Rhonda Gruenewald difunde un programa también para escuelas católicas
en uno de sus talleres vocaciones. Foto: Chris Sheridan.
Rhonda Gruenewald es una católica conversa, esposa y madre de dos hijos, afincada en Houston (Texas) y fundadora de la organización Ministerio de Vocaciones. Antigua profesora de inglés de instituto, ahora ha colaborado con miles de responsables de pastoral vocacional en Estados Unidos, presentando talleres informativos a clero, religiosos y laicos sobre cómo establecer o reactivar un ministerio vocacional.
Es autora de dos libros sobre vocaciones. El primero lleva el título Sembrando semillas. Una guía para ministerio de vocación parroquial (2015). El segundo y último, La cosecha. Guía para el ministerio vocacional en la educación, acaba de ser publicado, a tiempo para la Semana Nacional de las Vocaciones que se celebrará del 7 al 13 de noviembre de este año. El padre Sean Salai, S.I. la ha entrevistado para Catholic World Report:
-Tras la publicación de Sembrando semillas, su segundo libro, La cosecha, lleva el subtítulo: Guía para el ministerio vocacional en la educación. ¿Por qué ha escrito este segundo libro?
-Año tras año, los estudios revelan que cerca del 75% de los recién ordenados se plantearon por primera vez ser sacerdotes en una edad comprendida entre su primera infancia y los 18 años, lo que pone de relieve la absoluta necesidad de fomentar las vocaciones a una edad temprana. Lamentablemente, gran parte de la educación que reciben nuestros jóvenes ha perdido su identidad católica, por lo que con frecuencia el mensaje de las vocaciones no se presenta.
»Además, cuando he impartido talleres en más de cincuenta diócesis, me han preguntado una y otra vez: "¿Qué tiene usted para las escuelas?". Podía decirles que adaptaran las ideas de Sembrando semillas, pero hasta ahora no tenía nada específico para los educadores.
-¿Quién es su audiencia?
-Quienes obtendrán una gran inspiración y recursos para las vocaciones en la educación son las personas que ya tienen su atención: directores y profesores de escuelas católicas, catequistas, responsables de la pastoral juvenil, familias que educan en casa y responsables de la pastoral universitaria.
-¿Cuál es el mensaje de este libro?
-Toda persona tiene una vocación, una llamada universal a la santidad. Es dentro de esa búsqueda de la santidad que cada ser humano encuentra su propósito en Dios, una vocación al sacerdocio, a la vida consagrada o al matrimonio sacramental. A través de esta vocación, nos santificamos en esta vida. Por lo tanto, es del interés de todos fomentar una cultura de las vocaciones durante los años de formación de nuestros hijos, lo que requiere un enfoque muy intencional en la formación y desarrollar una relación con Cristo y una conciencia de las vocaciones.
-¿Cuál es la sorpresa que encontrarán los lectores en este nuevo libro?
-Que pueden hacer algo. La mayoría de la gente oye hablar de la "crisis de las vocaciones", pero no sabe que puede hacer algo al respecto. A través de nuestros talleres, hemos comprobado que las parroquias y las diócesis que se preocupan por las vocaciones dan sus frutos. A través de nuestro trabajos hemos visto que diócesis que no tenían ningún seminarista, al cabo de dos años tenían siete; y que, al cabo de cuatro años, han pasado de tres a dieciocho seminaristas. Lo mismo ocurre con los que trabajan con nuestros jóvenes. Si se centran en la santidad y en ayudar a nuestros jóvenes a encontrar el propósito de Dios, el discernimiento se normalizará y más responderán a la llamada.
»Pero, ¿qué actividades hay que hacer? ¿Cuándo? ¿Cómo? La cosecha ofrece una inspiración probada y 75 actividades prácticas para ayudar a crear una cultura de las vocaciones. Necesitamos una acción de oración para que el Espíritu Santo tenga muchas oportunidades de plantar semillas.
