Una vez entran los niños en la ecuación de los casados es fácil olvidar que es necesario pasar tiempo exclusivamente con el cónyuge. Reservar una noche de cita semanal es tan necesario para el matrimonio como lo es la Misa de domingo.
Dejar de procurar este espacio juntos es como si faltamos a Misa los domingos: erosionamos nuestra capacidad para escuchar la Palabra de Dios, se ensombrece nuestra disposición a ver a Dios en los demás, permite que el burdo ajetreo del mundo parezca más apremiante que la búsqueda del Reino de Dios. Todo lo que es malo en nosotros recibe prioridad cuando no conseguimos poner el sabbat en primer lugar.
Del mismo modo, establecer y respetar una cita con tu marido o esposa es un medio necesario para garantizar que no caemos en malos hábitos con respecto a nuestro cónyuge, que no nos tratamos como simples compañeros de piso o únicamente como Mamá y Papá o, lo que es peor, como adversarios luchando por controlar el terreno del hogar en cuestión de educación, finanzas o en los detalles más mínimos.
Tiempo para reconectar

Sabe Dios que necesitamos tiempo para reconectar con Él a pesar de todas las evidencias de sus dones a nuestro alrededor, y ese tiempo no es menos necesario cuando hablamos de matrimonio y de todo el peso de la realidad que agobia a los cónyuges.
La tendencia en esta cultura es la de poner primero la profesión, primero yo, primero los niños, primero la comunidad, pero no primero nosotros (marido y esposa). La unidad de la pareja está en el centro de las atenciones únicamente en la preparación para la boda.
Sin embargo, el matrimonio, como sabe cualquiera que viva este sacramento, requiere la determinación de anteponer primero la relación. Nos sacrificamos con y por el otro. Nos sublimamos mutuamente. De modo que, una cita nocturna es una forma de recordarnos el uno al otro la alegría del matrimonio y es algo especialmente necesario cuando todo lo demás no fluye tan bien como desearíamos.
¿También lo necesitamos cuando todo va bien?

Muchas parejas tienden a saltarse las noches de cita cuando las cosas van bien y, cuando las cosas empiezan a no ir tan bien, usan este mismo hecho como motivo para no planificar noches de cita… Y en este círculo vicioso, las citas casi nunca suceden, a no ser que sea un cumpleaños o un aniversario. Es como si fuéramos a Misa solo en Pascua y en Navidad. Sí, está muy bien ir con motivo de la Pascua y la Navidad, pero todas las semanas entre tanto importan mucho también.
Internet está repleto de ‘Cinco pasos para un matrimonio más satisfactorio’, ‘Siete consejos para una mejor vida sexual’, ‘Tres formas rápidas de ser más feliz’… e incontables variaciones...
Pero si lo que quieres es profundizar en tu matrimonio, si quieres crecer en intimidad, entonces convierte a tu matrimonio en el punto focal de tu vida de oración y una parte constante y esmerada de tu vida diaria. Planifiquen una noche de cita semanal.
Túrnense para organizarla. No se salten nunca la cita, aunque tengan que adaptarla a un sencillo paseo por el parque o a compartir un café.
Hagan de esta cita una obligación mutua. Será un recordatorio de la alegría prometida como parte del matrimonio, los acercará más como esposos y, así, se acercarán más a Dios.
Sherry Antonetti, Aleteia
Vea también Sacramento del Matrimonio, Unión del Hombre con la Mujer,
es como la Unión de Cristo con su Iglesia
No hay comentarios:
Publicar un comentario