En los momentos más difíciles ellos pueden darnos una lección de vida.
En los momentos en que nos sentimos sumidos en la dificultad de
la crianza de los hijos, podemos hacer una pausa y pensar lo que
podemos aprender de ellos. ¡Hay tanto con lo que podemos llenarnos
y retomar el camino!
la crianza de los hijos, podemos hacer una pausa y pensar lo que
podemos aprender de ellos. ¡Hay tanto con lo que podemos llenarnos
y retomar el camino!
Nos enseñan a no desistir en nuestros momentos de caída; a confiar en nosotros mismos; a reconocer nuestras emociones; a perdonar fácilmente; a ser valientes; a hacer preguntas; a pedir ayuda y a vivir el momento presente, entre otras muchas lecciones.
Confía en ti mismo
Es muy común escuchar de nuestros hijos las palabras “¡puedo hacerlo!” o también verlos vestirse y bailar por la casa sin preocuparse por lo que piensan los demás. Hay una razón por la que los niños se sienten libres y tienen aspiraciones altas, algunos quieren ser presidente o astronauta: ¡Confían en quiénes son!
Reconoce tus emociones
Muchas veces los adultos solemos tapar nuestras emociones porque no queremos que los demás piensen mal de nosotros o vean nuestra vulnerabilidad, pero los niños no actúan así. Reconocen y expresan sus emociones. Nuestros hijos nos comunican cuando están heridos, confundidos, enojados, tristes o alegres y eso es muy saludable.
Perdona fácilmente
No es raro que los niños se enojen contigo un minuto y estén completamente bien al siguiente. Los niños perdonan fácilmente. No están interesados en llevar cargas día tras día. Un abrazo y un simple “lo siento” son parte del lenguaje que los niños viven y volver a incorporarlo en nuestro vocabulario puede ayudarnos a traernos mucha paz.
Sé valiente
Una de las lecciones más poderosas que podemos aprender de nuestros hijos es a no tener miedo. ¿Notaste cómo los niños saltan de las hamacas, trepan árboles que son diez veces más grandes que ellos y hacen nuevos amigos con facilidad? No están preocupados por fallar, están completamente enfocados en intentarlo. Un poco de ese valor puede hacer una diferencia real en nuestra vida.
Haz preguntas
Los niños absorben la información, son naturalmente curiosos y hacen un montón de preguntas. Muchos adultos dejamos de hacer preguntas que podrían hacernos parecer tontos o ridículos, pero los niños no tienen problema en preguntar por qué, qué pasa si y cómo. Saber preguntar puede evitarnos problemas y muchas veces, nos ayuda a avanzar.
Pide ayuda
La vida de nuestros hijos depende de nuestro apoyo y ayuda. Lamentablemente es común que en el camino de crecer, de alguna manera perdamos la capacidad de poder aceptar cualquier tipo de ayuda. La verdad es que siempre necesitaremos de los demás. Es importante saber pedir ayuda para también ser capaz de ayudar a los demás.
Vive en el presente
Los niños no pierden mucho tiempo preocupándose por el mañana. Toman en serio el presente y reciben cada nuevo día tal como les llega. Este enfoque les permite no pasarse por alto lo importante y encontrar tiempo para disfrutar de las pequeñas cosas. Un día vivido con presencia, puede ser muy intenso, pleno e inolvidable.
Cecilia Zinicola, Aleteia
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