Las tasas de divorcio aumentan, las familias se rompen y la próxima generación sufre el efecto de ser criada en hogares monoparentales. ¿Es esto lo nuevo y normal?
El Doctor Ray Guarendi, psicólogo y presentador de “The Doctor is In,” en la radio de EWTN, participó recientemente en el programa “The World Over with Raymond Arroyo” para hablar de su nuevo libro, “Pasos Sencillos para un Matrimonio más Fuerte”.
5 consejos útiles para parejas católicas
1- Nuestra cultura no es tu amiga
No te equivoques, actualmente vivimos en la cultura de la muerte de la que San Juan Pablo II advirtió. Esta cultura promueve el placer, el egoísmo y las relaciones transaccionales como un medio para un fin.
La cultura de nuestro tiempo nos dice que adorar a uno mismo es empoderamiento; debemos elevar nuestra felicidad por encima de todo y desechar cualquier cosa que no nos sirva.
Jesús dice exactamente lo contrario. Él nos dice que nos neguemos a nosotros mismos, tomemos nuestra cruz y lo sigamos (Lucas 9:23).
En tiempos de desacuerdo conyugal, no sigas a esta cultura obsesionada consigo misma como guía o consuelo.
“Aproximadamente el 80 por ciento de los matrimonios terminan porque ‘ya no me caes bien, no quiero estar contigo, no quiero vivir contigo’”, indicó Guarendi.
“La mayoría de los matrimonios no tienen patología grave... En su mayor parte, son dos personas que han dejado de llevarse bien... Vivimos en una cultura que dice que puedes tener relaciones sexuales con cualquier persona, en cualquier momento, en cualquier lugar. Solo no tengas más de 1,86 hijos en el matrimonio. Entonces, te menospreciaremos”, agregó.
2. Aprende a estar en silencio y escuchar a tu pareja
Podemos beneficiarnos del poder del silencio, hay mucho que aprender sobre hacer una pausa y controlar nuestra lengua.
Desafortunadamente, hablar con nuestros cónyuges enojados es muy común, en lo que el Guarendi llama “pico de oleada emocional”.
“Cuando más te apetece decirlo, espera”, remarcó. “Espera durante 20 segundos y el impulso fisiológico disminuirá lo suficiente como para que lo controles”, agregó.
La buena comunicación implica reconocer cuándo hablar y cuándo escuchar, incluso si no es fácil.
“Los cónyuges tienen que entender lo que está pasando en la cabeza de la otra persona. Puede que no estés de acuerdo con ello... pero al menos debes entenderlo. La mayoría de las personas quieren que las entiendan más de lo que quieren que estén de acuerdo con ellas”, indicó.
3. Recuerda tus modales
Con el paso de los años, los esposos pueden dar por sentado al otro, olvidando una habilidad de vida esencial: los modales. La forma en que hablamos con nuestro cónyuge importa y decir “por favor” y “gracias” siempre debe ser parte de nuestro vocabulario diario.
Respetar la dignidad del cónyuge que Dios te confió debe seguir siendo una prioridad.
“Esperamos modales de niños de cinco años, pero en un matrimonio, nos volvemos muy descuidados con nuestros cónyuges”, resaltó Guarendi.
4. La Fe Compartida es Esencial
Cuando se trata del papel de la fe en las relaciones, Guarendi afirmó que “si uno de los cónyuges está lleno de fe, el matrimonio tiene muchas más posibilidades de éxito. Si ambos cónyuges están llenos de fe, la tasa de divorcio es mucho, mucho más baja”.
Perseguir a alguien con la esperanza de convertirlo más tarde no es un cortejo inteligente y puede ser una pérdida de tiempo. Compartir la fe católica y todos los valores que la acompañan es esencial.
5. "Los opuestos se atraen" no te llevará muy lejos
“He visto muchos matrimonios fracasar porque no tenían suficiente en común. La primera similitud es la fe”, indicó Guarendi. “En segundo lugar, tómate el tiempo que necesitas para conocer realmente a esta persona”, agregó.
“En tercer lugar, asegúrate de que esta persona vea la vida como tú (hijos, finanzas, familia, crianza, etc.). Lo más importante es encontrar un posible cónyuge que viva la fe como tú”, explicó.
Aunque salir con alguien tan opuesto a ti puede parecer emocionante al principio, puede volverse rápidamente agotador. Tener moral y creencias compartidas es importante, ya que la relación a menudo se basará en eso.
Los católicos no deben tomar el sacramento del matrimonio a la ligera, ya que es una representación física del sacrificio de Cristo en la Eucaristía.
Estamos llamados a amar y ser amados, y en la vocación matrimonial, a dar el regalo completo de uno mismo. El compromiso no siempre es fácil, pero como católicos, tenemos el ejemplo más perfecto: un Dios amoroso que nos respaldará una y otra vez.
Cristina Herrera, ChurchPOP
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