miércoles, 20 de noviembre de 2024

Cómo luchó el cristianismo contra la esclavitud

LAbolition-de-lesclavage-dans-les-colonies-francaises-en-1848

Solo una religión ha hecho de la esclavitud una cuestión moral: el cristianismo. El autor Jean-Pierre Montembault muestra en uno de sus libros cómo la Iglesia católica permitió, no sin dificultades, la desaparición progresiva de la esclavitud en tierras cristianas y la destrucción de sus fundamentos ideológicos

Si bien la esclavitud se abolió en las colonias francesas en 1848, su desaparición en el continente se remonta a mucho antes: se remonta a un edicto de Luis X promulgado en 1315, un edicto que, en sí mismo, no hacía sino confirmar una realidad que existía desde hacía varios siglos, en el reino de Francia pero también entre sus vecinos.

Mucho antes de Voltaire y la filosofía de la Ilustración, las sociedades occidentales ya no toleraban esta práctica. La esclavitud en tierras cristianas estaba en vías de desaparición… ya en el siglo VIII.

Cambiar las mentalidades antes que las leyes

¿Cómo fue posible este proceso? Jesucristo no es un revolucionario en el sentido marxista del término. No abordó directamente la cuestión de la esclavitud, pero aportó nuevos valores que condujeron a un nuevo comportamiento. A los ojos de Dios, los poderosos no son superiores a sus súbditos. Al hacer del amor al prójimo la condición imperativa para la felicidad eterna, al lavar él mismo los pies de sus apóstoles, Cristo, con sus palabras y sus actos, "subvirtió" las concepciones morales de la época y socavó los cimientos de la esclavitud. En el cielo, "los primeros serán los últimos, y los últimos, los primeros" (Lc 13, 30).

Al cambiar los paradigmas de la gente, la Iglesia católica consiguió mejorar las condiciones de vida de los esclavos, elevando después su estatus jurídico antes de lograr su emancipación total. Es fácil olvidar que la esclavitud prácticamente desapareció del continente europeo a mediados de la Edad Media y nunca ha vuelto.

La Iglesia ha logrado esta hazaña defendiendo la naturaleza universal del ser humano, considerando a cada persona como un ser humano de pleno derecho por el que Cristo se sacrificó. Ha proclamado que todos los hombres son hermanos en Cristo, todos iguales en dignidad, todos salvados por la misma redención y todos llamados a la misma felicidad eterna. Antes de cambiar las leyes, cambió las mentes. "Rodney Stark, historiador de la religión, señala que solo ella llegó a la conclusión teológica de que la esclavitud era un pecado".

Esclavos canonizados

Desde los primeros siglos, la igualdad de los seres humanos se reflejó en el acceso de todos a los sacramentos, desde el sacerdocio hasta el más alto cargo. Calixto I fue esclavo. La Eucaristía no estaba reservada a los hombres libres.

En cuanto a la confesión, condenaba indirectamente la esclavitud. Somos responsables de nuestros actos, de todos nuestros actos. Pero, ¿cómo podemos serlo si somos esclavos? Por último, la canonización de los esclavos también desempeñó un papel importante en esta revolución de la mente. En un mundo extremadamente consciente del estatus social, los propietarios de esclavos se arrodillaban ante un santo, que a veces había sido esclavo en su vida terrenal.

Una vez establecidos los principios morales, la Iglesia Católica tuvo que encontrar la manera de ponerlos en práctica, sin provocar una revolución o una guerra civil que habría hecho más mal que bien. Se utilizaron varios medios, cada uno de los cuales aportaba una piedra a la construcción de una sociedad sin esclavos.

Por ejemplo, la servidumbre -una realidad radicalmente distinta- sustituyó a la esclavitud. Además, la proclamación de la paz de Dios prohibió la deportación de poblaciones civiles y su esclavización. Estos son solo dos ejemplos; ha habido muchos otros.

Un problema moral

Para comprender este cambio de paradigma, basta con observar el nuevo concepto de guerra que surgió en la Edad Media. Además de la paz de Dios para la población civil, se introdujo un sistema de rescate para los soldados hechos prisioneros.

En la antigüedad, ser hecho prisionero significaba la muerte o la esclavitud. En la Edad Media, la práctica del rescate no solo evitó los montones de cadáveres en los campos de batalla, sino que sustituyó a la esclavitud.

El rescate era una fuente de beneficios considerables y no convertía al prisionero en una bestia de trabajo: su carcelero tenía que darle alojamiento, comida y ropa mientras esperaba el pago. Tampoco podía obligarle a realizar trabajos pesados y le interesaba mantenerle en buen estado de salud. Un preso muerto suponía una pérdida de ingresos.

La revolución mental que supuso para el cristianismo la abolición de la esclavitud allanó el camino para la entrada de Occidente en la Modernidad

Los monasterios también desempeñaron un papel fundamental, sobre todo al promover el valor del trabajo manual para las élites. Una comparación con otras civilizaciones (china, india, musulmana, etc.) muestra claramente cómo el pensamiento cristiano representó una auténtica ruptura con el pasado.

Ninguna otra civilización consideró la esclavitud como un problema moral y no tuvo problemas de conciencia al practicarla a gran escala. Por ejemplo, muchos negreros musulmanes financiaban su peregrinación a La Meca mediante el comercio de esclavos. Poseer muchos esclavos era signo de riqueza y poder.