-Usted ha basado esta obra en un gran número de experiencias personales. ¿Puede compartir una idea o historia del libro que los jóvenes puedan encontrar útil para su discernimiento vocacional?
-Este libro no es para los estudiantes. Es para ayudar a los educadores a guiar a los estudiantes hacia su vocación. Tenemos recursos para quienes disciernen en nuestra página web, a través de eventos virtuales y en nuestros grupos de discernimiento en Facebook.
Lo que he encontrado es que muchas personas que están discerniendo se sienten solas. No conocen a nadie más que se sienta atraído por el sacerdocio o la vida religiosa, así que se lo guardan para sí, compartiéndolo solo con un director espiritual o un familiar de confianza. En 2019 creamos grupos de discernimiento en línea (The Veil [El Velo]: 625 miembros y The Collar [El alzacuellos]: 250 hombres que disciernen) dentro de la página de Facebook de Ministerio Vocacional, para ayudarles a encontrar una comunidad.
»Zoe, una mujer en discernimiento que ha formado parte del grupo durante los últimos años, ha entrado en la vida religiosa con las Hermanas del Inmaculado Corazón de María en Wichita, Kansas. Dijo: "Estoy muy agradecida por el grupo de discernimiento The Veil: ha sido una plataforma maravillosa para mujeres que tienen las mismas preguntas que yo, para caminar unas con otras mientras discernimos el camino del Señor en nuestras vidas."
-Usted se convirtió al catolicismo en 1999. ¿Qué le hace sentirse a gusto en la Iglesia católica?
-Crecí en un hogar sin fe donde mis padres se divorciaron cuando yo tenía 12 años. Me bautizaron en la Iglesia metodista a los 25 años y al año siguiente conocí a mi marido, con el que llevo casada 24 años. Él era lo suficientemente católico como para decirme: "No puedo casarme ahí".
Rhonda Gruenewald se convirtió a raíz de su matrimonio con un católico y confiesa que se enamoró de la fe cuando empezó a conocerla.
»Cuando le dije sí a David, le dije sí a la Iglesia católica y no he mirado atrás. La Iglesia y sus santos, tradiciones y sacramentos se han convertido en un hogar que nunca supe que quería o necesitaría. Ahora, no puedo imaginar una vida sin mi fe católica.
-Si pudiera elegir un santo patrón de la pastoral vocacional, ¿quién sería y por qué?
-Siendo una conversa, pedir a los santos que rezaran por mí era, cuando menos, extraño. Tenía mucho que aprender, y eso es lo que hice durante los siguientes diez años. Crecí en la fe y me enamoré del catolicismo.
»Cuando mi familia y yo cambiamos de parroquia y conocimos a un nuevo sacerdote, el padre Víctor, que me pidió que dirigiera un comité parroquial de vocaciones en 2011, estaba muy emocionada porque dijo que esto era muy importante para nuestra parroquia. A decir verdad, no tenía ni idea de lo que significaba la palabra "vocación" en el contexto católico.
»Esa noche volví a casa y busqué en Google "¿Qué es una vocación?" y encontré a San Alfonso María de Ligorio, ¡patrón de las vocaciones! Él y yo nos hicimos muy amigos. Le pedí su intercesión constantemente mientras me esforzaba por promover las vocaciones de manera más amplia e impactante. Incluso tenía una reliquia suya de primera clase conmigo cuando escribí los libros sobre la promoción de las vocaciones.
»Ahora amo a los santos y confío en su ayuda cada día, ¡especialmente a San Alfonso María de Ligorio!
-¿Cómo ha cambiado o evolucionado su fe a lo largo de los años, especialmente desde que asumió este ministerio?
-Ministerio de Vocaciones ha crecido hasta convertirse en una organización internacional sin ánimo de lucro que promueve las vocaciones desde mis días de voluntariado en mi parroquia, en 2011. Este ministerio no habría florecido si no estuviera profundamente arraigado en la oración, no solo la mía, sino la de muchos amigos y familiares que han rezado por mí y por este ministerio. Estoy segura de que el diablo no quiere sacerdotes, religiosas o matrimonios santos, así que este ministerio debe estar rodeado de oración para frustrar sus ataques.
