A nivel neurológico, cuando criticamos, se eleva el cortisol en el cerebro, haciendo que estos pensamientos negativos permanezcan incluso por más de una hora
Cuando hablamos de la crítica es importante saber que no solo se puede criticar al otro, sino que en muchas ocasiones también nos criticamos a nosotros mismos, ya sea por nuestro aspecto físico, por algo que no salió como esperábamos, entre muchas otras cosas más.
Dice la Sagrada Escritura: «No juzguen para que Dios no los juzgue; porque Dios los juzgará del mismo modo que ustedes hayan juzgado y los medirá con la medida con la que hayan medido a los demás». (Mt 7, 1-2)
Emitir juicios ante otros también nos perjudica el alma; si bien es fácil criticar, Cristo nos invita a no hacerlo, de tal forma que pensemos en los demás y así logren ver en nosotros a una persona en la que pueden confiar.
Dice Matthew Kelly, en su libro Vuelve a Descubrir a Jesús, «enjuiciar es uno de los grandes obstáculos que nos impiden amar al prójimo como Dios nos manda. Es también un obstáculo en nuestra búsqueda de amarnos a nosotros mismos como Dios quiere».
Ya que también añade que vivimos en una cultura hiperdogmática, por lo que nos volvemos hiperpretenciosos hablando de los demás sin medida alguna. La práctica de la crítica no es para nada una actitud católica.
Si quieres vencer la tentación a criticar, revisa esta guía que te ayudará:
1
¿QUÉ HARÍA JESÚS SI ESTUVIERA EN TU LUGAR?
Las enseñanzas de Jesús son muy claras, pero también nos puede ayudar pensar qué haría Él si estuviera en nuestra situación, ¿cómo actuaría al respecto?
Esa debe de ser nuestra medida para saber qué hacer cuando nos enfrentemos a una situación de crítica.
2
COMPARTE UN GESTO AMABLE
Cuando sientas que los pensamientos juiciosos están por invadirte, puedes evadirlos haciendo gestos positivos, tales como una dar una sonrisa o destacar una virtud de alguna otra persona. Esto ayudará a aumentar el nivel de la Oxitocina, conocida también como «la hormona del amor», ya que es la encargada de mostrar amor y confianza.
3
CORRECCIÓN FRATERNA
En muchas ocasiones preferimos hablar mal del error que cometió el otro, en lugar de acercarnos a él y, aplicando una sana corrección, hacerle notar aquello en lo que puede corregir. De esta forma no divulgaremos sus errores a los demás.
4
AMA MÁS
Decía santa Teresa de Calcuta que «si juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla», por ello, es importante que antes de ver al otro con ojos de juicio, lo veamos con ojos de amor.
5
REALIZA UNA OBRA DE MISERICORDIA
Soportar con paciencia los defectos de los demás, esta es la obra que sin duda nos ayudará a tratar a los demás con paciencia, aceptando sus errores y procurando su bien.
Recuerda que el único al que le corresponde la tarea de juzgar es a Dios, y aun así Él se nos muestra como un Padre amoroso, dándonos un nuevo comienzo ante nuestras batallas y defectos.
Karen Hutch, Aleteia
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