados.

1º El deber cristiano de ayudar a cargar la cruz: escuchar y consolar

Uno de estos primeros recordatorios del obispo es que, como cristianos, tenemos la responsabilidad de ayudar a quienes sufren confusión con su identidad.

“Debemos escuchar sus historias, compadecernos cuando hablan de sentimientos de angustia corporal, ofrecerles ayuda cuando podamos y asegurarles el amor de Dios por ellos. A menudo les cuesta desenvolverse en la escuela o el trabajo, en eventos sociales y en otras áreas de la vida, y estas dificultades pueden llevar al abandono escolar, al desempleo y a graves problemas de pareja”, observa el obispo.

En este sentido, no ignora que buena parte de los niños y adolescentes diagnosticados con "disforia de género" son propensos a desarrollar problemas de salud mental preexistentes, como depresión y ansiedad. Suele darse el caso de que ellos mismos han experimentado elevadas tasas de "eventos adversos en la infancia", como la pérdida de un familiar querido, abuso físico o sexual y otros eventos traumáticos. El llamado del obispo respecto a ellos es constante, “escuchar y ofrecer ayuda”.

2º No descuidar a sus familiares

El obispo también recuerda que ante los cambios e inquietudes de quienes experimentan disforia de género, los familiares suelen verse “profundamente afectados y sufrir terriblemente”.

“A muchos padres les preocupa que sus hijos estén siendo adoctrinados con ideología de género en la escuela [o que el colegio] no les informe de que su hijo se ha estado identificando de un modo que contradice su sexo biológico. Los padres y familias también necesitan nuestra comprensión y apoyo”, incide.

Se trata de una observación que debe ser explorada, pues los grupos dedicados a esta atención a familias, surgidos de la propia Iglesia, de sus fieles o de iniciativas y que cuenten con una visión netamente católica de la persona no son muchos.

3º Empatizar, pero ser firmes: el sentimiento no determina un diagnóstico

El obispo recuerda que ser empáticos con los sentimientos ajenos no equivale a considerar dichos sentimientos como un indicador fiable de lo que es cierto o que dicten una respuesta médica. De hecho, menciona, “no existe una base científica para considerar verdaderos los sentimientos de una persona de haber nacido en el cuerpo equivocado. Toda persona es hombre o mujer, y eso no cambia”, sentencia el obispo.

4º Un llamado de atención a la buena medicina

Por ello, concluye que una buena medicina debe saber diferenciar entre la empatía y el reconocimiento de los sentimientos de una persona, por un lado, y que estos últimos dicten la atención médica contra la realidad objetiva de su situación, por otro.

Algo que se comprende con el sencillo ejemplo que propone. “Las personas que padecen anorexia nerviosa sienten que tienen sobrepeso, incluso cuando su peso es anormal o peligrosamente bajo. Los profesionales sanitarios sanen que la respuesta adecuada es ayudar al paciente a comprender que tales sentimientos deben resistirse y, en la medida de lo posible, modificarse (mediante psicoterapia, medicación, educación nutricional, ejercicio saludable, etc.), ya que no reflejan la realidad”.

5º Proteger a los jóvenes de quienes fomentan su “mutilación”

Hablando de la llamada “transición quirúrgica” -operaciones del llamado cambio de sexo-, niega de raíz su consideración de “cuidados de afirmación de género” y se refiere a ellos como constitutivos de una mutilación, ya que “intentan extirpar o reconfigurar órganos corporales perfectamente sanos”.

Si bien recuerda que “no debemos ni podemos” juzgar a quienes se someten a dichos procedimientos, opina que “las acciones contrarias a la ley moral, incluso en los casos en que la culpabilidad se mitiga, resultan en un gran daño para quien las realiza”. Entre algunos de estos responsables, advierte de la protección necesaria frente a los “compañeros, profesores o profesionales médicos” que hacen creer a jóvenes confusos que pueden cambiar sus cuerpos para que coincidan con el sexo opuesto.

6º Más terapia y menos tratamientos

El documento menciona el caso de países europeos que han abandonado los modelos de fomento de intervención médica y quirúrgica sobre jóvenes con disforia, como pueden ser Dinamarca, Finlandia, Suecia y el Reino Unido.

