Tras años de formación preparándose para el sacerdocio, Ephrem Tshibamfumu dejó el seminario en 2011 y entró en una profunda crisis de fe. Durante un tiempo solo quiso recuperar la libertad que creía que había perdido preparándose para religioso, pero sabía que "Dios quería algo" de él. Diez años después, es un apóstol y testigo de la Divina Misericordia, y son miles los que siguen su método consagración basado en santa Faustina Kowalska.
“Cuando salí, no quería saber nada de la Iglesia ni de los sacerdotes”, cuenta Ephrem a Religión en Libertad. “Entonces me encontré con Marina –su actual esposa– que siempre buscó la forma de llevarme de vuelta a la Iglesia”.
En los diez años que pasó en la casa de formación religiosa nunca escuchó hablar de la Divina Misericordia. “Un día, Marina me dijo: 'vamos a rezar la coronilla (una de las principales oraciones de esta devoción)'”. Descubre aquí por qué rezar la coronilla de la Divina Misericordia.
Soñaba con Jesús y comprendía el don de lenguas
“Marina y esa devoción fueron providenciales para mí”, confiesa. “Mi espíritu solo me pedía tener la vida libre que creí que nunca tuve, pero veía como Jesús me perseguía”.
Ephrem decidió dejar abierta una puerta abierta a la devoción que le presentó su mujer, y comenzó a leer el diario de Santa Faustina.
Mientras leía, pensó que tenía que hacer un retiro para retomar su vida espiritual. Acudió con Lazos de Amor Mariano (una asociación mariana de fieles con orígenes en Colombia). “Desde ese momento, el Señor empezó a enseñarme cosas. De noche soñaba con Jesús ensangrentado” y un día, en una imposición de manos de un sacerdote que hablaba en lenguas, Ephrem entendió a la perfección: “Jesús te ama tal como eres, te necesita”.
De una persona, a todo el mundo: la fuerza de la misericordia
Al día siguiente, fue a misa en su parroquia y en la homilía el sacerdote dijo: “ss difícil ser misericordioso como Dios es misericordioso. Pero todos somos testigos de la Divina Misericordia”.
“Mi corazón se rompió al escucharlo”, confiesa, “y, tras pensarlo, tomé la decisión de fundar los Testigos de la Divina Misericordia”, dedicado a la difusión de esta devoción y, especialmente, de la consagración. “Era un 9 de enero de 2018 cuando comenzamos la actividad en nuestra página web”, relata.
Entonces eran solo 9 personas las que empezaron a seguir el plan de formación y consagración a la Divina Misericordia. Tres años después, con la aprobación eclesiástica obtenida, la iniciativa se ha difundido por todo el mundo: España, Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana, Alemania, Venezuela, Paraguay…
Además de consagraciones grupales, la iniciativa se dedica a difundir y profundizar en los contenidos de la devoción a la Divina Misericordia. Ephrem es autor, entre otros libros, de "Consagración a la Divina Misericordia. 33 días de preparación en la Escuela de la Divina Misericordia. Profundización de las reflexiones del P. Guillermo Serra".
El triunfo del Rey de la Misericordia
Cuenta Ephrem que, durante estos años, han sido muchos los que le han preguntado por qué se refiere tanto al rey de la Misericordia, "un título que ni si quiera aparece en la propia Biblia".
Y la respuesta se encuentra en su propia vida. "Yo vivía en el desorden del alcohol y de todo, tipo, pero cuando el Señor empezó a actuar en mi, me di cuenta de que me quería a su lado, pero a la vez me sentía siempre indigno de ello".
La Divina Misericordia "triunfó en mí vida", explica. Aquel suceso se convirtió en una de las ideas centrales de su último libro, El triunfo del Rey de Misericordia en la vida de un alma consagrada a la Divina Misericordia (Buenas Letras).
"Muchos me preguntaban el significado de consagrar nuestra vida a esta devoción", y no es otra cosa que lo que a el mismo le ocurrió: "Reconocer nuestra miseria, entregarnos al Señor para que sea nuestro rey, ya que es Él quien nos tiene que devolver la libertad que hemos usado mal para proclamar Su triunfo en nuestra vida".
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"Tenemos que saber que no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a Él, y puede hacer lo que quiera", explica. "El día de la muerte será un juez, pero también un rey de misericordia que nos ayudará a alcanzar la salvación definitiva".
Pero el hombre, explica, también debe de poner de su parte para recuperar la infancia espiritual, y es lo que propone en El triunfo del Rey del Rey de Misericordia, donde ofrece una serie de pautas para renovar la consagración ya realizada, así como la recopilación de otros datos, curiosidades y oraciones sobre esta devoción.
"Si amamos al Señor", escribe Ephrem, "tenemos que confiar en Él, esperando con serenidad su respuesta, porque es importante saber que no existe nada que el corazón de Dios no pueda perdonar".
Una devoción que salva vidas
Esteban es solo uno de los cerca de 8.000 consagrados que hoy integran la Escuela de la Divina Misericordia.
Residente en Texas (Estados Unidos), fue víctima de abusos sexuales durante su infancia. Aquello le generó fuertes y continuas depresiones, culpabilidad y ansiedad. Explica en la página web de la iniciativa que los pensamientos suicidas no tardaron en aparecer.
Un día, acudió a una biblioteca, casualmente dedicada a Santa Faustina, para comprar algún libro que le ayudase. Le dijo a la bibliotecaria que estaba pensando en terminar con todo.
Belinda, la bibliotecaria, le entregó un libro de la Divina Misericordia. “Por favor, coge esos libros y haz la consagración”, le dijo.
Al día siguiente, se inscribió en la Escuela de la Divina Misericordia y completó los 30 días de consagración. “Me ayudó mucho, sigo luchando”, cuenta Eduardo. “Es grande saber que la misericordia que nos tiene a cada uno de nosotros Dios es infinita. Él nos ama y nunca estaremos solos. Siempre está ahí, desde antes de que naciéramos. Y siempre lo estará”, confiesa.
Esteban iba a acabar con su vida, cuando conoció casualmente la Divina Misericordia. En la imagen, agradece el resultado final de su confianza en esta devoción.
Luz para un mundo confuso
Decenas de historias como esta han llevado a Ephrem a comprender el sentido de la misericordia.
“No podemos vivir una falsa misericordia, de que Dios siempre nos defenderá si nos consagramos. Nos defenderá, pero nosotros tenemos nuestra responsabilidad a la hora de obrar. Nos creó con libertad, y es algo hermoso, pero igual que hay un príncipe de la Verdad, también lo hay de la mentira”, comenta.
Para Ephrem, contemplar el mundo que le rodea es síntoma de la necesidad que tiene de esta devoción.
“El hombre necesita la felicidad, pero la estamos buscando en caminos equivocados”.
Comenta que “hay mucha confusión en el mundo de hoy, y precisamente por eso, la devoción que más molesta a los poderes malignos es la Divina Misericordia. El Señor espera al hombre perdido, pero en la confusión de hoy, pensamos que no tenemos más oportunidades, y muchos no saben que Jesús espera hasta al pecador empedernido”.
La confianza de Ephrem en que Dios no abandona es crucial, y por eso ha dedicado su vida a difundir la devoción transmitida por santa Faustina.
“Nos espera con los brazos tendidos”, concluye. “Es muy importante que en el mundo de hoy, en momentos de confusión, levantemos los ojos, miremos a Jesús, y le pidamos ayuda. Él nos responderá”.
J. M. Carrera / ReL
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