Para contribuir a la oración global por las vocaciones, acabamos de lanzar la Sociedad de Oración por las Vocaciones del Corazón Inmaculado en la fiesta de San Alfonso de Ligorio de este año. La oración siempre es fructífera.
-¿Cómo reza usted? ¿Alguna oración o intención favorita?
-Cada día le pido al Espíritu Santo que guíe mis acciones. Digo mucho: "¡Ven, Espíritu Santo, ven!". Por ejemplo, durante el confinamiento a causa del covid, no viajábamos para dar talleres. Sin embargo, sabía que Dios seguía llamando a hombres y mujeres para que dijeran "sí", así que mi oración fue: "Espíritu Santo, ayúdame a hacer lo que sea necesario para que este tiempo que tenemos sea fructífero". Así fue cómo comencé a entrevistar a educadores católicos en el verano de 2020. Luego, luché con el Espíritu Santo porque no tenía ganas de escribir otro libro. Les daré una pista a todos: ríndanse y hagan lo que se les pide.
»Afortunadamente, ahora tenemos La cosecha, los recursos de Ministerio de Vocaciones y cinco talleres distintos para los diferentes tipos de educadores, para formarlos y darles recursos.
-¿Cómo influye el catolicismo en su forma de ser esposa y madre?
-Durante los primeros siete años desde mi conversión al catolicismo participé en un estudio de las encíclicas de San Juan Pablo II sobre cómo ser una esposa y madre católica. Lo curioso es que acabé dirigiendo ese grupo de 15 mujeres durante esos siete años. Me formé con las profundas palabras de este santo. Mi familia y yo nos beneficiamos de esta formación, ya que antes de 1999 ni siquiera conocía a la Virgen, e incluso después de eso me hizo falta esta formación para darme cuenta de que nuestra familia necesitaba depender de su intercesión.
-Usted es una antigua profesora de inglés de instituto. ¿Cómo se transfieren esas habilidades a su nuevo trabajo como fundadora de Ministerio de Vocaciones?
-Sabemos que Dios actúa de manera misteriosa. Durante seis años fui profesora de inglés de 9º y 10º curso y entrenadora de oratoria y debate en un gran instituto público. Esto fue antes de convertirme al catolicismo, o de saber lo que significaba la palabra "vocación". Entonces, cuando me pidieron que escribiera un libro sobre cómo promover las vocaciones en un entorno parroquial, tenía las habilidades necesarias. Luego, para mi sorpresa, me pidieron que diera talleres por todo el país. Tener un título en educación y comunicación me dio la confianza para hacer que el ministerio de vocaciones sea accesible a cualquier sacerdote, feligrés o educador que quiera ver más sacerdotes, religiosas y matrimonios santos en su diócesis.
-¿Qué espera que la gente se lleve de su trabajo?
-La esperanza es que los educadores no vean las ideas y sugerencias como "extras", sino como parte del tejido del aula y de la cultura católica de la escuela. Al hacerlo, se reforzará su identidad católica y se convertirá en incubadora de nuestros futuros santos. Entonces, surgirán vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa/consagrada y a los matrimonios sólidos y comprometidos.
»Gracias a la estrecha colaboración con los profesores católicos, los catequistas y los animadores de la pastoral juvenil, el discernimiento estará normalizado. Después de años de buena instrucción e inspiración, una alumna de segundo grado que crea que pueda estar llamada a la vida religiosa estará lista para participar en un grupo de discernimiento en su escuela secundaria católica. El objetivo es ayudarla a realizar su camino hacia el cielo, su vocación.
-¿Alguna reflexión final?
-Cuando esta tierra fértil se cuida y se riega con la oración, con el tiempo, los adultos y los niños de estas escuelas descubren que el concepto de "vocación" se convierte en algo natural.
Traducido por Elena Faccia Serrano.
ReL
Vea también Causas de la escasez de vocaciones
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