Lupe Batallán es argentina, de Buenos Aires, tiene 26 años y ha hablado en el Congreso Católicos y Vida Pública invitada por la Fundación San Pablo CEU. Es su primera vez en España y pasará unas semanas en el país. "Me gustaría ir a misa en distintas iglesias", comenta esta joven pero ya veterana activista provida y profamilia.
Solo hace 4 años que es católica. En ReligionEnLibertad hemos publicado muchas historias de conversión a Cristo, pero creemos que la suya es única. Nadie más, que sepamos, se ha convertido leyendo una tesis filosófica de un sacerdote sobre el problema del mal.
- ¿Cómo entraste en la causa provida?
- En 2018 saltó el debate en Argentina, el primer debate sobre su legalización. A mí no me interesaba la política, pero estudiaba medicina y en casa tenemos varias historias familiares con el aborto.
» Mi mamá es hija de un juez, de clase media alta, nada de chica pobre de aborto de percha y perejil. Mi abuela se había hecho tantos abortos, aunque era ilegal, que le dijeron que no se hiciera más, por salud, y así nació mi madre. Mi madre quedó embarazada a los 15 años: fue la primera de la familia en decir que no abortaría. La echaron de casa y cayó en depresión. Pero así nació mi hermano mayor. O sea, que las historias de aborto no eran tabú en mi familia, eran un tema que se hablaba en casa. Así que no pude quedar callada.
- ¿Cuál fue tu militancia?
- Me metí en la asociación Frente Joven, que es apolítica y aconfesional, aunque en ella hay muchos católicos. Era como una punta de lanza en comunicación. Yo entré de voluntaria pero pronto, con 19 años, me pidieron ser portavoz. Iba a los medios de comunicación. En Argentina hay muchos programas de debate. Allí iba yo, a televisión y a redes sociales.
- ¿Cómo te formaste, qué sabías del aborto?
- Yo estudiaba Medicina. Cuando empezó el debate yo ya sabía de embriología, su genética, desarrollo, etc, ya lo había cursado. Sobre otros temas, me formé movida por mi curiosidad. Soy muy curiosa. Escuchaba lo que debía el otro bando, lo investigaba, buscaba sus fuentes, las contrastaba, veía lo que no era verdad, etc... Después pasé a estudiar Derecho y eso me nutrió con argumentos legales.
- Los proaborto niegan que hay un ser humano en la fase embrionaria; si saben algo de genética hablan de teratocarcinomas, hidras moliformes...
- Ya, ¡no es lo mismo! Un embrión es una cosa muy definida. No sólo tiene su propio código genético, sino que tiene organizadores celulares que coordinan su química como individuo. Incluso si un embrión tiene una discapacidad, esos organizadores químicos están en sus células iniciales, distinguiendo la totipotencialidad y la pluripotencialidad y...
- ¿Pero de verdad los abortistas te hablan de esos temas de biología?
- No, qué va. Cuando ellos saben de biología, y ven que tú sabes de biología, enseguida se ponen a hablar de pobreza y mujeres necesitadas. Los médicos proaborto, cuando ven que con palabras médicas rebuscadas no te pueden engañar porque sabes de ciencia, pasan a decir: "si la mujer está mal o es pobre o su vida peligra"... Que es una falsa dicotomía, por cierto. También dicen que "abortar es más seguro que parir" retorciendo y manipulando estadísticas.
- ¿Cómo manipulan las estadísticas los abortistas?
- O no hay estadísticas, y las inventan, o las evidencias dicen justo lo contrario. La mitad de lo que oigas sobre aborto por violación en mentira. Por ejemplo, que si la mujer tiene al bebé tendrá más trauma que si lo aborta. ¡Ningún estudio ni evidencia dice eso, ni los traumas funcionan así! O que han de abortar al niño con malformaciones porque, si no, tendrá grave efecto en su salud mental. Pero cuando repasas el estudio que siempre citan ves que excluía precisamente a las mujeres embarazadas con un bebé con malformaciones. Otro ejemplo: usan mucho un estudio que dice que parir es más inseguro que abortar. Lo que pasa es que el estudio hace trampas, porque compara parir en lugares pobres de África con abortar en clínicas de Europa.
