Hay muchas maneras de afianzar tu fe y hacer crecer tu camino de santidad. Desde luego que la oración, la liturgia, la práctica de los sacramentos y el ejercicio cotidiano de la caridad, son indispensables. A eso el psicólogo Guillermo Dellamary añade 10 notas
Hay muchas maneras de afianzar tu fe y hacer crecer tu camino de santidad. Desde luego que la oración, la liturgia, la práctica de los sacramentos y el ejercicio cotidiano de la caridad, son indispensables.
Queremos agregarle algunos puntos importantes, que te ayuden a crecer en tu vida espiritual y tal vez no los habías contemplado.
Puntos importantes
Veamos cuáles son:
1. – Vivir con devoción, teniendo una vida dedicada a dar testimonio del amor que se le tiene a Dios, viviendo en la caridad.
2. – Que se note esa caridad al ser amable con todos, sin excepción y en todo momento, incluyéndose a sí mismo.
3. –Realmente comprender y perdonarlo que las personas te hacen y te puede incomodar u ofender.
4. – Ser respetuosocon todas las manifestaciones de la vida y tratar de no destruirlas ni dañarlas.
5. –Intentar ver en todo lo creado su belleza y disfrutarla.
6. –Cuidar de no andar presumiendo tu religiosidad y subrayando tu moralidad. Lo genuino no requiere tratar de evidenciarlo con cierta petulancia.
7.- La ignorancia es fuente de muchos de los errores que cometemos. Por ello tratar de cultivar nuestro conocimiento de la doctrina y el Magisterio de la Iglesia es una disciplina muy importante .
8. –Hacer todo con una verdadera humildad, dejando nuestra vida en manos de Dios y asumir nuestra responsabilidad de una manera más consciente, confiando plenamente en su bendita voluntad.
9. –Dejar de buscar ganancia y conveniencias egoístas por el bien que haces y practicar más lo que haces por los demás, en silencio y sin expectativas. Lo que hace tu mano derecha, que no lo sepa la izquierda.
10. – Tener muy claro que la sencillez y la simpleza obran maravillas en tu camino espiritual, para ni complicar ni hacer cosas rebuscadas y complejas.
Estas consideraciones parten de la necesidad de vivir practicando más la fe, como un auténtico testimonio, más que alardear de ella.
Muchas veces llegamos a creer que con hacer lo mínimo ya estamos cumpliendo. Y dejamos de hacer nuestra tarea cotidiana, que consiste en ir perfeccionando la ruta espiritual que hemos elegido, y además hemos ofrecido al Señor.
El fin de año es un buen momento para hacer un balance de cómo va nuestro trabajo espiritual, qué podemos mejorar para iniciar el próximo año con el empeño para incrementar el testimonio de nuestra fe.
Preguntas que puedes hacerte
También puedes revisar los siguientes puntos importantes:
A) ¿He procurado agradecer al Señor por todo lo que tengo y he recibido a lo largo del año?
B) ¿He bendecido los alimentos que ingerimos día a día?
C) ¿Qué tanto tiempo le he dedicado a una lectura espiritual provechosa?
D) Para perfeccionar mi amor, se necesita practicar las virtudes teologales y cardinales ¿Qué tanto lo he hecho?
E) ¿He logrado corregir algunos de mis defectos y he mejorado mis cualidades?
F)¿He podido darle más importancia a mi familia que a mi trabajo y otras actividades deportivas o con mis amistades? ¿O sigue siendo el mismo patrón de siempre?
G) ¿Qué tantos cambios logré conseguir de mis propósitos de inicio del año?
H) ¿Cuidé más mi dinero y logré un mayor ahorro y disminuí el dispendio en cosas inútiles, o seguí igual?
I) ¿Pude hacer algo extra y visitar a un pariente enfermo o distante y llevarle mi cariño y caridad, o aún lo he dejado de lado?
J) ¿Practiqué el ayuno o alguno que otro sacrificio, por amor a Dios y a los demás?
K) ¿Puse mayor esmero en cuidar mi salud mejorando tus hábitos alimenticios y el ejercicio, o aún me falta la disciplina y fuerza de voluntad para hacerlo?
Parecen detalles pero, al fin y al cabo, la santidad se construye a base de ellos.
La vida resulta más sana y con menos agobios y sufrimientos, en la medida en que la vivimos más espiritualmente.
Para que nada caiga en saco roto
Hay quien se resiste a creerlo y no da la importancia adecuada a vivir una vida equilibrada y en armonía. Se necesita estar convencido de que la práctica también se requiere en la vida espiritual. Por eso se necesita de la tenacidad, la constancia y la perseverancia. Un esfuerzo decidido y firme.
Por ello se dice que el verdadero cristiano se distingue por su firmeza en el esfuerzo y la dedicación que pone a su perfeccionamiento en vivir con las enseñanzas del Evangelio y los bellos ejemplos de vida, de los santos y doctores de la Iglesia.
Un año más de vida y de oportunidades para crecer. No lo echemos en saco roto y, al menos, enfoquémonos en algo sencillo para retomar nuestra vida espiritual.
Nadie lo va a hacer por ti. Asume tu responsabilidad y, en cuanto quieras, inicia tu nueva etapa de vida, siendo un poco mejor que antes. Pero que se note.
Guillermo Dellamary, Aleteia
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