Uno de los aspectos más impactantes del informe es su referencia a un estudio de seguimiento llevado a cabo en Suecia, que incluyó a 324 adultos que habían optado por la transición de género. En comparación con un grupo de control, los participantes en el estudio mostraron una tasa de mortalidad significativamente más alta
(ZENIT Noticias / Washington, 22.09.2023).- En un reciente informe emitido por la Asociación Médica Católica de Estados Unidos, se ha arrojado luz sobre un tema de creciente preocupación en el ámbito de la medicina y la salud mental: la cirugía de reasignación de género en menores. Este informe detallado ha desencadenado un llamado a la reflexión sobre la dirección que están tomando las políticas médicas en relación con los niños que experimentan disforia de género.
La asociación, con sede en Pensilvania, ha instado a las organizaciones médicas a reconsiderar su postura en cuanto a la promoción de la cirugía de cambio de sexo para menores. ¿La razón? Argumentan que existe una serie de «daños físicos y psicológicos graves y duraderos» que pueden afectar a estos jóvenes en la edad adulta.
Uno de los aspectos más impactantes del informe es su referencia a un estudio de seguimiento llevado a cabo en Suecia, que incluyó a 324 adultos que habían optado por la transición de género. En comparación con un grupo de control, los participantes en el estudio mostraron una tasa de mortalidad significativamente más alta. Este aumento en la mortalidad se debió en gran medida a un aumento en las muertes por enfermedades cardiovasculares y suicidios. Además, se registraron más intentos de suicidio y estancias en unidades psiquiátricas en este grupo.
Estos hallazgos han encendido una llama en el debate ético sobre el tratamiento de la disforia de género en menores. La pregunta clave que plantea el informe es si la transición de género debe ser la primera opción de tratamiento para estos niños y adolescentes. Los médicos argumentan que, desde una perspectiva ética, no se puede justificar favorecer la transición como la primera opción de tratamiento.
La disforia de género, según se explica en el informe, es un trastorno psiquiátrico que debe ser tratado de manera cuidadosa y colaborativa. Los profesionales de la salud mental, en conjunto con padres amorosos, deben desempeñar un papel central en el abordaje de esta condición, brindando el apoyo necesario y evaluando todas las opciones de tratamiento disponibles.
En última instancia, este informe arroja una luz crítica sobre un tema complejo y polémico en la medicina moderna. Plantea preguntas importantes sobre la seguridad y la efectividad de la cirugía de reasignación de género en menores y subraya la necesidad de un enfoque más cuidadoso y reflexivo en el tratamiento de la disforia de género en la infancia y la adolescencia. La comunidad médica y la sociedad en su conjunto enfrentan el desafío de encontrar un equilibrio entre el respeto a la identidad de género de cada individuo y la garantía de su bienestar físico y mental a lo largo de sus vidas.
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