- Ahora presentas un libro, y una charla, titulada Calladita te ves más bonita. ¿De qué va?
- De pornografía, prostitución, algo de feminismo... El libro lo escribo desde una postura conservadora, pero la frase se supone que la diría un hombre machista a una mujer.
»Lo curioso es que cuando una quiere opinar sobre moral sexual, y temas relacionados, como la prostitución, pronto se rompen los esquemas de izquierda y derecha. Hay conservadores a favor de la pornografía, los hombres la justifican más. Las cristianas podemos caminar mucho junto a las mujeres que piden abolir la prostitución o a la pornografía. Son temas que rompen esquemas preconcebidos.
Calladita te ves más bonita, el libro de Lupe Batallán contra la pornografía e hipersexualización, en Legado Ediciones.
- ¿Quién puede leer tu libro sobre sexualidad?
- El libro lo escribí para chicos y chicas jóvenes, de 15 a 35 años, pero he visto que los padres de familia lo encuentran útil, les da herramientas para tratar estos temas.
- Háblanos de tu fe. Dices que hace cuatro años que eres católica...
- Yo era totalmente atea. Me bauticé en 2020. Mis padres, ambos, creen mucho en Dios, pero a su manera, no teníamos vivencia de la fe en casa. Ahora todos sus hijos empezamos a convertirnos y también mis padres van creciendo a su manera. Nos educaron con valores hermosos. Yo no creía pero respetaba a los que creían porque quería a gente así en mi familia. Yo era atea, pero no atea militante. Y era muy escéptica y soy muy racional.
» A los 18 años dije: "no siento que Dios exista, y la razón no me lo muestra, me parece un tema absurdo, así que ¡Dios, no existes!" Viví así unos años. Y yo iba a un colegio superprogresista, de la élite política, y mis amigos eran ateos. Yo desconocía todo de la fe: si me decían que el domingo los católicos van en elefante me lo creía.
- ¿Cómo cambió eso?
- Empecé a relacionarme con la gente provida del Frente Joven. Como te dije, el Frente es aconfesional y apartidista, pero hay muchos creyentes allí. Fue un paso preliminar. Vi que la fe era algo que movía a las personas, les hacía salir y apostar por cosas. Yo pensaba que Dios era un amigo imaginario, una psicosis colectiva, qué se yo... pero, sin embargo, los creyentes se volcaban en grandes causas.
»Después, en 2020 empecé a estudiar en la Universidad Austral, que es del Opus Dei. Estudiando Derecho, me hice amiga de un profesor numerario. Le pedí algo para leer sobre "el mal". Me dirán algunos: "ah, ya ibas buscando". Pero no buscaba a Dios, no tenía necesidad de Dios, era mera curiosidad, porque tenía tiempo y curiosidad por el tema.
»Y mi amigo me pasó la tesis de un amigo suyo, de un grupo de wasap de sacerdotes viejitos y estudiosos. La leí y me pareció que tenía sentido. Dejé pasar un tiempo, a ver si me salían objeciones. Y no las había. Y me dije: 'si esto es así, Dios existe, y si existe, no puedo vivir como si no existiera'. Y traté de reconstruir mi trato con Dios. Me convertí por honestidad intelectual.
- ¿Cómo es tu vida de fe?
- Trato de complir con mi misa de domingo y fiestas, y rezo todos los días. No soy de rezar textos escritos: a veces sí, pero poco. Mi oración es muy de conversar con Dios, antes de dormir, por ejemplo. Intento que sea lo último en mi día, y si puedo, lo primero, antes que mirar el móvil. A veces rezo también en otros momentos del día. Le ofrezco cosas a Dios.
- ¿Hay santos o autores que te inspiren?
- Siempre cito para todo a San Josemaría, sus textos. Y también, para algunos temas, a Santo Tomás de Aquino. Lo tengo full presente. Me gusta Santa Teresa de Ávila. Y Santa Juana de Arco me inspiró. Últimamente estoy muy con San José. Y a San Ignacio de Loyola me lo encuentro en momentos curiosos, es rarísimo. Quiero conocerlo más.
Pablo J. Ginés, ReL
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