
Hay un momento en casa de los Sebastián la noche de Navidad en que el comedor está totalmente a oscuras. Marc y sus cuatro hijos intentan guardar silencio alrededor del pesebre y se va haciendo la luz mientras mamá entra despacio con una vela encendida. Es el cirio de bautismo de todos los niños de la familia.
"Expresa que la Virgen María, al dar a luz, hace que la luz entre en el mundo", explica a Aleteia Núria Vilellas, la madre.
Ella heredó de su familia esta tradición, llamada "lucernario", y ahora la celebra en su propia casa. Después, con la luz del cirio encendida, los padres leen una versión infantil del Evangelio del nacimiento de Jesús y explican su significado y cómo afecta a su vida.
Adviento por partida doble

Este año, la familia está esperando el nacimiento de Lluc. "Nuestro embarazo es como un símil: también estamos a la espera del hijo", explica Núria.
"La llegada de cada hijo la vemos como un regalo muy grande -afirma-. Cada hijo nos cambiado la vida de una manera u otra, incrementando nuestro amor, multiplicándolo".
"No lo vivimos desde el sacrificio, sino todo lo contrario: como una nueva oportunidad de poder darnos como familia, de multiplicar el amor", añade.
Sus hijos también comparten este espíritu como hermanos. "Cada vez que les decimos que estoy embarazada, para ellos es una alegría muy grande", explica Núria.
"Vivimos este acontecimiento como una gracia -continúa-. Estar abiertos a la vida y aceptar los planes de Dios para nosotros es un don que nos ha regalado la Iglesia".
Esta familia numerosa vive en Sant Vicent dels Horts, una ciudad cerca de Barcelona que pertenece a la diócesis de Sant Feliu de Llobregat.
Además del lucernario, conserva muchas otras tradiciones navideñas con las que revive cada año que "Jesús nace en nuestra casa, en nuestras vidas, para iluminarlas y salvarnos".
Teatro navideño
Núria es la pequeña de 6 hermanos. Cada 26 de diciembre, fiesta de san Esteban, se reúne su familia extensa.
Durante la celebración, los niños ofrecen un pesebre viviente y representan una obra de teatro de "Pastorets".
La abuela es quien lo dirige. Para prepararlo, va celebrando encuentros con sus nietos durante el Adviento en su casa.
"Mi madre lo organiza todo: les ofrece vestuario, distribuye los personajes, ensayan,… -explica Núria-. Participan todos, desde la nieta mayor, de 19 años, hasta los bebés".
Además, los hijos mayores de Marc y Núria participan también en la obra teatral navideña de su parroquia, San Antonio de Padua. Cada año interpretan a un personaje diferente y "esto también les ayuda a ir entendiendo", afirma la madre.
De la montaña a casa

A los Sebastián les gusta la montaña. En diciembre aprovechan alguna excursión para recoger piñas, piedras, cortezas y otros elementos para decorar el pesebre.
También van a buscar un tronco, el Tió, que en Navidad les dará regalos, siguiendo una tradición catalana. Y decoran un abeto que estará presente en casa todas las fiestas.
Calendario de chocolate
Finalmente, el calendario de Adviento ilusiona a los niños con un chocolate cada uno de los días que faltan para Navidad.
Y la corona de Adviento, con 4 velas que van encendiendo cada domingo, les recuerda la proximidad de la luz.
En conjunto, esta familia numerosa, del Camino Neocatecumenal, "se prepara con mucha alegría y confianza para la llegada del Niño Jesús, que ilumina nuestros sufrimientos y nos salva", explica Núria.
"Tenemos pruebas de que Jesús nos ha rescatado -concluye-. Él es Dios que viene a la tierra y se hace presente, Él dirige nuestra vida y podemos confiar que hace las cosas bien".
Patricia Navas, Aleteia
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