Hace diez años se realizó el primer retiro en Bogotá y muy pronto llegó a España. Hoy, este movimiento que cautiva a los jóvenes, está en varias ciudades colombianas, además de Panamá, Venezuela, Cuba, Perú, México y Estados Unidos
«Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: ‘Effetá’, esto es: ‘Ábrete’».
Marcos 7, 33-34
Este pasaje en la que se narra la curación de un sordomudo encierra el sentido de los Retiros Effetá. Es la única palabra que Jesús pronuncia y está dirigida al corazón del enfermo, más que a sus oídos. Es precisamente el propósito de estos retiros nacidos hace diez años en Colombia: que, durante un fin de semana, los jóvenes abran el corazón a Dios y sientan su amor.
«Ese fin de semana es un bálsamo, porque a través de testimonios de otros jóvenes encontramos ese sí que anhelamos y hemos esperado toda la vida». Así explica Alejandra Arias lo que más de 40.000 participantes han vivido durante la primera década de los Retiros Effetá en Colombia. Y ocurre igual con los miles de españoles que se suman a este ejército, a través de los retiros que cada fin de semana se organizan en ese país.
Lo que se vive allí es una verdadera unción del Espíritu Santo: los jóvenes descubren o reafirman el gran amor que Dios les tiene. Pareciera que 48 horas son poco tiempo para ser tocados por la misericordia de Dios, pero la realidad es que muchos experimentan una conversión, otros reafirman su fe, hay quienes retoman su camino espiritual y todos, sin excepción, reciben bendiciones.
Así lo cuentan ellos mismos, sus familiares, amigos o compañeros de trabajo que ven cómo se impulsa una renovación espiritual. El retiro es el primer paso para un camino de vida parroquial que tiene otras actividades como las Misiones de Semana Santa y Navidad, las reuniones semanales de formación y diversas actividades de evangelización.
Un retiro de exportación
Estos encuentros nacieron en Bogotá en el año 2013 y a los pocos meses llegaron a España, donde han representado una gran renovación para la Iglesia. Más adelante se fueron ‘exportando’ a Panamá, Venezuela, Cuba, Perú, México y Estados Unidos. Y actualmente están en proceso de iniciar en Costa Rica y Ecuador.
«Después de varias reuniones y muchas horas de oración frente al Santísimo Sacramento, en febrero de 2013 se llevó a cabo el primer retiro en la parroquia Inmaculada Concepción, gracias al respaldo del padre Rafael De Brigard. Seis jóvenes se unieron para crear el grupo y algunos adultos los apoyamos para hacer realidad ese sueño que ha dado tantos frutos». Quien recuerda esos inicios es Francisco Duque, quien estuvo presente de manera activa esos primeros años y ha impulsado varias iniciativas similares.
Los creadores habían vivido otras experiencias de iniciación cristiana en Jóvenes del Cenáculo, los retiros Search del Regnum Christi y Emaús. Inspirados por el Espíritu Santo definieron un formato similar, para hombres y mujeres entre los 17 y 25 años, de carácter testimonial y parroquial. Seguramente nunca soñaron con llegar a tanta gente en tantos países, como ha ocurrido en estos primeros años.
Desde el principio se estableció un Grupo Custodio, que es el encargado de velar porque el concepto inicial y el manual de Effetá se replique en cada una de las parroquias a las que llega.
«En cada parroquia se realizan dos retiros al año, una persona solamente lo puede hacer una vez y de ahí en adelante se puede convertir en servidor y participar de la organización de los siguientes», explica Alejandra Arias, una joven de 26 años, abogada, que se unió a partir del segundo retiro y desde entonces no ha faltado nunca.
«Effetá ha sido todo en mi vida. Me permitió tener una comunidad que me ha acompañado en los momentos más duros de mi vida, me trajo mis mejores amigos, me presentó a mi esposo con quien me casé hace ocho meses y de la mano de Dios nos esforzamos por vivir un matrimonio santo», asegura Alejandra, quien tuvo la oportunidad de ser custodio durante cuatro años, participó en la planeación de las Misiones Effetá que se hacen en poblaciones vulnerables y lideró la elaboración de la Cartilla de Formación para Líderes.
«Un espacio donde el Cielo baja»
La segunda ciudad colombiana donde más fuerza tienen los retiros es Cali, al occidente del país. Allí llegaron a la parroquia María Mater Admirabilis en 2017 y desde entonces Ana María Naranjo, una abogada de 23 años, ha sido integrante activa del grupo.
«Para mí es un espacio donde el Cielo baja, en el que Jesús me dice que me ama y me recuerda lo valiosa que soy para Él. A través de Effetá conocí un amor y una paz que no me da nadie más en el mundo», dijo en su conversación con Aleteia.
Para ella, los retiros en su ciudad han logrado que muchos jóvenes se enamoren de Dios y decidan cambiar su estilo de vida para seguir a Jesús, lo cual se confirma con la asistencia semanal de cien jóvenes a cada una de las tres parroquias que han abierto sus puertas a estos retiros.
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«Dios no está muerto y no es una moda»
Precisamente en la expansión a otras parroquias fuera de Bogotá trabaja Santiago Clavijo, uno de los actuales miembros del Grupo Custodio, que hizo el retiro en 2019. «Dios despertó en mi interior ese fuego de tener una comunidad de jóvenes que quisieran seguir el camino de santidad», indicó.
Es consciente del reto enorme que tienen: «No es fácil guiar un apostolado con más de 50 grupos en parroquias regadas por todo el mundo. Solamente en Bogotá estamos en 25 parroquias y hemos recibido el llamado de Dios a seguir creciendo».
Por eso se fortalece con la Confesión, la Eucaristía y el Rosario diario, lo que le da la confianza de que las acciones y decisiones de los custodios están inspiradas por el Espíritu Santo y son para la mayor gloria de Dios.
«Además, los sacramentos y la oración son un blindaje espiritual. Sabemos que al estar en esta posición vivimos una lucha espiritual constante y la única manera de salir vencedores es tener a Dios siempre con nosotros», afirma.
«A veces uno siente que estamos viviendo una crisis en la fe, pero ver retiros cada fin de semana que se llenan con 60 jóvenes y reuniones periódicas de 50 jóvenes o más, y así en muchas ciudades del mundo, da esperanza. La Iglesia confía en Effetá y en los demás apostolados juveniles para despertar la fe y la comunión con Dios».
Transcurridos estos primeros diez años, los integrantes en Colombia saben que están llamados a seguir haciendo de Effetá una fuente que sacie la sed de Dios que hay en los jóvenes, porque, como asegura con vehemencia Santiago: «¡Dios no está muerto y no es una moda! ¡Sí existe una juventud que quiere vivir con Cristo en su corazón y somos millones!».
Lucía Chamat - Aleteia Colombia
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