jueves, 7 de noviembre de 2024

3 formas en que rezar las Letanías de la Humildad puede transformar tu vida espiritual


 

¿Podrían las Letanías de la Humildad cambiar tu vida espiritual?

En este episodio del podcast “The Catholic Talk Show”, Ryan Scheel y Ryan DellaCrosse conversaron sobre las Letanías de la Humildad y su gran influencia en la fe de los que las rezan.

¡Aquí te contamos por qué podrían ser la oración más difícil de recitar y cómo decirlas con sinceridad!

1. Combatir la raíz de todo pecado  

La soberbia suele considerarse la raíz de todo pecado, y las Letanías de la Humildad son una herramienta poderosa para combatirla.

“La humildad es la virtud que actúa como antídoto contra la soberbia, y la soberbia es el pecado inicial que hizo caer a los ángeles”, explica Scheel.

Al rezar estas letanías, trabajamos activamente contra nuestra inclinación a la soberbia, permitiéndonos acercarnos más a Dios.

2. Emular la perfecta humildad de Jesús  

Jesús es el ejemplo último de humildad.

“Cristo se hizo hombre por nuestro bien y nuestra salvación”, destaca Scheel. “No ha habido acto más humilde que el del Creador tomando la forma de un bebé, completamente indefenso”.

Al rezar las Letanías de la Humildad, tratamos de vivir como lo hizo Jesús, abrazando la humildad en todo.

3. Acercarnos a Dios con cada petición  

Cada petición en las Letanías de la Humildad nos ayudan a desprendernos de deseos y temores mundanos, acercándonos al corazón de Dios. DellaCrosse afirma:

“El Catecismo dice que la humildad es la base de la oración e implica una total dependencia de Dios”.

Con cada petición, nos abrimos a la gracia de Dios y fortalecemos nuestra relación con Él.

Los presentadores aseguran que rezar sinceramente las Letanías de la Humildad es una de las mejores cosas que puedes hacer como católico.

Mira el episodio en inglés a continuación:

Letanías de la Humildad

Jesús manso y humilde de corazón, Óyeme.

Del deseo de ser lisonjeado, Líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado, Líbrame Jesús
Del deseo de ser honrado, Líbrame Jesús
Del deseo de ser aplaudido, Líbrame Jesús
Del deseo de ser preferido a otros, Líbrame Jesús
Del deseo de ser consultado, Líbrame Jesús
Del deseo de ser aceptado, Líbrame Jesús
Del temor de ser humillado, Líbrame Jesús
Del temor de ser despreciado, Líbrame Jesús
Del temor de ser reprendido, Líbrame Jesús
Del temor de ser calumniado, Líbrame Jesús
Del temor de ser olvidado, Líbrame Jesús
Del temor de ser puesto en ridículo, Líbrame Jesús
Del temor de ser injuriado, Líbrame Jesús
Del temor de ser juzgado con malicia, Líbrame Jesús

Que otros sean más amados que yo,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean más estimados que yo,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean alabados y de mí no se haga caso,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean preferidos a mí en todo,
Jesús dame la gracia de desearlo
Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda,
Jesús dame la gracia de desearlo

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo.

Amén.

George Ryan, churchpop

Vea también     León XIII: La práctica de la humildad



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