El padre Antonio Vélez Alfar, de origen colombiano, vive hoy en Argentina. Su madre fue violada a los 27 años. Aquí está su historia
“Para mi madre era mi mayor orgullo haber defendido la vida”. Al repetir estas palabras, el padre Antonio Vélez Alfar tenía lágrimas en los ojos. Porque lo llevaron atrás en el tiempo. Y precisamente a la dramática historia de su madre, que años atrás le reveló que lo había concebido tras una violación ( tropeaedintorni.it ).
Una mujer de gran fe
El sacerdote colombiano, párroco de la provincia de Chubut (Argentina), decidió contar su testimonio luego de una sentencia de la Corte Suprema de Justicia argentina que declaró el aborto no punible en estos casos. «Mi madre -dijo el padre Alfar- era una mujer de mucha fe, devota y practicante. Dijo que, a pesar de las terribles circunstancias, llevaba en su vientre el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que por sus convicciones no podía abortar. Y que si Dios lo había permitido, esto tenía que tener sentido ” (caminocatolico.org).
Violada con una trampa
Su madre fue violada a los 27 años en Medellín por varios compañeros de trabajo que la atraparon en una fiesta, la drogaron y maltrataron repetidamente. En el dolor de no saber quién era el padre, la familia de la mujer la obligó a casarse con un viudo, quien la maltrató continuamente después del matrimonio. Como la separación era imposible, la madre se quedó con su marido y su segundo hijo, mientras que aAlfar lo enviaron a casa de su abuela.
La historia de la madre
Continúa la historia del sacerdote colombiano nacido tras aquella violación. «Un día, mientras mi abuela me pedía que le dijera ‘papá’ a mi abuelo, le pregunté cómo podía ser abuelo y padre al mismo tiempo. Esto motivó una reunión con mi mamá. Me contó lo que había pasado: que muchas personas querían que abortara, otras que me vendieran y otras que me echaran. Y muchas otras personas también estaban interesadas en mí. Para mí fue muy difícil: solo tenía 10 años… y reaccioné muy duro contra mi madre” (aciprensa.com).
«¿Por qué me pasó a mí?»
Un día Alfar quiso desahogarse con Dios: «Fui a la iglesia a protestar con Él: ¿por qué me ha de pasar tal cosa? Y mientras yo gritaba vino un cura y me dijo que estaba haciendo la pregunta equivocada: «No por qué, sino para quién…». Que precisamente por mi situación, Dios me estaba llamando a grandes cosas…» .
«Serás instrumento del Señor»
Ese sacerdote le dijo «que Dios escribe derecho con renglones torcidos y que yo sería su instrumento. Y entonces comenzó a leer el pasaje de Jeremías, donde Dios lo llama, pero él se resiste y el Señor le dice:… ‘No te preocupes, yo haré todo por ti’. Esa conversación me marcó y ese cura fue como un padre para mí».
A partir de ahí, Alfar primero se hizo catequista y luego eligió el camino del seminario y del «matrimonio» con Dios. Aceptando con otro espíritu el hecho de haber nacido después de una violación: tal vez, si no hubiera sido así, nunca se ha hecho sacerdote.
Gelsomino del Guercio, Aleteia
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