La Asociación Médica Católica de Estados Unidos (CMA, por sus siglas en inglés) ha difundido un nuevo informe señalando que Estados Unidos continúa realizando mutilaciones y bloqueos de pubertad que dañan a menores, sin evidencia médica de que aporten beneficios, mientras que Gran Bretaña, Suecia, Finlandia, Francia y Dinamarca ya han prohibido el uso de bloqueadores de la pubertad en niños, considerando que dañan al menor sin beneficio comprobable.
Los médicos católicos de EEUU enumeran los daños a la salud del hormonamiento a menores: "Las hormonas cruzadas se asocian con peligrosos riesgos para la salud. La administración de estrógenos a chicos los pone en riesgo de desarrollar tromboembolismo, lípidos elevados, hipertensión, menos tolerancia a la glucosa, enfermedades cardiovasculares, obesidad y cáncer de pecho. Las chicas a las que dan grandes dosis de testosterona se arriesgan a desarrollar lípidos elevados, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares, obesidad, policitemia y efectos desconocidos en los tejios del pecho, del endometrio y de los ovarios (American College of Pediatricians, 2018). Niños y niñas prepúberes que reciben hormonas bloqueadoras de la pubertad seguidas de hormonas cruzadas se arriesgan a una esterilidad permanente".
¿Cambio de sexo o suicidio? Una falsedad sin base científica
"No tiene apoyo científico la afirmación de que los niños con confusión sexual se suicidarán si no se les afirma [en el cambio de género] y se les pone en camino a la reasignación de sexo", proclama con convicción la asociación médica.
De hecho, afirman citando un análisis (Robbins & Broyles) que "los datos muestran que a la larga, la transición puede exarcerbar los problemas psicológicos que podrían llevar al suicidio".
También citan el estudio sueco de 2011 de Dhejne et altri, que siguió durante 30 años a 324 adultos que cambiaron de sexo: sus datos de mortalidad, suicidios, intentos de suicidio, hospitalización psiquiátrica y enfermedades cardiovasculares son muy superiores a la población media (grupo de control). Nada muestra que el cambio de sexo mejorara su salud ni bienestar, más bien lo contrario.
Escuchar a los detransicionadores y víctimas
Los médicos católicos recuerdan que cada vez son más los "detransicionadores", los arrepentidos que han dejado las prácticas médicas del cambio de sexo.
Los arrepentidos, a menudo muy dañados, "aseguran que fueron empujados hacia el cambio de sexo cuando eran más vulnerables e inmaduros, sin informarles de las consecuencias. Algunos empiezan procedimientos judiciales contra los médicos y organizaciones médicas que les practicaron esas intervenciones".
Como médicos, recuerdan que la mutilación que provoca el cambio de sexo no se justifica según la buena ética médica: no son órganos que amenacen la salud, que estén enfermos, que no funcionen... "El efecto de la mutilación es una función cosmética, si es que cumple alguna", denuncian, a la vez que destruye una capacidad natural, la reproducción.
Los médicos católicos piden que médicos y familias eviten enviar a los menores a las "clínicas de género", donde serán "rápidamente reclutados en el proceso de reasignación, a menudo con poca supervisión de su salud mental".
Miembros de la Asociación Médica Católica de EEUU en una marcha en las calles de Washington; la asociación está acostumbrada a participar en el debate público social y sanitario con voz clara y valiente.
"Es un experimento enorme, no regulado"
Todo el movimiento de cambio de sexo, denuncian, incumple la primera norma de la buena ética médica que dice: "Ante todo, no dañar".
"El movimiento de reasignación de sexo es un experimento enorme, no regulado, basado en estudios con alto nivel de abandono, en estudios sin control de azar y sin estudios a largo plazo que cubran más de 5 años, con intervenciones que son estructural y funcionalmente mutiladoras y tienen consecuencias irreversibles y a largo plazo", declara la asociación médica.
Los médicos católicos recuerdan también las enseñanzas del Catecismo Católico sobre la complementariedad de los dos sexos y la denuncia de los obispos norteamericanos contra la idea de que tenemos derechos ilimitados sobre nuestros cuerpos, incluso para dañarlos o mutilarlos, como si fueran cosas disponibles y manipulables.
Mensaje a las familias y a las asociaciones médicas
A los padres, la asociación les pide "unirse y trabajar juntos para defender tratamientos efectivos y apropiados que afirmen la verdad sobre la integridad de la persona humana como una unidad sagrada de cuerpo y alma".
A las asociaciones médicas que promueven la "reasignación de sexo de niños con disforia de género" los médicos católicos les piden que cambien su decisión, y que consideren los daños profundos, físicos y psicológicos, a largo plazo que esperan a esos niños a medida que crezcan.
"La disforia de género es un desorden psiquiátrico que debería ser tratada por un especialista en salud mental con la cooperación de padres amorosos", insisten. La reasignación de género a menores "no es éticamente permisible y debería abandonarse".
Reafirmándose en su declaración de 2021, los médicos católicos defienden el derecho de los profesionales sanitarios a defender el mejor interés del paciente sin ser presionados por políticas que amenacen su ejercicio de la medicina y sin coacciones contra su juicio médico y moral.
La Asociación Médica Católica de EEUU nació en 1932 al federarse distintas asociaciones médicas locales y regionales. Como muchas otras asociaciones médicas católicas, forma parte de la FIAMC (Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas), en la que hay asociaciones de Argentina, Honduras, Paraguay, México, Perú, Puerto Rico... Estas asociaciones pueden aportar una voz sanitaria y cristiana clara en el debate social y bioético. Portugal tiene una asociación de médicos católicos desde hace más de un siglo, pero España no tiene una asociación de médicos católicos.
P.J.G., ReL
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