Un joven virtuoso y talentoso, muy divertido pero también un poco vago. Así es como la maestra de Carlo, a quien tuvo durante cinco años, describe al joven beato italiano
Carlo Acutis era un estudiante aparentemente normal. Alegre y bromista, sencillo y espontáneo, fue una presencia positiva y luminosa en los bancos de su escuela milanesa, en el Istituto Tommaseo.
Fue en este colegio privado, en el centro histórico de Milán, donde Carlo Acutis estudió la educación primaria y secundaria de 1997 a 2005.
Su profesora de Primaria durante 5 años, Valentina Quadrio, explica entre risas a Aleteia:
«Era un niño muy tranquilo, muy amable. Nunca lo vi discutiendo con nadie. Era un pacificador en la escuela. Si sus compañeros discutían, buscaba restaurar la paz, haciendo bromas divertidas. Me fascinaban sus habilidades, era un niño muy especial».
Él había tomado bajo su protección a un compañero, Andrea, que tenía grandes problemas familiares, que era muy difícil y un poco temperamental y los demás compañeros se burlaban de él.
Un día en el patio le dije: «Carlo, vete a jugar con otros amigos, deja a Andrea aquí conmigo, yo me encargo», y él me respondió: «no vale, ¿sabes? Me encanta jugar con él». Y pensé: «Wow es un santo‘».
«No quería que todos supieran el bien que estaba haciendo»
Desde un punto de vista escolar, «no había nada que pudiera ponerlo de mal humor. Si había examen, los demás se agitaban, pero él decía: «estudié, que pase lo que sea».
«No se daba por vencido fácilmente», recuerda Valentina Quadrio.
«Por otro lado, había escuchado decir que en el colegio estudiaba un poco menos, que era un poco vago«.
¿Sería posible, por tanto, llegar a ser santo aunque uno no esté muy atento a sus estudios? Eso parece… ¡y especialmente si es por una buena causa!
Porque las horas que Carlo no dedicaba a los estudios, las dedicaba a la programación de sitios de Internet, y en particular a la realización de su exposición virtual sobre los milagros eucarísticos.
«Probablemente estaba ‘distraído’ por esta otra gran pasión», concluye sonriendo su ex profesora. En resumen, para Carlo, Dios siempre fue el primero en ser atendido.
Aunque sus maestros y compañeros se habían percatado de sus grandes cualidades humanas, no fue hasta más tarde que descubrieron sus obras y su gran fe en Dios.
«No quería que todos supieran el bien que hacía», dice Valentina Quadrio.
Era muy discreto y solo después de su muerte en 2006 descubrieron que Carlo iba todos los días a la iglesia, a comulgar y tomarse un tiempo para la oración personal, o que hacía mucho voluntariado y que ayudaba a los pobres en su barrio después de la escuela.
En la escuela, Carlo Acutis evangelizaba como era, con su ejemplo y con su vida, con su bondad hacia los demás, pero también con su constante buen humor.
Lo que sus compañeros dicen de él
En un documental de Chemin Neuf, Michele del Vecchio, uno de los amigos más cercanos de Carlo Acutis en la escuela primaria y secundaria, lo recuerda con estas palabras:
«Pasamos muchas tardes viendo películas y jugando juntos. Estábamos muy unidos. Lo que siempre me gustó de él fue que era muy simple y que nunca juzgaba a nadie. Era un gran aficionado a la informática, le gustaba hacer vídeos, muchas veces cómicos. Eran videos muy divertidos».
Este lado cómico de Carlo Acutis, muchas otras personas lo han subrayado.
Otro de sus compañeros de colegio, Federico Oldani, en una entrevista publicada en el sitio web de la diócesis de Milán en octubre de 2020, lo describía así:
«Lo recuerdo como una persona auténtica: se enojaba si faltaba a la tarea, siempre lo regañaba el profesor de francés por ser un poco alborotador, llegaba tarde a la escuela -¡a pesar de que vivía a dos metros de distancia!- ¡y una vez le echaron de clase por reírse».
¡Así que grazie mille Carlo, porque con tu ejemplo nos muestras que la santidad está realmente al alcance de todos!
Su tumba puede visitarse en el Santuario del «despojo» de san Francisco de Asís, en Italia.
Vea también Vosotros sois la luz del mundo -
Benedicto XVI
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