Para hacer un regalo de despedida considera compartir palabras llenas de amor, apoyo y consuelo
El padre Claudio La Colombière es un santo reconocido por la Iglesia y su fiesta se celebra cada 15 de febrero. Fue confesor y amigo de la hermana Santa Margarita María Alacoque, quien recibió las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús. De hecho, el padre Claudio fue el primero en conocer a través de Santa Margarita los planes divinos sobre esta devoción.
Al ser destinado a Inglaterra como predicador de la Alteza Real, el padre Claudio tenía que dejar Francia y en la despedida Santa Margarita le entregó una memoria breve con palabras de aliento y varios consejos. Este escrito se convirtió en un foco de luz para el Santo, ya que le trajo felicidad, iluminó sus años difíciles en Londres y le acompañó hasta su muerte.
Todos conocemos a una persona querida que por distintas circunstancias está por emprender un nuevo camino en su vida: un hijo que se va a estudiar, un hermano que se marcha para hacer un voluntariado o un amigo que busca trabajo o se muda a otro lugar.
En cualquier situación, dar un mensaje escrito breve pero sincero puede tener un impacto lo suficientemente fuerte para sostener a esa persona en la distancia y mantenerla presente incluso a través del paso del tiempo. Uno de los mejores regalos que podemos hacerle a alguien que está por hacer un cambio de rumbo, es compartir palabras llenas de amor.
Brindar apoyo
Nunca nos sentimos completamente preparados para los eventos de la vida porque mientras los transitamos vamos aprendiendo, sobre todo si son experiencias que vivimos por primera vez. Antes de emprender un viaje es importante prepararse, leer la información disponible y hacer todas las preguntas, pero al final hay un momento en que “hay que lanzarse”.
Ese es el momento en que una palabra puede hacer una diferencia para brindar apoyo en el impulso. Un cambio siempre está lleno de expectativa, pero también de miedo a lo desconocido o al fracaso. Puede ser un momento de gran estrés, y recibir comprensión y apoyo son razones por las que alguien puede abrirse a su sueño.
Recordar su propósito
Todo viaje tiene un propósito. Cuando alguien se va o emprende un camino nuevo es de gran ayuda recordarle el valor que existe en lo que va a hacer y la importancia de cumplir con los objetivos trazados originalmente. Esto le ayudará en los momentos decisivos a elegir bien y a no alejarse de lo que le conviene volviendo a ese punto originario.
Perseguir un propósito nunca está exento de atravesar dificultades. Aferrarse al objetivo nos permite encontrar el sentido para seguir adelante y no abandonar el sueño ante la primera duda. Palabras que reflejan lo que le acerca al sitio dónde quiere llegar o la meta que desea cumplir, son una suerte de “mapa” con el destino señalado; un recurso útil para tener a mano.
Agradecer las cosas buenas
Darle las gracias a una persona que se va no solo le dará tranquilidad en el momento de irse, sino que cuando esté lejos tendrá un gran consuelo al encontrar palabras que expresan lo mucho que es amado. Tal vez se trata de una hermana que estuvo contigo en un tiempo de crisis o una amiga que te ayudó a responder preguntas importantes. Dile exactamente y con detalles lo que significó para ti un momento compartido con ella o su presencia en tu vida.
Asegúrate de que nada quede sin decir para agradecerle, pedirle perdón y decirle que estarás bien. Esto proporciona una sensación de mucha paz. Es significativo usar recuerdos específicos para elaborar un mensaje. Por ejemplo, la primera vez que se conocieron, una anécdota memorable o una broma interna divertida que al leerla le alegre el día.
Animar a tener una disposición abierta
Todos naturalmente tenemos una reacción opuesta al cambio. Nos gusta sentirnos cómodos y sentir estabilidad. Cuando uno se encuentra en un lugar donde nadie lo conoce, una parte de la identidad sigue conectada con cosas y personas que se dejan atrás. Esto puede llevar a que sea fácil cerrarse a nuevas relaciones cuando el lazo que se deja atrás es fuerte.
Abrirse a establecer nuevos vínculos no significa olvidarse de la familia y los amigos. Es posible que los encuentre con facilidad e incluso que algunas relaciones terminen siendo más profundas que las que ha dejado temporalmente. Abrirse a un nuevo lugar y nuevas personas, puede traer tesoros para toda la vida. Anima a dar un paso hacia el asombro y a descubrir aquellas cosas buenas que están por llegar para sumar algo a su vida.
Entregar una palabra personal
Todo viaje es una oportunidad de crecimiento. Los amigos de verdad dicen las cosas y no se quedan solo en una fiesta de despedida. Si es alguien que conoces mucho, eres consciente de todo lo que le ha traído a ese lugar en su vida. Una persona de confianza puede comunicar dones, así como también aspectos para mejorar o en los cuales perseverar.
Cuando te sientes a escribir, ten en cuenta la personalidad y las necesidades de esa persona y piensa en aquello que puede ayudarle. ¿Suele apreciar el humor o apreciará algo más reflexivo? Personalizar el mensaje en función de las necesidades de esa persona que tanto quieres es lo que puede ser un recurso infinitamente valioso en esta nueva experiencia.
Recordar que puede pedir ayuda
No hay viajes sin desafíos. Es normal sentirse perdido con tanta información nueva, triste porque hacen falta cosas que ya no están o incluso confusión si la realidad es diferente a la que uno se había imaginado. Los obstáculos estarán a la orden del día y será importante recordarle que no estará solo en esos momentos de lucha.
Dile que nada podrá separarlos y que si regresa encontrará un corazón que le ama. Que no tema pedir ayuda cuando la necesite, tanto a otras personas como a Dios. Pídele que rece por ti, así como tú también rezarás por ella. Dios es fiel y es quien provee, trae fortaleza y bendiciones para la vida de ambos. Con esa fe, donde sea que vaya, nunca estará solo.
Vea también El sacerdote en los ritos de despedida de la Santa Misa
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