En nuestra día a día podemos
olvidar que la santidad no se encuentra solo en las grandes obras, sino en los
gestos sencillos vividos con amor. Estos cinco hábitos, inspirados en los
santos, pueden ayudarnos en nuestra vida espiritual.
La cuenta de Instagram Un
Católico Bien recordó que, aunque a veces pensamos que crecer
espiritualmente requiere acciones extraordinarias, la realidad es muy distinta.
“A veces pensamos que para
crecer en la vida espiritual necesitamos hacer cosas enormes, pero los santos
nos enseñan lo contrario: Dios transforma el corazón a través de los detalles
más pequeños”, indicó.
En su publicación compartió cinco
hábitos simples que vivían los santos y que pueden convertirse también en
prácticas cotidianas para nuestra vida de fe:
1) Santa Teresita del Niño Jesús
Sonreír cuando algo te cuesta.
Para ella, amar era seguir
sonriendo incluso cuando le costaba. No porque fuera falsa, sino porque quería
regalarle a Dios ese pequeño sacrificio.
2) San Francisco de Sales
Actuar lento cuando estés
enojado.
Él mismo se describía como una
persona impulsiva. Su truco: moverse y hablar muy lento (como en cámara lenta)
para evitar reaccionar desde la ira.
3) Santa Teresa de Calcuta
Hacer lo que no quieres primero.
Si había una tarea que le
incomodaba, la hacía antes que cualquier otra, ofreciéndola por alguien. Es una
manera hermosa de combatir la pereza y crecer en donación.
4) San Pío de Pietrelcina
Ofrecer molestias pequeñas por
alguien.
“Nada se desperdicia si se ofrece”.
Un dolor de cabeza, el tráfico, la ansiedad del día… Su hábito era convertir
cada incomodidad en oración por una persona concreta.
5) San Juan Bosco
Educar (y corregir) siempre con
alegría.
Él evitaba corregir desde el enojo.
Su hábito: primero hacer reír, luego enseñar. Creía que un corazón alegre
aprende mejor.
¿Qué otro hábito agregarías a la
lista?
Harumi Suzuki, churchpop
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