Dwight Longenecker, sacerdote y escritor de la obra “Mystery of the Magi: The Quest to Identify the Three Wise Men” (El misterio de los Magos: la búsqueda para identificar a los Tres Reyes Magos), descubrió que los hechos históricos sobre la Epifanía encajan perfectamente con el sencillo relato bíblico.
Cuando el sacerdote comenzó la investigación, encontró que los reyes magos pudieron haber pertenecido a una cultura árabe casi perdida en la historia llamada Nabatea.
Durante mucho tiempo la civilización nabatea era ignorada por los historiadores. Su cultura en el noroeste de Arabia se desvió hacia las ruinas de las arenas del desierto, y como no dejaron historia escrita, se sabía muy poco sobre ellas.
Recientemente, las técnicas avanzadas de arqueología y medicina forense, combinadas con nuevas ciencias como la arqueoastronomía, han proporcionado más pistas sobre la identidad de dicha cultura y de los reyes magos.
Fue así que descubrieron, por ejemplo, que el rey nabateo Aretas IV tenía la intención de consolidar una alianza con Herodes el Grande de Judea, y que tenía como diplomáticos a estos “reyes magos”, también conocidos como “hombres sabios”.
Cuando el rey supo que había nacido un nuevo heredero al trono de Judea, envió estos tres personajes como emisarios a la corte de Herodes para rendir homenaje.
Además, se descubrió que compartían ciertas tradiciones judías y conocían las profecías del Antiguo Testamento, por lo que también habrían estado buscando al Mesías esperado.
El padre Dwight considera que el estudio de la identidad de los tres reyes magos es importante porque la gran mayoría de las personas ven la historia del nacimiento de Cristo como un cuento mágico de Navidad.
“El fundamento de la historia de los magos en la polvorienta historia del antiguo Oriente Medio nos recuerda que las historias del Evangelio no son ficciones o bonitas historias de la escuela dominical o parábolas religiosas”, concluye.
ChurchPOP
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