Jesús mismo quiso que el domingo después de Pascua se celebrara en la Iglesia como el Domingo de la Misericordia y le hizo una gran promesa a santa Faustina Kowalska
La mayor gracia que podemos recibir es «el perdón total de las culpas y de las penas». Es necesario recibir la Santa Comunión en este día después de una confesión bien preparada (sin apegarse al más mínimo pecado).
En el año 2000, con motivo de la canonización de santa Faustina, el papa Juan Pablo II proclamó el segundo Domingo de Pascua como Domingo de la Misericordia para toda la Iglesia.
Jesús: Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.
Entendiendo las revelaciones a santa Faustina
El mejor comentario sobre este pasaje son las palabras que Jesús dijo durante una de sus revelaciones a la santa Sor Faustina:
«Deseo que el primer domingo después de Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia (Diario 299). Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. Ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias».
Diario de Santa Faustina, n. 699
El profesor Ignacy Rozycki, que era miembro de la Comisión Teológica Internacional y había realizado previamente un análisis teológico del Diario de santa Faustina a instancias del cardenal Karol Wojtyla, entonces arzobispo de Cracovia, comentó esta promesa de Jesús de la siguiente manera:
«La remisión de todas las culpas y penas es únicamente la gracia sacramental del bautismo. En estas promesas, Cristo ha vinculado el perdón de las culpas y de las penas a la Santa Comunión recibida en la Fiesta de la Misericordia, elevándola así al rango de un “segundo bautismo”».
Así, en el Domingo de la Misericordia, podemos recibir una gracia comparada por los teólogos con un «segundo bautismo».
Aprovechemos esta oportunidad que nos brinda Jesús, y contémosla a los demás.
Paweł Rytel-Andrianik, Aleteia
Vea también Qué es la Divina Misericordia
No hay comentarios:
Publicar un comentario