El rencor se asienta lentamente en la pareja y a veces toma proporciones desmedidas. Aquí tienes un método para deshacerte de esta emoción negativa.
¿Alguna vez te ha pasado que te cuesta olvidar algo que tu cónyuge ha dicho o hecho? Un comportamiento hiriente o una palabra afilada te obsesionan hasta el punto de generar un malestar, incluso un resentimiento, y pueden llegar a engendrar un deseo de venganza contra él o ella: “¡Me lo va a pagar!”. El malestar va seguido de la ira. Y el deseo de devolver el golpe.
Esto es lo que le sucedió a Claire después de que su marido Jean la criticara varias veces delante de sus amigos. Ella experimenta rencor hacia él, incluso hostilidad, y le da vueltas sin parar a los acontecimientos ultrajantes. Ella desea de todo corazón salir de esta situación de encierro. Y, al mismo tiempo, no puede aceptar sin hacer nada estos ataques injustos…
Expresar lo que se siente en pareja
El rencor es un sentimiento temible que levanta un muro en la relación, tanto más sólido cuanto que lo apuntalamos al revisar sin cesar esos recuerdos desagradables. Deforma las interacciones y destruye la comunicación profunda. Y puede llegar incluso al rechazo. Claire no ha llegado aún a ese punto, pero percibe que todas sus relaciones ya se han enturbiado, incluso, por supuesto, en el ámbito sexual. Está demasiado resentida con su marido.
Así que será necesario que esta pareja se abra mutuamente: “Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad” (Ef 4, 31). ¿Por qué Jean sintió necesidad de expresar esas críticas delante de los demás? ¿Es que no podría haber hablado de ello con su esposa? ¿Es consciente de la humillación y el rencor que ha generado en ella? Claire tendrá no sólo que transmitir directamente a Jean lo que siente, sino también profundizar en la resonancia de estos sucesos para ella misma. Un comportamiento así es, sin duda, desagradable y poco cortés, pero ¿basta para provocar un resentimiento y una acritud tan grandes? ¿Por qué se siente tan afectada?
Un ejercicio que ayuda a hablar más fácilmente de nuestras heridas
Hay un pequeño ejercicio que se puede hacer en pareja para expresar expectativas y necesidades. Cada uno elabora en un folio tres listas donde escribe: lo que ama del comportamiento del otro, lo que le molesta, lo que necesita. Luego se intercambian los folios y se conversa sobre ellos. Porque conocer a nuestro cónyuge y darnos a conocer a él o ella es una clave de la intimidad, que es el cemento de la pareja.
Si la intimidad se cultiva y vive en profundidad, será más fácil expresar las heridas sentidas antes de que se infecten y pudran la relación. O la resequen. Todo ello sin olvidar que este paso requerirá, antes de la conversación marital, una revisión de uno mismo y de sus comportamientos, como el hijo pródigo.
Edifa Aleteia
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