Como cada 5 de octubre, recordamos a sor Faustina Kowalska, quien nació el 25 de agosto de 1905 en Polonia. A la edad de siete años, comenzó a sentir el llamado que Dios le hacía a la vida consagrada; claramente Dios le tenía preparado un plan increíble como apóstol y secretaria de la Divina Misericordia.
Una vez dentro del convento, comenzó a tener visiones. En ellas, cada noche, al estar delante del Sagrario, Jesús se le aparecía con el fin de compartirle la última tabla de salvación para todos los hijos de Dios; por supuesto, se refería a su Divina Misericordia.
El poder de la lengua
Esta apóstol de la Divina Misericordia constantemente escribía, en su diario, oraciones de clamor para evitar pecar por la lengua, ya que ella afirmaba que "la lengua es un órgano pequeño, pero hace cosas grandes".
Una vez que las palabras son pronunciadas por nuestra lengua, no podemos cambiarlas, incluso podemos matar al alma por la lengua. Vivimos en una era en la que el chisme y la crítica se han vuelto tendencia.
Sor Faustina advertía que esto debe ser contrarrestado con el silencio, ya que "se pueden decir muchas cosas sin interrumpir el silencio y, al contrario, se puede hablar poco y romper continuamente el silencio". En efecto, cuando no decimos las cosas con prudencia y hablamos de más, no solo lastimamos al prójimo, sino también a nuestra propia alma.
Aquí te mostramos algunos consejos, si es que batallas contra la tentación de los chismes. Estos consejos pueden salvar tu alma y la de los demás, ya que si tú cortas el chisme, este no se divulgará más y salvará a los demás de pecar.
1La regla del silencio
En su diario (#119), sor Faustina señala que a su parecer "el silencio debería de ser la primera regla de todas", pues afirma que el alma parlanchina "está vacía en su interior", debido a que no hay espacio para detenerse un momento y escuchar a Dios por medio del silencio.
También invita a hablar solamente si las cosas que vamos a decir vienen de Dios, pues de ser así, hay que expresarlas; sin embargo, cuando algo no viene de Él, es mejor callar.
2Reflexiona antes de hablar
Antes de emitir juicios o compartir información sobre otros, pregúntate si lo que vas a decir es verdadero, amable y necesario. Según sor Faustina, las palabras pueden construir o destruir.
Piensa si lo que entra por tus oídos y sale por tu boca edifica; si no es así, no lo digas y no lo escuches.
3Ora y pide a la Divina Misericordia
Pide a Jesús un corazón misericordioso como Él, de esta forma podremos vencer cualquier tentación y ver a los otros con amor para poder ayudarlos en sus flaquezas.
Kowalska decía en oración después de recibir la Eucaristía:
"Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos si no que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos".
Piensa: ¿de qué manera te gustaría que te reconocieran? ¿Por ser el tipo de persona que se la pasa riéndose de los demás y difundiendo chismes o como aquella persona a la que, con confianza, pueden acudir para pedir consejo y ayuda?
4No bajes la guardia
Por último, recuerda siempre mantenerte alerta. Santa Faustina no se fiaba de su propia lengua, pues ella escribió en su diario (#92) un pensamiento personal:
"Trato de callarme, porque desconfío de la lengua que en estos momentos es propensa a hablar de sí misma, en lugar de servirme para alabar a Dios por todos los beneficios y dones que me han sido proporcionados".
La casa de Sor Faustina Kowalska
Karen Hutch, Aleteia
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