El cristianismo, en cambio, desarrolló una visión diferente del hombre y sembró la noción de culpa en la mente de la gente. Una práctica percibida como natural se convirtió en un grave pecado.

Entrar en la modernidad

Más tarde, a partir del Renacimiento, el retorno de la esclavitud en ciertas colonias, y solo allí, sacó a la luz un aspecto poco conocido de este periodo: la llegada de costumbres más paganas vinculadas en particular a la exaltación de la Antigüedad.

El desarrollo de la mitología en la pintura y el retorno de un pensamiento más esclavista son algunas de sus consecuencias. La Iglesia católica tuvo grandes dificultades para combatir este nuevo estado de ánimo, sobre todo porque algunos de sus prelados, más preocupados por sus prebendas que por los cuerpos y las almas de sus fieles, no transmitieron las numerosas condenas romanas.

Por último, la revolución mental llevada a cabo por el cristianismo, al abolir la esclavitud, permitió a Occidente entrar en la Modernidad. No en vano dominó el mundo durante siglos gracias a su ventaja técnica y científica, ventaja que demuestra la exactitud y la profundidad de las palabras de Cristo: "Buscad primero el reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura". (Mt 6, 33)

Jean-Pierre Montembault, aleteia

Vea también      ¿Qué hay de verdad en tantas otras leyendas negras?



¿A qué edad se es más feliz? Existe respuesta científica


Un estudio de Harvard ha monitoreado los años de vida de 724 personas desde 1938 hasta hoy, concluyendo a qué edad se es más feliz. Aquí la respuesta científica

Calidad en las relaciones

Se trata de la primera investigación de toda una vida, a través de varias generaciones. En 1938 comenzó la investigación escogiendo a 724 jóvenes a los que han hecho un seguimiento hasta hoy. Todo ello se ha plasmado en el libro 'Una buena vida' (Planeta). Con el fin de descubrir a qué edad se es más feliz.

La investigación asegura que "todo el mundo puede dar giros positivos a su vida" y que lo que marca "una buena vida" es la calidad de las relaciones. Por tanto, el estudio aprecia que la felicidad no está tanto en el tener, entendido como riqueza o acumulación de bienes, sino en un aspecto más social, más de relacionarse con el otro.

Uno de los directores del estudio, el psiquiatra Robert Waldingner, con el psicólogo Marc Schulz, aseguran que "vivir rodeado de relaciones cariñosas protege nuestro cuerpo y mente".

Certeza de la muerte

grupo de ancianos

Los autores del estudio creen que es un elemento fundamental el hecho de que las personas mayores son plenamente conscientes de que la vida pasa, se va agotando, y la muerte se acerca:

"Creemos que es porque tenemos el sentido de los límites de la vida y de que la muerte es algo real y eso nos hace más felices, porque cambiamos nuestras vidas. Nos quitamos obligaciones de encima, amistades que no nos hacen felices o reuniones que no nos gustan".

El peligro de la soledad

Si la calidad de las relaciones es el gran argumento para la felicidad, la soledad se convierte en uno de los mayores peligros.

Su peligro también es físico, porque favorece que las enfermedades se desarrollen con mayor rapidez, a edad más temprana y con mayor impacto.

Compartir la enfermedad –dicen- ayuda a encontrar el equilibrio:

"Cuando me puedo quejar con otra persona puedo sentir que el cuerpo recupera su equilibrio; la persona sola no puede calmarlo, mientras que la que tiene relaciones sí"

¿Cuál es la receta de la felicidad?

Si bien el estudio apunta algunas conclusiones, como la necesidad de relaciones de calidad, evitar la soledad no deseada, primar lo positivo sobre lo negativo… no da una receta infalible de cómo lograr la felicidad. La razón es que "no existe la vida perfecta".

Ni siquiera cuando se tiende a mirar al prójimo y se envidia su vida: "Es muy posible creer que las otras personas tienen vidas perfectas y que somos los únicos que no la tenemos, y eso no es verdad", dice el director del estudio.

Pero sí hay un consejo, que sirve de nexo común entre quienes en el estudio han resultado ser más felices: las relaciones. Los autores del estudio recomiendan practicar "la buena forma social" y cuidar las relaciones de forma activa:

"Todos nosotros estamos conectados a todo el mundo y necesitamos de los otros".

Por sexos, el estudio revela que este aspecto está más acentuado en las mujeres, independientemente de la generación a la que pertenezcan.

En sus 80 años de investigación, han constatado que ellas entienden mejor la importancia de mantener las relaciones que los hombres. Ellos habitualmente no trabajan en mantenerlas. 

El dinero no da la felicidad

happy-couple

El estudio, realizado en Estados Unidos, sitúa en 75 mil dólares anuales la cantidad que aporta bienestar a las personas. Pero no hay que confundir bienestar con felicidad. Ciertamente, los psiquiatras del estudio insisten en que el dinero es importante porque cubren las necesidades de la vida, pero "una vez tenido ese dinero, tener 70 millones más no aumentan la felicidad", dice Waldinger.

En una sociedad capitalista, en la que nos bombardean con necesidades y productos que debemos cubrir, la experiencia con las personas que han servido de base para este trabajo constata que cubrir esas 'necesidades' no aumenta la felicidad. "Sabemos que comprar experiencias nos hace más felices y durante más tiempo que comprar cosas", apostillan.

Benito Rodríguez, aleteia

Vea también    Las edades espirituales