domingo, 9 de mayo de 2021

Conociendo el protestantismo: Origen, causas, expansión.

 

Me gustaría comenzar una serie de artículos sobre el “Protestantismo” analizándolo desde una perspectiva histórica y también teológica y apologética. Hoy en día el protestantismo ha avanzado mucho en América Latina y en varios países de Europa, como Alemanía, Austria, Holanda, Dinamarca o Suecia esta también extendido. Considero por tanto muy importante para el católico conocer la historia del protestantismo , sus doctrinas fundamentales y luego las divisiones que ha venido teniendo a lo largo de los siglos. En esta serie de artículos comenzaremos a estudiar todo esto.

No pretendo con estos artículos hacer un análisis profundo del protestantismo y la Reforma, sino a darlo a conocer de una manera resumida y sistemática.

 

¿Cuáles fueron las causas de la Reforma protestante? ¿Cómo fue su expansión?

Hemos de decir que el gran autor y artífice la la Reforma protestante fue Martin Lutero. Ahora bien el existo de la reforma no se debió solamente a Martin Lutero sino a una serie de causas y circunstancias que entonces estaban muy extendidas. Todas estas causas que facilitaron la revolución luterana ya venían operando desde largo tiempo atrás.

Algunas de estas causas fueron: las doctrinas conciliaristas, el democratismo eclesial, la filosofía nominalista, la presión tributario de la Hacienda papal aviñonesa y la decadencia moral del clero, y en especial del episcopado, quizás esta última la más grave de todas.  Esta decadencia moral estaba marcada por una impronta señorial y el monopolio de la nobleza, la debilidad del poder soberano.

Se encuentran en los escritos de Lutero y otros reformadores abundantes reproches a la vida y conducta del clero católico (probablemente porque para efectos propagandísticos servían bien a su causa) pero en no pocas ocasiones reconocieron que su problema no eran los abusos sino sus objeciones doctrinales. Así por ejemplo escribiría Lutero:

Yo no impugno las malas costumbressino las doctrinas impías"  (Martín Lutero, Carta a Leon X, año 1530, Weimarer Ausgabe 7,43).

Nosotros vivimos mal, como viven los papistas. No luchamos contra los papistas a causa de la vida, sino de la doctrina. Personalmente no digo nada sobre su forma de vivir, sino sobre la doctrina. Mi quehacer, mi combate, se centra en saber si los contrincantes transmiten la verdadera doctrina" ( Francisco Martín Hernández, Historia de la Iglesia II. La Edad Moderna, Ediciones Palabra, 3era Edición, Madrid 2005, pág. 113)

También es conveniente recordar las grandes líneas de como comenzó la reforma en Alemania poniendo como fecha de arranque el año 1517. La predicación de los dominicos de las indulgencias para obtener limosnas para las obras de la Basílica de San Pedro hizo que Lutero se opusiera a ello y en Wittenberg publicara las 97 Tesis contra la Teología escolástica ( 4-XI-1517) así como las 95 tesis sobre las indulgencias que envio al obispo de Maguncia.

Serían los años siguientes los que llevan a Lutero a darse a conocer y a captar seguidores,  será así como en 1530 Melachton, compañero de Lutero,  fijará la doctrina luterana en “La confesión de Ausburgo”. En 1546 cuando Lutero murió, la Reforma protestante ya se habría extendido por más de Media Alemania. 

Pero su extensión no acabaría ahí, pronto el protestantismo se abriría paso y llegaría a otros países, sobre todo a los escandinavos,  cuyos monarcas rompieron pronto con Roma, creando así sus iglesias nacionales.  De esta forma podemos encontrar a Zwinglio en Suiza o Calvino en Ginebra. El Calvinismo tuvo incluso mas influjo que el luteranismo y pronto se extendería a otros países como Hungría  y los Países Bajos y Francia. En Escocia por su parte el calvinismo toma la forma de Presbiterianismo fundado por  Juan Knox.

