martes, 30 de diciembre de 2025

Fin de año, agradecer para renacer: una invitación a mejorar

año nuevo


El año está por cerrar y, con él, un cúmulo de jornadas vividas con luz y sombra, desafíos y dones, encuentros y despedidas. Aquí una invitación para mejorar 

Cuando el calendario se inclina hacia su último día del año, el corazón humano percibe un desplazamiento interior: como si el tiempo, de pronto, respirase más lento, llamando a una pausa que no es solo del reloj sino del alma. 

¿Qué traigo conmigo de este año que se va?

Este momento no es solo un punto final, sino una frontera sagrada donde lo vivido se convierte en maestro y lo por venir, en posibilidad. El acto de mirar hacia atrás con gratitud nos enseña que no somos coleccionistas de éxitos o fracasos, sino peregrinos de significados que hemos de reflexionar.

Agradecer no es una mera cortesía emocional, sino una forma de ver con un  corazón lúcido, con conciencia despierta y con ojos que reconocen lo que ha sido don antes que logro.

Una propuesta de san Juan de la Cruz

SAN JUAN DE LA CRUZ
San Juan de la Cruz

La reflexión mística de san Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia y poeta de la mente, nos recuerda en sus enseñanzas que la verdadera transformación nace en el silencio interior y en la entrega humilde y confiada del corazón. 

Para él, la vida espiritual no es un ejercicio de fuerza, sino una danza con la gracia que nos invita a soltar, a caer en manos de Dios y a aprender de la oscuridad para que la luz interior pueda arder con más claridad.

Entre sus palabras más apasionadas  hay una que parece hablarnos justo en estas vísperas del nuevo año:

"Esfuérzate por mantener tu corazón en paz; que ningún suceso de este mundo lo perturbe", estar tranquilos. 

Esta invitación no es un reclamo a cerrar los ojos ante la vida, sino a cultivar un corazón sereno que mira con profundidad. 

El primer propósito

Aceptar con gratitud lo que fue, reconociendo que cada experiencia fue una chispa en el fuego que ha ido forjando nuestro espíritu.

1Agradecer por el pasado, es esperanza para el mañana

Un corazón agradecido es una postura de humildad consciente: reconocer que no somos arquitectos absolutos de cada circunstancia, sino co-creadores con el misterio que nos sostiene.

En cada giro del año hay lecciones que no conocíamos cuando empezamos, y ahora, al final, nos iluminan con su nueva sabiduría. Esto es lo que invita a contemplar San Juan de la Cruz cuando alienta a caminar con fidelidad y a no dejar que ninguna dificultad apague la llama interior con emociones negativas y pesimistas. 

2Los propósitos brotan del alma

Ahora, al borde de un nuevo año, no es oportuno llenar la mente con una lista de deseos o de metas. Más bien, el alma pide propósitos que nazcan desde la semilla del espíritu:

• Propósito de amar más y juzgar menos;

• Propósito de escuchar más veces el silencio de la propia alma;

• Propósito de cultivar paz interior y expandirla hacia quienes nos rodean;

• Propósito de caminar con gozo, incluso en las tareas pequeñas y ordinarias.

San Juan de la Cruz nos diría que estas resoluciones no son obras por obligación, sino frutos de un corazón que se sabe acompañado por el amor divino y confiado en la posibilidad de renacer cada día.

Escritura- cerebro

Este final de año es un umbral

La gratitud se convierte en puente que nos lleva hacia el próximo cielo de experiencias. Convertir cada día venidero en una oportunidad para explorar la presencia del amor de Dios en lo cotidiano, para hallar belleza en lo sencillo y para permanecer firmes cuando lo inesperado toque a la puerta, es un propósito que no se agota con el calendario —sino con la generosidad del corazón.

Que este 2026 encuentre en cada lector un espíritu renovado, una mirada agradecida y un corazón que sabe que cada despedida contiene una bienvenida. Que la paz íntima sea el ritmo de cada jornada, y que cada respiración se convierta en un acto de amor consciente, no forzado, sino por gratitud. 

Guillermo Dellamary, Aleteia

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