martes, 5 de enero de 2021

¿Quién es Kevin Monzón y por qué ha ido tantas veces a la cárcel en Nicaragua?

 

CHULITO


El 26 de diciembre, el joven nicaragüense Kevin Monzón de apenas veinte años de edad salió por tercera ocasión de la cárcel. ¿Se trata de un delincuente juvenil irredento? No es exacto. Su delito es ser un “tiktoker” contrario al presidente Daniel Ortega

Este muchacho delgado –nativo de la barriada Jorge Dimitrov en Managua– pasó la Navidad en la Estación Cinco de la Policía de la capital de Nicaragua. Fue detenido por tercera ocasión el 16 de diciembre. Como en las anteriores ocasiones, ha permanecido encerrado sin cargos en su contra o con cargos más que sospechosos de haber sido inventados.

Monzón (que antes se ganaba la vida en el comercio del Mercado Oriental de Managua) se autodefine como un “activista digital”. Como tantos muchachos, pertenecía a las juventudes sandinistas, pero ha roto con el régimen que encabeza Ortega y ahora vive a salto de mata.

CHULITO
@chulitonicaragua1

De las juventudes sandinistas a la oposición

Sus videos cortos en Tik Tok son buscados por miles de nicaragüenses. Su abogada, la cada día más reconocida Yonarqui Martínez, lo califica como “un tiktoker que protesta contra el régimen”; una voz incómoda, por su arrastre entre la juventud, su arrojo y su desparpajo a la hora de criticar al aparato sandinista.

El 7 de noviembre del próximo año habrá elecciones generales y a la Asamblea. Ortega y sus leales no quieren que este tipo de jóvenes que, además, son populares y no tienen miedo al asedio, a la persecución, incluso a la cárcel, sigan teniendo arrastre. Kevin es uno de ellos.

Identificado como @chulitonicaragua1, el joven alcanza 38.500 seguidores en su cuenta de Tik Tok. Sus videos son irreverentes. Antes era parte de los seguidores de Ortega. Pero desde abril de 2018, cuando iniciaron las protestas y la represión, se volvió en un rival acérrimo.

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@chulitonicaragua1

Sin explicaciones

La del 16 de diciembre fue la tercera detención de Kevin. La primera fue el 1 de agosto de 2018 y la segunda el 14 de julio de 2019, tras salir de un acto de la Universidad Centroamericana. Entonces estuvo seis días en prisión y varios meses bajo arresto domiciliario.

“No dan explicación de por qué lo detienen, y sabemos que es por sus videos, porque una vez en la celda los policías le dicen que deje de hacer lo que está haciendo”, señaló su abogada. “Mis videos en realidad han sido duros en contra de los ‘sapos’ (sandinistas)”, dijo Monzón al diario La Prensa.

Aunque no pertenece a organización de protesta alguna, en esta ocasión ha querido formar parte del movimiento “Navidad sin presos políticos”. Según activistas de derechos humanos, en Nicaragua todavía hay cerca de cien presos políticos, detenidos sobre todo en manifestaciones contra Ortega.

El precio de la libertad

Kevin Monzón quiere ser periodista. Apenas si pudo terminar primero de secundaria, y tuvo que dejar la escuela para buscar un trabajo y apoyar a su madre, María Isabel Mora. Sus videos han motivado que pierda su trabajo en el Mercado Oriental. Recibe a diario amenazas de todo tipo, incluso de muerte.

En su última detención contó que los policías lo “amenazaron” y le advirtieron que debía estar con el perfil bajo porque si no “en cualquier momento puedo ser capturado o mi casa puede ser allanada”. Pese a la amenaza, afirmó: “No tengo temor. Tengo derecho a expresar lo que siento. Mi familia me apoya en todo lo que hago”.

Y no se arredra. Según ha dicho a La Prensa, “si el precio de la libertad es mi vida, yo lo voy a pagar”. Ya en la segunda ocasión en que fue detenido había establecido esta frase, digna de ser enmarcada: “Cuando la dictadura es un hecho, nuestra rebelión es un derecho. Podrán encarcelar nuestra alma, pero nuestro espíritu de lucha siempre seguirá firme”.

Jaime Septién, Aleteia 

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