No podemos terminar de hablar de la expansión del protestantismo por Europa sin mencionar a Inglaterra. Aquí la reforma obedecería más que en cualquier otro país a las directrices marcadas por la realiza y a causas puramente egoístas del rey de Inglaterra. Es aquí donde comenzará el “anglicanismo”. Todo se remonta a Enrique VIII y a la negativa del papa Leon X de darle el divorcio de Catalina de Aragon para que este pudiera casarse con Ana Bolena, fruto de este rechazo, Enrique VIII comenzaría a repudiar el primado de Roma y el cisma anglicano.  De esta forma Enrique VIII se proclama “Cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra” exigiendo a todos los ingleses aceptar su credo, y así muchos se someterían a su nuevo “credo”, otros sin embargo rechazarían renunciar a la fe católica y morirían mártires como San Juan Fisher y Santo Tomas Moro.

Posteriormente se introduciría en Inglaterra un protestantismo calvinista, bajo el reinado de Eduardo VI ( 1547-1553) así será como al final un anglicanismo protestantizado con elementos luteranos y calvinistas se acabara imponiendo como doctrina oficial de la Iglesia de Inglaterra.

¿Estaba justificada la Reforma?

Si bien es cierto la Iglesia paso por una crisis importante en materia de moral, ninguna reforma que conlleve abandonar la Iglesia de Cristo y fundar tu propia iglesia puede ser justificada. Lutero no tenía tantos problemas con la crisis moral, su principal problema eran las doctrinas católicas, en especial la angustia que experimento siendo agustino por la seguridad de su salvación, lo que le llevaría a formular la doctrina de “La Sola Fides” y también “La Sola Escritura” para rechazar de esta forma la jerarquía de la Iglesia y su capacidad de “interprete y depositaria de la revelación”. Estas dos doctrinas constituirán el núcleo de la teología luterana y la base de todo el protestantismo. Estas dos doctrinas con las otras 3 solas  ( sola gratia, solo Dei Gloria y solo Cristo) serán analizadas en los próximos artículos.

Ninguna Reforma que conlleve a abandonar la Iglesia puede ni debe ser justificada, ante todo debe primar el mandamiento de Cristo:

para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviasteJuan 17,21

Es por eso que a lo largo de la historia de la Iglesia esta ha pasado por muchas crisis y ha tenido muchos reformadores que la han reformado desde dentro sin necesidad de abandonarla, tal es el caso de San Francisco de Asis, Santa Teresa de Jesus y San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcantara. Todos estos santos se dedicaron en su vida a reformar su congregación, orden o grupo sin tener que abandonar la Iglesia de Cristo y fundar una nueva Iglesia.

Todos estos hombres de Dios recordando el llamado a la unidad que quiso Cristo, lucharon por transformar la Iglesia, purificarla y santificarla, sin crear escisiones en ella.

Para concluir este primer artículo deseo citar un texto de San Ignacio de Antioquia sobre la importancia de la unidad de la Iglesia:

“Así, estando en medio de ellos, di un grito, clamé con fuerte voz, con voz de Dios: “¡Atención a vuestro obispo, al colegio de ancianos y a los diáconos!” Cierto que hubo quien sospechó que yo dije eso por saber de antemano la escisión de algunos de ellos; pero pongo por testigo a Aquel por quien llevo estas cadenas, que no lo supe por carne de hombre. Fue antes bien el Espíritu quien dio este pregón: “Guardad vuestra carne como templo de Dios. Amad la unión. Huid de las escisiones. Sed imitadores de Jesucristo, como también Él lo es de su Padre.” (Ignacio de Antioquía, Carta a los Filadelfios 7,1-2)

Pues bien queda claro que Lutero no amaba la unión, prefirió separarse de la Iglesia y crear su propia “congregación eclesial” con sus propio cuerpo de doctrinas, acomodadas a sus necesidades y pensamiento herético.

Jesús Urones-Apologista Catolico, ReL

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