Todos hemos sido cautivados, todos hemos sentido el frenesí, la emoción, el drama, el suspenso y la nostalgia que trae consigo este evento que paraliza al mundo cada 4 años.
Este Mundial particularmente ha sido diferente: se ha jugado en una época distinta, se ha realizado en un país árabe por primera vez en la historia… Tanto que podríamos decir que durante 30 días nos ha mantenido a todos expectantes y ha sacado el fanático deportivo escondido dentro de muchas personas.
Cada uno tuvo su preferencia respecto a ganadores. Las sorpresas no se hicieron esperar, pero realmente podemos decir que lo que se vivió en torno a la Copa del Mundo fue una verdadera fiesta.
Este evento es anhelado por muchos, quienes dicen que esperar 4 años es tortuoso; sin embargo, he querido espiritualizar un poco lo que se vive en este momento único y especial.
Uno de los patrocinadores principales de la Copa del Mundo nos presentó este video, titulado «La Copa del Mundo en tus manos». Quiero invitarte a que juntos descubramos qué nos quiere decir este comercial del Mundial sobre nuestra única y gran vocación, que es la santidad.
Así que, con la emoción de esta increíble Copa del Mundo que ya termina, veamos que podemos aprender de este video.
Todos estamos llamados a ser campeones
Todo
futbolista sueña con representar a su selección. Y no existe un sueño más
grande para un deportista que ganar con su selección el Mundial.
Es un logro muy especial, es un logro para el
cual cada jugador se prepara durante años, sin cesar. Hace sacrificios grandes,
se ejercita y entrena de tal manera que cuando le toque representar a su país
sea capaz de darlo todo por su patria.
Tú y yo tenemos una misión: amar y amar de tal
manera que cuando llegue el momento regresemos al Cielo, junto a aquel Dios que
con infinito amor nos ha amado.
Nuestra vida, como la del futbolista, reúne
nuestros esfuerzos, reúne cuánto amamos, cuánto nos dejamos amar y cuánto nos
esforzamos para poder alcanzar el tan anhelado Cielo.
¿No te parece esta la misma realidad del
futbolista que quiere ganar un mundial? La santidad nuestra meta ¡y que meta
para más hermosa!
Para esto nos preparamos, para esto amamos:
para poder llegar a nuestra tan anhelada patria, para poder junto a San Pablo
proclamar que «he peleado el buen combate de la fe».
Puede ser que nos equivoquemos, que
tropecemos, que caigamos, como los futbolistas que sufren lesiones. Pero esto
no nos debe detener ni nos debe desalentar. Cada caída, cada tropiezo ha de ser
para nosotros parte del camino a nuestra patria celestial.
La santidad es un camino para andar, no
para quedarnos quietos
4 años dura la espera entre un Mundial y otro.
Esto se debe a que, en estos 4 años, las selecciones pelean por los 32 cupos
que hay para participar en la Copa Mundial.
Imagina que de entre más de 150 países que
aspiran a participar, solo 32 lo logran. Es que en 4 años muchas cosas pueden
pasar. El camino es largo y ningún país que quiera competir se puede dar el
lujo de distraerse o tomarse el proceso a la ligera.
Ni empezar este proceso ganando es garantía de
llegar con éxito a un mundial, ni empezar perdiendo es síntoma de que no se
logrará. Lo único cierto en esto es que la selección que persevere y trabaje
por lograr su objetivo, es la que finalmente lo logrará.
¡Qué impresionante si llevamos esto a tu vida
y a mi vida! Y es que ciertamente una caída no es señal de que no llegaremos al
Cielo. Más bien, anta la mínima caída, siempre debemos luchar por levantarnos y
seguir en este camino hacia la santidad. Que es largo, pero tiene un premio
único y especial.
A ti que lees esto: hoy piensa en tu equipo
favorito. Quizá en este Mundial llegó lejos, quizá no. Te quiero invitar a que
pienses que, como este equipo a quien apoyas, tú estás
llamado a cosas muy grandes.
A ser protagonista, a luchar por la santidad.
No merecemos nada menos que eso. Para esto fuimos creados, aquí radica
el descanso de nuestro corazón, en que amemos de tal manera que nuestras obras
y nuestros pensamientos nos abran camino al Cielo.
Estamos invitados a la fiesta que jamás
acabará
Una fiesta completa es el Mundial; la
diversidad de naciones unidas en un mismo espíritu, el espíritu futbolero. Tú,
yo y todos los cristianos de diversos lugares, de diversa vocación, somos
congregados en el Sagrado Corazón de Jesús, del que brotan todas las alegrías,
todos los consuelos.
Todos sin importar nacionalidad, raza,
ocupación, todos estamos llamados al banquete del reino de los Cielos.
¡Anímate! El camino puede parecer largo, pero
es un camino que vale la pena recorrer. Así como un país que camina con el
Mundial como objetivo, tú y yo siempre caminemos con la mira puesta en la
santidad; recordemos que somos, unos pedacitos de tierra con aspiraciones de
Cielo.
Alan Lugmania, catholic-link
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