Diálogos de consultorio con Orfa Astorga sobre un problema que puede llegar a convertirse en una obsesión
–En ocasiones, tengo pensamientos obsesivos sobre alguna mujer que me atrae mucho, y entonces la relación con mi esposa se afecta, pues dice sentirme ausente – se expresaba en consulta un joven varón.
Creo que una terapia me puede ayudar en cuanto a lo obsesivo, pues me resta concentración. Por lo demás, pienso que no me debo preocupar por escrúpulos de mojigatería o puritanismo.
– ¿Le ha pasado antes su obsesión?
– La verdad, sí, pero nunca le he sido infiel a mi esposa.
– Lo cierto es que se puede ser absolutamente infiel de pensamiento.
– ¡Absolutamente infiel!… ¿solo por unos pensamientos?
– Pasa que la imaginación y los pensamientos con referencia sexual pueden llegar a dañar la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual, como consecuencia de una forma de infidelidad a sí mismo y al cónyuge.
Dicho de otra manera, la sexualidad es una dimensión que abarca a toda la persona, en lo físico, emocional, psicológico y espiritual, por lo que tiene graves repercusiones en toda la persona, cuando es descuidada o mal empleada.
Y eso puede explicar lo de su obsesión y falta de concentración.
Ser infieles de pensamiento
Por lo que usted cuenta, con esta disfunción de personalidad está afectando a su esposa, pues la infidelidad en cualquiera de sus formas, compromete la capacidad de amar, al restar aptitud para establecer y preservar verdaderos vínculos de comunión.
Es así, porque además de una entrega plena y total, impide poner en juego virtudes como la humildad, generosidad, templanza, dominio de sí, alegría y buen humor, etc. que enmarcan la seguridad de una feliz entrega por amor.
– Bueno, reconozco que en esas virtudes tengo un tono bajo y que, quizá es por eso, mi esposa que dice sentirse insegura de mí.
– La mujer es muy intuitiva, y seguramente su esposa percibe en usted algo roto en su intimidad, que bastante bien lo ha de conocer.
– Aun así, no sabe con certeza mi problema.
– Ella no, pero usted si, por sus disfunciones, y porque aún tiene sensibilidad de conciencia.
Contradicciones
Si lo considera bien, no hay coincidencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace no solo en el terreno de la moral sexual sino en el de la veracidad en muchos otros aspectos.
Así las cosas, corre el riesgo de desarrollar una conciencia laxa, por la que se considera que aquello que es malo de suyo, no puede ser tan malo, por eso apela a los términos de mojigatería y puritanismo, sobre su condición.
Sentir y consentir
En su caso, por fortuna, puede corregirse para ser fiel íntegramente y lograr un amor conyugal auténtico.
– Pero… ¿y la atracción natural hacia el sexo opuesto…? ¿que con ella…?
– No es lo mismo sentir, que consentir, y a medida que usted se esfuerce en adquirir las virtudes que ponen en juego la capacidad de amar verdaderamente, le irá resultando cada vez más fácil luchar en no consentir ese defecto tan arraigado, y, poco a poco, se le ganará terreno al mar.
Entonces, verá cada vez más claro que usted y su esposa, necesitan amarse sin condiciones, y que quien no recibe esta acogida, lleva en sí algo incompleto, a menudo sin saberlo, por lo que busca llenar ese vacío con sucedáneos, componendas, y mediocridades.
Mi consultante se dispuso a recibir ayuda.
En las relaciones conyugales, ser infiel aun cuando sea solo en el pensamiento, provoca que se obstruya el amor comprometido con la rectitud moral, y por lo tanto, con una entrega plena y total.
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