Si los hombres pudieran ser ángeles, seguro se diría que este joven médico es uno de ellos; y aunque tiene otra naturaleza, lo indudable es que es un enviado de Dios.
Su nombre es Antonio, y trabaja en el quinto piso del Hospital General del IMSS Zacatecas “Dr. Emilio Varela Luján”, en México. Tiene 27 años, se crio en una familia católica y es un médico residente originario de Guadalajara, Jalisco. Desde 2018 cursa su especialidad en medicina familiar, en la capital de Zacatecas.
El doctor Antonio tiene una misión especial: llevar a Jesús Sacramentado a los enfermos de COVID-19. Más aún, logró que muchas personas comulgaran por primera vez en su vida y se acercaran a Dios.
En una hermoso artículo redactado para el sitio de Noticias Trópico de Cáncer, José Córdova Dávalos nos cuenta esta maravillosa historia.
Conoce al joven médico que rescata las almas en Cuidados Intensivos
Con la pandemia de COVID-19, los servicios espirituales que llevaba la Iglesia al hospital tuvieron que suspenderse. Así, muchos pacientes se vieron privados de recibir los sacramentos.
Pero en junio de 2020, un enviado de Dios llegó a este centro de salud: el doctor Antonio, quien no solo lleva sus conocimientos de medicina a los pacientes sino la Eucaristía en un pequeño hostiario.
Este joven médico católico asistía a la Catedral Basílica de Zacatecas. Allí entabló una amistad con los sacerdotes Gustavo y Jesús.
Allí surgió la idea de acercar la Eucaristía a los enfermos y los sacerdotes se encargaron de gestionar ante el Obispado de Zacatecas el nombramiento para este joven médico como “Ministro extraordinario de la comunión”.
¡Y da un promedio de 30 comuniones por día en el área de COVID-19! La mayoría de sus “pacientes del alma” son adultos mayores.
“Esto es algo voluntario. Les pregunto si quieren recibir la eucaristía, y les pido que, en silencio, hagan un acto de profundo arrepentimiento”, cuenta este joven médico. “Después de que se desahogan, coloco la hostia -entera o un pedacito- en su boca”.
¡El doctor Antonio cuenta que hay personas que llevan 20, 30 o 40 años sin comulgar! Allí, en la cama de este hospital, este joven médico los ayudó a reencontrarse con Dios.
Y recuerda la historia de Martha, una abuela de 65 años que comulgó por primera vez en su vida en el área de COVID-19, o el episodio de Pedro, un hombre de 70 años que llevaba cuatro días sin el ánimo de hablar. Minutos después de recibir la comunión, exclamó: “Ya estoy tranquilo”.
¡Qué bello testimonio el de este joven médico! ¿Tú qué piensas?
ChurchPOP
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