Los niños que creen en Dios son adultos más fuertes espiritualmente.
Para cuando mi sobrino tenía pocos meses de edad, nos hicimos miembros de una iglesia que nos dio un conocimiento de Dios que antes no teníamos. Mi sobrino pasó su infancia aprendiendo de Dios, de su amor y bondad, de cómo orar no solo para pedir, sino para agradecer todo lo que nos da, orar en busca de consuelo; y además, para encontrar perdón por nuestras fallas.
Pese a que después de un tiempo nos alejamos de dicha creencia religiosa; lo allí aprendido por mi sobrino acerca de la grandeza del Padre Celestial es una marca indeleble en su vida que le ha fortalecido y le ha ayudado a ser un mejor ser humano, aunque aún sea un niño.
Para quienes creemos en Dios, el que se le enseñe a los niños sobre su grandeza y poder no es obsoleto; es más, creo que ese conocimiento en manos de un niño lo dota de un poder infinito que de adultos les ayudará no solo a ser mejores personas, si no a no perderse del camino correcto.
El hogar: la fuente de la fe
Muchas veces mi fe se debilita, como la de muchos adultos cuando tenemos dificultades, pero ver a mi sobrino, que habla de Dios de una manera tan sencilla y a la vez tan profunda, me hace creer y sentir que no estoy sola en este mundo lleno de pruebas diarias que mide nuestra fortaleza.
Creo que si hubiera tenido una enseñanza acerca de Dios como la que tuvo mi sobrino, mi fe sería muy fuerte y mis debilidades no serían un reto con el cual luchar a diario.
¿Por qué es necesario enseñar a los niños a cerca de Dios?
Por lo mismo que me pasa a mí que soy débil en mi fe y ésta flaquea ante la prueba más mínima, porque dudo de mi cuando las personas me tratan con desdén; porque si mi fe fuera fuerte no dudaría en que tras de mi hay alguien que me apoya en los momentos más duros de mi vida; y lo principal, sabría que no importa que tan sola me sienta, Dios siempre estará a mi lado, sin juzgarme y que me ama pese a todos mis defectos.
¿Cómo enseñar a un niño acerca de Dios?
Hay muchas maneras de hacerlo, pero desde mi experiencia en casa compartiré la manera como hemos logrado que mi sobrino sepa que Dios es importante en su vida.
A través de la oración
Al principio los adultos nos rotábamos las oraciones por los alimentos; unas veces oraba mi mamá, otras mi hermana y otras yo. Eso pasó hasta que un día el pidió hacer una oración para dar gracias por su desayuno.
Ahora él siempre hace la oración. Lo que hace antes de orar es pedir que todos nos tomemos de las manos (eso no fue algo que le enseñáramos pero se siente bonito) y comienza a dar gracias, a pedir que todos los animales y seres humanos necesitados en el mundo tenga comida y refugio.
Al salir de casa rumbo al colegio también se encomienda a Dios para pedir por protección y ayuda en sus labores escolares.
Además ora al ángel de la guarda para que lo proteja y nos cuide mientras no estamos en casa.
Lectura de cuentos bíblicos
De pequeña tuve unos libros de cuentos de la Biblia que pasaron a él como “herencia”, así que desde muy pequeño disfrutaba de leer como Jonás había sido tragado por un gran pez, o preguntaba porque Jesús había sido crucificado.
Cada pregunta era respondida por nosotros de la manera más sencilla y honesta posible. Para responder leíamos y tratábamos de ser exactas en lo que queríamos enseñarle para que no se sintiera engañado y sobre todo, para que aprendiera de la gracias y propósitos de Dios en la vida de los seres humanos.
Respuestas claras a sus inquietudes espirituales
Todos los niños asaltan con preguntas del tipo ¿Qué pasa cuando morimos? O ¿Dónde estábamos antes de nacer?, ¿Quién es Dios? o ¿Por qué Jesús murió en la cruz?, ¿Existen los ángeles? Y muchas preguntas de ese estilo
Lo que solemos hacer es indagar la razón por la cual pregunta y acerca de cuanto sabe del tema. Por lo general esas preguntas surgen por las enseñanzas impartidas en el colegio, pues en Colombia es generalizada la enseñanza de la religión católica en los colegios y escuelas públicas.
Cuando ya sabemos el origen y lo que le han enseñado, lo que hacemos es complementar la información. Pero algo adicional es que le cuestionamos lo que él piensa al respecto y siempre logra sorprendernos con lo que tiene para decirnos.
Sé que hay mucho más por enseñarle, sé también que el crecimiento espiritual es un proceso, pero también tengo la certeza de que si su conocimiento de Dios sigue en aumento, va a ser mucho más complejo que se deje engañar de las trampas del mundo y será un hombre con una fe y fortaleza inquebrantable con mucho que dar a quienes le rodean.
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