Justin y Hope Schneir, cofundadores de la beca `Unplugged´, y Mary Saarinen, estudiante de la Universidad de Steubenville, creen después de probarlo que vivir sin teléfono móvil es liberador.
Adicciones, pornografía, crisis familiares, trastornos psicológicos y de alimentación… cada vez son más los expertos, familias o educadores los que alertan sobre consecuencias catastróficas del mal uso del teléfono móvil en jóvenes y adolescentes. Pero, ¿cómo sería un año sin tener contacto con las nuevas tecnologías? ¿Y si dejarlo además tuviese beneficios espirituales, familiares, sociales o incluso de miles de euros?
Es la gran pregunta que ha llevado a la Universidad Franciscana de Steubenville -la más católica del mundo- a desarrollar un proyecto pionero entre sus estudiantes. Se trata de la beca Unplugged -desconectado-, lanzada en septiembre por los exalumnos de la universidad Justin y Hope Schneir, que concede becas y ayudas económicas de hasta 5.000 dólares -unos 4.800 euros- y que está teniendo grandes resultados incluso en el corto plazo.
Entrevistados por National Catholic Register, los Schneir y algunos alumnos atestiguan cómo vivir sin teléfono no es solo posible, sino también "liberador".
La iniciativa forma parte de un proyecto más amplio, The Humanality Foundation, dedicada a paliar la dependencia de las nuevas tecnologías, y se desarrolla de la mano de la universidad Franciscana de Steuvenville. Con la beca, sus promotores consideran que el centro "está liderando" el proceso de ayuda a los jóvenes a la hora de tomar distancias con el universo digital. Un ámbito, dicen, que también "ha impedido que muchos participen en la alegría de ser hijos de Dios".
Frente al "ataque a la cultura cristiana"... desde otro ámbito
"Vemos lo bueno de una vida vivida plenamente y conectada con un compromiso real con uno mismo, con los demás y con Dios", expresan.
Los Schneir no son precisamente personas que promueven una vuelta a la caverna. Aprecian las múltiples ventajas aportadas por las nuevas tecnologías, pero desde hace tiempo desean "recuperar" lo que son como personas y también "lo que se ha perdido". Especialmente porque "dentro de 50 años nadie recordará cómo era la vida sin internet".
"El ataque a la cultura cristiana ha ido más allá del ataque a la familia, al clero o a la paternidad, sino que ahora apunta a la humanidad misma. Necesitamos encontrar formas de recuperar lo que significa ser humano, vivir la aventura de la vida al máximo y abrazar más plenamente nuestro mundo hecho por Dios, en lugar de este mundo artificial hecho por el hombre", comentó Hope Schneir al portal de la Universidad. También, añadió, animándoles a tratar con "personas que Dios ha puesto en medio [de los estudiantes] y no en una pantalla", añade Hope.
El entusiasmo de los estudiantes por esta beca ha superado las expectativas de los promotores. De los casi 170 que se inscribieron en la primera fase de la Beca Unplugged -con hasta 150,000 dólares presupuestados-, 30 estudiantes recibieron cada uno 5.000 dólares de ayuda para la matrícula del curso 2022-23. Incluso hay 50 estudiantes que optaron por renunciar a sus teléfonos y participar, incluso sin recibir asistencia financiera.
Los casi 80 integrantes han comenzado a reunirse para compartir su experiencia, y los Schneir han comprobado cómo "tienen hambre de ser desafiados de esta forma".
Además de incansables activistas, los Schneir tienen un grupo de buena música cristiana.
Menos porno y ansiedad y más oración y relaciones sociales
“Surgieron algunas historias graciosas, como perderse en un aeropuerto y tener que pedirle indicaciones a una persona. Otra persona se sinceró sobre cómo renunciar a su teléfono está ayudándole en la lucha contra la pornografía. ¡Otra estudiante afirmó que le diagnosticaron depresión y ansiedad y ambas desaparecieron poco después de que ella renunciase a su teléfono!", menciono el director del departamento de antiguos alumnos Tim Delaney.
Mary Saarinen es una de las estudiantes que se ha acogido al programa. "Me ayudó a estar mucho más centrada. He aprendido que a veces no es necesario estar disponible 24 horas al día. Es bueno dar un paso atrás y parar", afirma.
Entre los múltiples beneficios obtenidos desde que comenzó a formar parte de la beca, destaca cómo se relaciona más con sus compañeros, toca más la guitarra, habla más con su familia, lee y reza, sobre todo el rosario mientras va en coche, en lugar de escuchar música. Incluso conoce mejor la ciudad al no disponer de GPS.
"Me ha hecho ser mucho más consciente de lo dependiente que puedo llegar a ser de mi Smartphone -teléfono inteligente-. Me gusta la libertad de no tenerlo constantemente", añade.
Otro estudiante de segundo año, Michael Van Vickle, afirmó los beneficios de los que disfruta también en su vida espiritual: "Creo que esta es una oportunidad perfecta para dejar mi teléfono y dedicar más tiempo y energía a las cosas que importan. Es mucho más difícil permanecer en el camino de la santidad cuando tienes un millón de cosas que te saltan a la vista”.
"Sentimos que no es posible, pero se puede"
Los Schneir celebran los resultados obtenidos. "Muchos se han vuelto adictos y están viendo perjudicada su salud mental. [La beca] está ayudando a los jóvenes a recuperar sus vidas", observan.
De continuar los resultados, sus promotores consideran la posibilidad de trasladar el programa a otras universidades.
"La universidad franciscana de Steubenville está iniciando un movimiento y mostrando que es posible y muchos colegios y universidades seguirán sus pasos. Los franciscanos son como una luz esperanzadora y queremos que lideren este movimiento. Sentimos que no podemos funcionar sin teléfonos inteligentes, pero se está demostrando que es posible. Se está haciendo", concluyen.
José María Carrera, ReL
Vea también "¿Ni una hora velasteis?" - Un estudio muestra que la gente no soporta 15 minutos en silencio a solas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario