La convivencia en familia, durante las comida, es fundamental para el bienestar y la cohesión de las relaciones interpersonales dentro del hogar. Compartir las comidas no solo proporciona una oportunidad para nutrir el cuerpo, sino también para fortalecer los lazos afectivos y fomentar una comunicación abierta y efectiva.
Al vivir envueltos en la rutina diaria, con el trabajo, la escuela y las actividades cotidianas, las familias comen separadas: los niños comen en la escuela, los adultos comen en el trabajo y cada uno tiene horarios diferentes, por lo que muchos solo tienen el momento de la cena o los fines de semana para comer juntos.
Un espacio de valor, integridad y conocimiento
Las comidas familiares pueden servir como un espacio para enseñar y aprender valores, tradiciones y hábitos saludables para cada integrante de la familia.
En un mundo cada vez más agitado y digitalizado, mantener estos rituales de convivencia es esencial para preservar la cercanía y el apoyo mutuo, que son cruciales para el desarrollo emocional y social de cada miembro de la familia.
Esta es una lista de razones por las cuales deben empezar a reservar tiempo para comer juntos cada vez que se pueda y convivir sin factores externos que dispersen a los miembros de la familia.
1Tiempo de calidad
Durante la comida pueden aprovechar para que cada uno comparta cómo le fue en su día, qué aprendieron en la escuela o en el trabajo. Inclusive, qué es lo que más destacan de su día.
Así, cada uno tiene oportunidad de compartir sus experiencias, mientras conocen y escuchan la de los demás. Esta oportunidad es excelente para conocerse y no actuar cada uno por separado al grado de ni siquiera conocer su vida.
2Incrementa la unión con Dios
Al iniciar la comida, una vez que todos estén reunidos, es momento de orar y dar gracias por los alimentos y por todo lo que Dios provee en cada familia, incluso la convivencia. De esta forma hacen a Dios parte de su convivencia familiar y se desarrolla el don de la gratitud en chicos y grandes.
3Modales y valores
La mesa es un momento clave para enseñar a los hijos sobre aquellos modales que nunca pasarán de moda, como lavarse las manos antes de comer, no hablar con comida en la boca, no masticar con la boca abierta y el uso correcto de los cubiertos y de la palabra. Finalmente, la puntualidad también puede aprenderse en la comida, puesto que todos sabrán la importancia de comer juntos y esperar a que todos estén en la mesa para iniciar.
4Servicio a Dios y al prójimo
Este también es un momento de potenciar actitudes como el servicio y la caridad, puesto que cada uno puede ayudar de diferentes formas: algunos pueden cocinar, otros pondrán la mesa y, finalmente, alguien más se encargará de la limpieza una vez que termine la comida.
5Un espacio libre y sano
Muchas familias dejan encendido el televisor, olvidándose de la convivencia con los demás. Durante las comidas puedes apagar el televisor, así como tener una caja o espacio donde cada uno coloque su celular y evitar distracciones, tanto en chicos como en adultos.
No te olvides de que estos momentos juntos los mantendrán unidos como familia y los harán conectarse cada día o en cada oportunidad que haya de estar juntos, inclusive en la sobremesa. Después de comer pueden dedicar un tiempo para jugar un juego de mesa o seguir conversando juntos.
Karen Hutch, Aleteia
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