
El Adviento avanza, y para aprovecharlo bien, meditemos estos cinco pensamientos que nos ayudarán a acercarnos a Jesús que está por nacer en la Navidad
Santa Teresa de Lisieux, llamada popularmente “Pequeña
Flor”, es famosa
por su vida sencilla y hermosa como monja carmelita. En
particular, su
profunda autobiografía, Historia de un alma, sigue cautivando
los corazones de
quienes la leen.
En la raíz de su espiritualidad encontramos una fuerte
devoción al
Niño Jesús,de donde recibe su “título” principal en la vida
religiosa,
Santa Teresa del Niño Jesús, y que configuraba todo lo que la santa
hacía.
A continuación se recogen unos pocos fragmentos
seleccionados de
sus escritos para ayudarnos en nuestra preparación espiritual
individual para la Navidad, reconociendo nuestra pequeñez y
nuestra constante
necesidad de la amable misericordia de Jesús.
1Flores para Jesús
"Los días de mi primera comunión han quedado grabados
en mi
corazón como un recuerdo sin nubes (…) ¿Te acuerdas, Madre
querida, del
precioso librito que hiciste para mí tres meses antes
de mi primera
comunión...? Aquel librito me ayudó a preparar
metódica y rápidamente mi
corazón; pues aunque
ya lo venía preparando desde hacía mucho tiempo, era
necesario
darle un nuevo impulso, llenarlo de flores nuevas para que Jesús
pudiese descansar a gusto en él".
2El juguetito del Niño Jesús
"Desde hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño
Jesús para
ser su juguetito. Le había dicho que no me utilizase como uno de
esos juguetes caros que los niños se contentan con mirar sin atreverse
a
tocarlos, sino como una pelotita sin valor que pudiera tirar al suelo,
o pegar
con el pie, o abrirla, o dejarla en un rincón, o bien, si le
apetecía,estrecharla contra su corazón. En una palabra, quería
divertiral Niño Jesús,
agradarle, entregarme a sus caprichos
infantiles".
3Pequeños sacrificios
"Yo soy un alma muy pequeña que no puede ofrecer a Dios
más
que cosas muy pequeñas. Es más, con frecuencia me ocurre que
dejo escapar
algunos de esos pequeños sacrificios que dan al
alma tanta paz. Pero eso no me desanima: me resigno a tener un
poco menos de paz, y procuro poner máscuidado
la próxima vez".
4Imitar a María Mgdalena
"Sobre todo, imito la conducta de [María] la Magdalena. Su asombrosa, o, mejor dicho, su amorosa audacia, que cautiva el corazón de Jesús, seduce al mío. Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él".
5Ascensor al cielo
"¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más".
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