Unos países que no solo son modélicos respecto a su “marcha atrás”, sino también por algunas de sus propuestas alternativas, como la de priorizar la psicoterapia para jóvenes -y no tratamientos- con el objetivo de abordar sus dolencias preexistentes ya mencionadas.

7º Resistir la agenda del lenguaje para preservar la verdad

Entre otras medidas concretas y aplicables en el día a día, el obispo llama a la batalla del lenguaje.

Según él, tanto en medios de comunicación como en redes sociales, escuelas o empleos, se espera que se utilice un lenguaje que se “ajuste a la identidad de género” escogida por el joven, pese a que hacerlo contradice la verdad de su identidad biológica.

Una agenda que, según el obispo, “debe ser resistida”. “Deberíamos, por ejemplo, e incluso a costa de un sacrificio considerable, evitar el uso de pronombres femeninos para referirnos a un hombre biológico que se identifica como mujer, y el uso de pronombres masculinos para referirnos a una mujer biológica que se identifica como hombre. La razón para negarnos es que, si usamos tales pronombres, estamos contradiciendo la verdad”.

8º La Iglesia no puede “diluir las enseñanzas católicas”

Dirigiéndose a los miembros de la Iglesia que buscan dar respuesta a un debate “aparentemente imposible”, el obispo Thomas subraya que, en todo caso, la respuesta no puede ser “diluir las enseñanzas católicas”, guiadas por el objetivo de “aclarar y defender, a la luz de la fe, la verdad y el valor del gran don de Dios”.

De hacerlo, dice, no solo incurrirían en un gran daño para todos los fieles, sino también y especialmente contra quienes luchan contra la confusión de género, pues “las ideologías nocivas actuales hacen a estas personas particularmente vulnerables a daños graves e irreversibles”.

“La respuesta, más bien, es comunicar, ante todo, el amor de Dios en Jesucristo, proclamando el mismo Evangelio que todos necesitamos escuchar. Es poco probable que las personas respondan a la catequesis, especialmente a aquella que contradice lo que creen necesitar para encontrar la felicidad, a menos que primero sean transformadas por el mensaje fundamental del Evangelio”.

9º Oración, sacramentos y comunidad cristiana: “No perder la esperanza”

Uno de los últimos llamados del obispo se dirige a quienes luchan con la confusión de género.

“Quiero que sepan que no están solos. Cristo os quiere. La Iglesia os quiere. Y yo os quiero. Pienso en vosotros y rezo por vosotros. No estáis haciendo nada malo al tener sentimientos dolorosos sobre vuestra identidad sexual”, expresa el obispo, también consciente de que “las tentaciones […] son fuertes”.

Os llaman a rechazar la masculinidad o feminidad que Dios os ha dado. Manteneos firmes contra ellas, porque son nocivas y mortales. De entre todas las cosas que hagáis para fortalecerse contra ellas, no dejéis de rezar con frecuencia, acudir a los sacramentos y buscar la comunidad cristiana”, alienta.

Hacerlo, y especialmente de forma unida a los sufrimientos de Cristo, agrega el obispo, vuestras luchas “contribuyen a la redención del mundo”: “En medio de la oscuridad, la debilidad, el pecado o la confusión, encontramos la estabilidad que necesitamos en el amor de Cristo, de modo que todo nuestro ser, mente, cuerpo, alma y emociones son sanados por la gracia. No perdáis la esperanza. Recordad que, en la casa de nuestro Padre […] todo sufrimiento cesará, toda confusión se disipará y todo buen deseo se cumplirá. Afrontar sus sufrimientos con fe os conducirá a una mayor santidad y virtud”.

10º Un llamado a la formación interiorizando la verdad

El último de los llamados y ánimos del obispo consisten en una invitación a reflexionar desde la oración sobre las verdades plasmadas en el documento, El cuerpo revela a la persona.

Como maestro principal y pastor de la Diócesis de Toledo, concluye, “creo que las verdades aquí contenidas son fundamentales para nuestra comprensión y respuesta a los desafíos de la ideología de género. Animo a todos los sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos consagrados, profesores de nuestras escuelas católicas, catequistas parroquiales y personas dedicadas a la educación religiosa, padres y madres, y a todos los fieles a hacer suyas estas verdades y compartirlas con fidelidad, comprensión y caridad”.

José María Carrera Hurtado, ReL

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