El milagro eucarístico tuvo lugar en Trani.
La profanación la llevó a cabo una mujer judía en el siglo XI
Dedicada a María Santísima Asunta, la catedral de Trani, en Italia, conserva y custodia un milagro eucarístico: el de la llamada «hostia frita» .
La mujer judía
Una mujer judía, que vivía, hacia el año mil, cerca de la iglesia de San Basilio, gracias a la complicidad de una cristiana, logró un día mezclarse entre los fieles durante la misa. Jugando bien el papel de devota, se acercó a la comunión, pero con una mala intención.
La profanación
Tras recibir la hostia consagrada del sacerdote, volvió a su lugar. En vez de consumirla, la envolvió en un pañuelo sin que nadie se diera cuenta. Después de la celebración, retomó el camino a casa (www.traniviva.it).
La hostia en la sartén
La intención era burlarse y mofarse de la fe de los cristianos en la Eucaristía, con un acto sacrílego. Al llegar a casa, procedió a implementar su plan. Hizo fuego, puso una sartén con aceite y cuando el aceite empezó a chisporrotear, mojó la hostia sagrada. Y en ese momento, en Trani, sucedió el milagro eucarístico.
El sangrado
En contacto con el aceite hirviendo, sucedió algo extraordinario. La partícula se convirtió milagrosamente en carne ensangrentada y la hemorragia de sangre no se detuvo de inmediato. La sangre salió de la sartén e inundó toda la casa, hasta salir a la calle, como escribió Fra Bartolomeo Campi en su libro titulado «L’innamorato di Gesù Cristo » en 1625.
La procesión reparadora
La mujer empezó entonces a sentir tener miedo. Al principio trató de ocultar su acción. Pero luego, comprobando la imposibilidad de deshacerse del cuerpo del crimen, vencida por el remordimiento, comenzó a llorar y gritar.
Los gritos y la vista de sangre alertaron a los vecinos. La noticia del prodigio corrió de inmediato por toda la ciudad, tanto que llegó al obispo, quien se apresuró a verificar lo sucedido.
En señal de penitencia por la grave ofensa, el obispo ordenó que se hiciera una procesión reparadora con los pies descalzos: recuperó la hostia y la llevó en procesión a la catedral, donde fue expuesta para la adoración, comprobando efectivamente la autenticidad del milagro.
Reconocimiento en la reliquia
Según el reconocimiento de la reliquia, está compuesta por dos piezas de oblea «de color marrón negruzco en la parte superior y marrón rojizo brillante en la parte inferior».
En cuanto a los reconocimientos, o verificaciones por parte de las autoridades eclesiásticas, de la autenticidad del milagro, hay varios atestiguados: uno primero en 1616, posteriormente en 1678, 1706, 1719, 1824, 1886 y finalmente en 1924 con motivo del Congreso Eucarístico Interdiocesano celebrado en la ciudad (tranistoria.wordpress.com).
Nunca se ha realizado ningún análisis científico sobre la reliquia de Trani, a diferencia de otros milagros eucarísticos como el de Lanciano.
El relicario
En 1706 la casa de la desventurada judía fue transformada en capilla con la advocación del Santísimo Salvador.
La sagrada reliquia fue colocada dentro de un antiguo relicario de plata que tiene forma de casita.
En el centro del relicario hay un pequeño tubo de cristal, dentro del cual, en una bola de algodón, hay dos trozos desiguales de hostia «frita» .
La reliquia de la hostia «frita» de Trani se ha exhibido en la catedral de Trani en alguna ocasión.
El relicario se encuentra hoy en la iglesia de Sant’Andrea, tras ser trasladado desde la catedral en 1981, y custodiado por un grupo de oración del Padre Pío.
Gelsomino del Guercio, Aleteia
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